Muchos desconocerán quién es el Sr. Alfonso Rus.
Yo era uno de ellos hasta hace unos pocos días.
Hoy sé que el Sr. Alfonso Rus es Alcalde de Xátiva,
Presidente de la Diputación de Valencia y Presidente del C.D. Olímpic de
Xátiva, equipo de fútbol de la Segunda División B del fútbol español.
O sea, un señor con todas la letras, un caballero con cargos
y responsabilidades, presidencias e imagino con respeto y alta valoración
social.
Pues bien, este señor ha saltado a la fama (¡tantos cargos y
desconocido por la opinión pública!) porque al parecer se negó a que en sus
instalaciones se guardara un minuto de silencio por el alma del jovencísimo
portero -20 años, nacido en Mataró y de nombre Nil Marín- del equipo filial del
Girona, F.C. al inicio de la contienda contra el U.E. Llagostera, alegando que
las convicciones políticas del jugador eran cercanas al nacionalismo catalán,
al separatismo y por tanto al independentismo.
Me enteraba de esta noticia ayer por la noche mientras
cenaba en mi domicilio y en la TV –noticiero catalán, por supuesto- ofrecían
esta noticia. Hoy aparece en los medios gráficos, acompañando la carta que el
padre del jugador fallecido le dirige al mismo Sr. Rus.
¿Es verdad lo que los mass-media nos explican, Sr. Rus? ¿Es
cierto que usted negó el minuto de silencio de los jugadores de su equipo y de
los de su rival y de los espectadores que asistían al campo? ¿Seguro que todo
esto es verídico y no una invención de personas que le desean el mal o quieren
desprestigiarlo por alguna causa que desconozco?
Por favor, dígame que todo es falso.
Le ruego que desvíe un segundo de atención de sus múltiples
tareas y responsabilidades para decirme que todo es una enorme mentira, que
nada de lo que dicen atiende a la verdad, que usted jamás negaría el recuerdo a
un chaval fallecido trágicamente cuando iniciaba una vida que debía colmarlo de
alegrías a él mismo y a los que lo rodeaban, de un joven que practicaba deporte
y que podía ser ejemplo para muchos que destinan su tiempo a otras actividades
lúdicas no tan constructivas ni saludables.
Por favor, proclame a los cuatro vientos que todo es una
calumnia de mentes calenturientas, que usted y su directiva nunca jamás
actuarían en función de las creencias políticas de un casi adolescente que
amaba el deporte a través del fútbol, que practicaba un juego que requiere de
la asociación con otros compañeros, que necesita de la solidaridad para luchar
por el objetivo de la victoria.
Desmientas esta noticias, por favor, se lo ruego
encarecidamente.
Necesito seguir creyendo en el Hombre, así, con mayúsculas,
necesito creer en la solidaridad, en la humanidad de las personas, en la buena
fe, en el amor entre los seres de la misma y de diferente naturaleza, en las
actuaciones que no esconden intereses turbios o ganancias y réditos oscuros, en
que el Hombre no juzga a su igual por el color de su piel, ni por sus
creencias, ni por sus ideas, ni por ningún otro motivo sórdido amparado por
ambiciones erróneas y desmesuradas.
Precisamente esta misma mañana empezaba mis actividades del
día remitiendo un mensaje a una gran amiga en el que le decía que hoy deseo
especialmente dar las gracias a la vida por todo lo que me ofrece (¿qué por
qué? pues por nada en especial, por que sí, porque hay que saber dar las
gracias de vez en cuando, o eso creo yo), por lo que nos entrega a todos, tal
vez porque pensaba en la operación a la que durante esta jornada someterán a
una buena amiga común y deseaba enviarle ánimos y alegría, y también por mi convencimiento
y creencia en la vida y en la gente, en la bondad y en la belleza, en la
amistad y en el amor.
Sr. Rus Terol, permítame, no me lo impida con sus
actuaciones, que cada mañana me acerque a mi ventana con la sonrisa en mis
labios, con el corazón abierto a los demás y a la propia vida, con el alma
firme en el sentimiento de la bondad de la humanidad, con la alegría reventando
en mi cuerpo, con mis manos dispuestas a ayudar a quien de ellas precise, con
mis ojos abiertos para ayudar al invidente, mi voz buscando el eco para el
mudo, mis oídos para el sordo y con los cuentos que ideo y gusto de escribir
para que arranquen sonrisas de un niño.
Dígame, díganos que lo que nos explican es falso,
terriblemente falso, que no es cierto, que hubo un malentendido, que usted y
sus compañeros de Junta jamás se opondrían a recordar y respetar el alma de un
joven fallecido en accidente, y que aquellos que han puesto en su boca las
palabras “Si ha fallecido el portero del Girona, a nosotros no nos incumbe. Que
lo recuerden en su tierra.” son unos calumniadores que no saben de otras cosas
que no sean el odio, el rencor y el resquemor y la maldad. Que usted y sus
compañeros no son así.
Y si los hechos son como nos dicen, me entristeceré
profundamente, pero le aseguro que seguiré luchando para que la concordia y el
amor impere entre nosotros, y le aseguro que ni usted ni nadie podrá acabar con
mi optimismo por muchas otras veces que lo intente, y le diré por qué, copiando
a un pensador que esto dijo: si es necesario, para respetar su libertad, y
aunque me disguste hasta un punto insoportable, haré lo que haga falta para que
usted pueda volver a decir lo que parece que dijo si es que así considera que
debe hacerlo.
Reciba mi más cordial saludo, Sr. Rus Terol, Presidente y
Alcalde.