sábado, 30 de noviembre de 2013

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja y todo incluida). Capitulo 6 y último.

 
A la mañana siguiente, al poco de despertar, todavía sentado en la cama y entre bostezo y bostezo recordó lo que le había pedido el Mago Pamplinas, y pensó que tal vez lo que le había querido decir era que reflexionase sobre las peleas que con su madre y con su padre había tenido y que le había comentado.
Pero como que no estaba muy seguro de que eso fuese lo que realmente le había indicado el Mago pues lo dejó estar y además el aroma del pan tostado y de la leche caliente que su madre le estaba preparando ocupó todo su pensamiento.

Los días transcurren con mucha rapidez, y entre sus obligaciones diarias y los juegos con sus amigos de la Escuela y del barrio y alguna que otra pelea, ahora por la pelota y después por la bicicleta, y antes por lo que uno de los amigos dijo y que a él no le gustó y luego porque al llegar a casa con retraso su madre lo reprendió y el se enfadó, Fermín casi no tuvo un momento para pensar en el nuevo encuentro con el Mago Fermín, y la luna ya mostraba su cara de harina por la ventana de su habitación.

Y, así como de improvisó, ¡¡¡ zas !!! una brisa de luz celeste y plata a los pies de su cama se sentaba y como por arte de magia el Mago Pamplinas le saludaba.
- Buenas noches, Fermín. Al igual que en nuestra breve conversación de ayer una sola pregunta hoy te dejaré. ¿Has disputado o discutido durante el día de hoy? No me respondas a mí. Contéstate a ti mismo. Y después haz exactamente lo que ayer te indiqué-.

Las últimas palabras Fermín ya las oyó quedamente, porque el sonido del murmullo de la partida del Mago Pamplinas y el polvillo de las lucecitas de su rastro las empezaba a silenciar.
Sentado en su cama, Fermín no tuvo que esforzarse en demasía para recordar las diversas peleas y riñas del día, y cuando a pensar en que tal vez en exceso se producían el sueño decidió que por ese día todo concluía.

Estaba Fermín despojándose de sus legañas con el agua fría de la mañana cuando de golpe y porrazo le pareció que comprendía todo lo que le estaba
intentando transmitir el Mago Pamplinas con la insistencia de una sola pegunta en sus encuentros nocturnos, y sin más tuvo la determinación y la firme decisión  de no pelearse durante todo el día, y en el caso de que la oportunidad de disputar surgiese por evitarla se esforzaría o el acuerdo buscaría, y si al partir el sol el Mago Pamplinas volvía y la misma pregunta le repetía él podría decirle que creía haber descubierto el sentido de la pregunta que desde hacía dos noches le hacía.

Y llegó la noche y con ella la oscuridad y con un chispazo de luz el Mago Pamplinas a la habitación de Fermín.

- Te estaba esperando – le dijo excitado Fermín-. Puedo decirte que hoy no me he peleado con nadie, ni con mis padres ni con los amigos y amigas.
Esta mañana creo que he comprendido el por qué de tu única pregunta de los últimos días. Yo te pregunté sobre qué podía hacer para evitar que de forma constante y permanente se iniciasen guerras entre las personas y las naciones. Y tú me dijiste que seguiríamos el mismo consejo que hace un tiempo me ofreciste con ocasión del estudio de las matemáticas: aprender a aprender. Y hoy no he iniciado ninguna guerra. ¿Por qué? Porque cuando entre dos personas una de ellas no se quiere pelear, no hay pelea. Y yo no quiero la guerra. Por eso no la habido-.

- Excelente, Fermín – repuso el Mago Pamplinas -. Ahora sí puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que aprendiste mi enseñanza. Y que además supiste encontrar la forma de aplicar lo aprendido. Por tanto, ya eres una persona que sabe aprender a aprender. Pero déjame que todavía te haga alguna pegunta más. ¿No es siempre mejor en momentos de disparidad de criterios y opiniones buscar el acuerdo y el diálogo que lleva a la paz que no discutir y pelear que sólo a la guerra conduce?-.
- Sí, así es, Mago Pamplinas. Jamás olvidaré tu consejo. Siempre intentaré alcanzar acuerdos antes de pelear con otros –respondió Fermín, que estaba emocionado desde que oyó que el Mago Pamplinas le decía que había aprendido y sabido utilizar su conocimiento-.

- Esta es la forma con la tú puedes evitar la guerra, querido Fermín. Y si muchos como tú hicieran lo mismo en cualquier circunstancia y edad de su vida, la guerra desaparecería.
Haz de altavoz de esto que has aprendido: díselo a tus amigas y amigos, coméntalo con todos aquellos con los que te encuentres en tu vida, y si no te permiten en voz bien alta decirlo, practícalo con tu comportamiento y muchos te observarán y tu ejemplo seguirán. Y cuando eso se haya extendido como si de una mancha de aceite se tratara, la guerra habrá desaparecido-.

Y mientras Fermín intentaba controlar la alegría que lo invadía y darle las gracias al Mago Pamplinas quería se oyó un potente estruendo, similar al del trueno de la primavera, y toda la habitación de Fermín se inundó de una lluvia de estrellas multicolores y una paloma blanca inició su vuelo bajo un maravilloso arco iris hacia la ventana portando en su ala el bastón del Mago Pamplinas.

Fermín permaneció muy quieto con los ojos clavados en su ventana, y pensó que enorme suerte había tenido de conocer al Mago Pamplinas y sus enseñazas recibir, y supo, sin necesidad de que el Mago se lo dijese, que cualquier chaval de cualquier país y de época cualquiera que al Mago y su sabiduría desee conocer sólo tiene que citarlo con el corazón y el Mago acudirá, y esos pensamientos en su cabeza como la paloma blanca revoloteaban cuando lentamente recostó su cabeza en la almohada, y se durmió.

Y aquí finaliza esta Historia
que en mis años de universitario en Pamplona me explicaron,
y puedo afirmar que lo narrado es verdad y no miento,
porque tal como me lo contaron yo te lo cuento.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Lectura de una Lechuza de la prensa de hoy.


La Lechuza amanece con ciertas ganas de leer la prensa, y empieza por uno de los rotativos de mayor difusión en Catalunya.

El Partido Popular cierra la Radio y Televisión Pública Valenciana, porque dice el de la familia que mangonea en esas tierras desde el siglo XIII (E. Climent, dixit) que antes cierra la TV que un Colegio. O sea, el País Valenciano sin ningún medio de expresión en lengua catalana.
¿Obedece esta medida a cuestiones económicas o a otras?
Ayyy, la Lechuza no sabe mucho más que de rapacidades, así que dar explicación a ello mejor que lo hagan otros.

Berlusconi y su nueva novia, Francesca Pascale, siguen diciendo y haciendo una estupidez detrás de otra, pero a la niña bonita de la novieta se le ocurre que puede hablar del tema de la expulsión senatorial de su novio con el Papa Francisco, que dice que quiere arreglar muchas cosas pero del aborto… ni mentarlo.
A lo mejor les arregla la maltrecha parada romana a esta pareja, que durará dos días por el afán glotón del que aterrador italiano.

China, Japón y Corea se pelean por un espacio aéreo en función de las nuevas zonas aéreas diseñadas, tema que a los cultivadores de arroz de sus respectivos países les afecta hasta la ansiedad, según cree esta Lechuza.

El asesino etarra del niño Fabio Moreno, de nombre Javier Martínez, o sea vasco de pura cepa como indica lo de Martínez, es recibido con cohetes y aplausos en el barrio de Usausolo, Galdákano, Bizkaia.

El Juez confirma las cajas B del Partido Popular, pero el Jefe del Gobierno, la VicePresidenta del ¿mismo? y la Secretaria General de su Partido ni mú ni ná ni mé ni mó: no saben, no opinan, no contestan, no explican.

Wert, inefable amigo, se va del Congreso con una cara de ensaimada mallorquina satisfecha de mil para de narices. Sólo le votan y aplauden su Ley sus correligionarios, a pesar de que en máximo dos años esta nueva Ley estará en la basura, y la Educación a seguir y proseguir con sus fracasos (la Lechuza ha olvidado, por su cantidad, las Leyes de Educación desde la democracia, pero cree que no es necesario abundar en el tema).

Ana Botella sonroja (y ya no digo más).

O sea, ¿me vuelvo a la rama de mi árbol y escondo el morro -perdón, el pico- entre las alas para que mi turbación se vea menos?

…..

Espera, espera,…. bueno, ¡ HOMBRE !, ya era hora !!!
La Lechuza lee el artículo de la Rahola, que no negaremos que el arte de la pluma, la suya, no las mías, lo domina y bien, y no es momento de recordar sus devaneos con el P.I. de hace unos años con el Seis Alas (Ángel Colom i Colom, que traducido aunque no debe ser el caso porque los nombres y apellidos no se traducen, sería Ángel Paloma Paloma, y de ahí tantas alas como seis. Y me permito en esta ocasión la licencia porque la Paloma es ave como la Lechuza) que dice que el Presi de este País llamado España ni se inmuta, ni se despeina con el tema de las cajas B, y su portavoz áulica sólo comenta alguna memez (este calificativo es de mi cosecha, un poco bestia, lo sé, pero es que…) con su arrogancia y desprecio habitual.

Dice la escritora asimismo que en Letonia dimite en bloque todo el Gobierno a raíz del desastre acontecido con el derrumbe de un Centro Comercial, y aquí la Botella parece que ve la ídem llena con el asunto Madrid-Arenas.

Y finaliza la Rahola, y también este artículo de El Grito de la Lechuza, con el tema de que la Ley de la Transparencia parece que no afectará ni a reyes ni a sus adosados, por lo que es evidente que es mejor en este país tocar el dinero público que tocar el piano (ver artículo titulado La Pianista de Puigcerdà, para entender los del piano).

Adiós, lechuzos míos.
Volad alto !!!

Mañana será otro día, y volverá a salir el sol que a mi me oculta.

El Grito de la Lechuza
Barcelona, 29 de noviembre de 2013

jueves, 28 de noviembre de 2013

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja y todo incluida). Capítulo 5.

 
Al día siguiente, nada más despertarse, Fermín recordó con absoluta nitidez la conversación de la noche anterior con el Mago Pamplinas, y se dispuso, tras su aseo personal, a proseguir con ilusión desbocada con la preparación del viaje a la Costa Brava.

Pero mientras conocía y memorizaba el nombra y la ubicación de pequeños pueblos y descubría costumbres de sus aldeanos y se informaba sobre sus Fiestas Mayores en los folletos de la Costa Brava que su padre había llevado a casa desde la Agencia de Viajes que organizaba sus vacaciones, Fermín se dio cuenta de que lo que de verdad deseaba era que el día transcurriese deprisa, muy deprisa, para que llegase la hora de reunirse de nuevo con el Mago Pamplinas en su habitación.

Y casi sin que Fermín se diese cuenta el sol empezó a ocultarse y la noche volvió a visitar su domicilio.

En cuanto se echó en la cama y entró en ese estado de somnolencia despierta que precede al sueño se iluminó de nuevo su habitación con una intensa luz similar a la de los rayos en las noches de tormenta y observó que a los pies de su cama se hallaba el Mago Pamplinas sentado.

Se dieron ambos las buenas noches, y el Mago con estas palabras a Fermín se dirigió:
- Antes de que el sueño te domine, que fácil es adivinar que no tardará mucho en suceder ya que cansado te veo, voy a hacerte una pregunta sencilla que responderás y poca explicación necesitarás. ¿Has peleado o discutido hoy con alguien y nos has hecho luego las paces, Fermín?-.

Y Fermín, que luchaba por que sus ojos permaneciesen abiertos pues el sueño empezaba a invadirlo con suavidad de algodón, le dijo que sí, que en varias ocasiones con su madre porque le exigía ordenar su habitación y mesa de trabajo y él quería jugar y durante la cena también con su padre porque le obligaba a no poner los codos sobre la mesa y eso le costaba y no le parecía a él importante, pero que no era preciso hacer la paz con ellos porque mucho lo querían y siempre sus riñas olvidaban.

El Mago Pamplinas asintió con una leve inclinación de su cabeza al tiempo que en su rostro y en su ojos se leía que ya sabía de esas disputas diarias, y esto le dijo a Fermín:
- Mañana, cuando despiertes, quiero que pienses en lo que acabas de explicarme, y a la misma hora que ayer y que hoy aquí en tu habitación de nuevo nos veremos-.

Fermín se quedó algo confundido y cuando iba a preguntar qué en qué debía pensar y que si eso era todo lo que tenía que decirle, oyó un sonido parecido al siseo del chupinazo cuando asciende al cielo y que da inicio a los encierros de San Fermín, y un destello de luces de colores iluminó toda su estancia, por lo que de inmediato supo que el Mago Pamplinas ya había partido.

Y dulcemente se durmió.

(continuará)

miércoles, 27 de noviembre de 2013

De el Mago Pamplinas para Víctor Domingo.

Víctor,

Faltan un par de capítulos. Lo sé.
De la Historia del Mago Pamplinas.
No me he olvidado, ni de ti, ni del Mago.
Claro que no.

Es que como tu mamá me dijo que estabais con algo de ajetreo pues yo ahora leo y también tengo un poco de jaleo.

Pero el Mago me ha visitado esta noche, y me ha sugerido, diría yo que exigido, que acabe su Historia, porque parece que esta noche habló contigo y tú así se lo has pedido.

Y como al Mago hay que darle siempre la razón para que su magia sea para nuestro corazón, lo que esta noche me dijo el druida en poco tendrá su petición cumplida.



La Pianista de Puigcerdá.

Hoy la Lechuza vuela.
Sigilosamente. Como todas las Lechuzas.
Y vuela mansa, hoy, por feliz.

La Audiencia de Girona ha decidido que la Pianista de Puigcerdá no tiene culpa.
Que no se va a la cárcel siete años y pico por tocar el piano.
Que si su vecina se volvió loca sería por su culpa o por otra causa, no por el arte de la música que recorren sus dedos ni por el piano de la Pianista (con la “P” en mayúscula, Laia).
La Audiencia ha dicho que la denunciante y sus letrados no tienen razón.

(A título informativo: Este proceso ha necesitado de seis años de tramitación, cuatro días de juicio con tres acusados -la concertista, su padre y su madre por ser los compradores del piano-, veintinueve testigos y seis peritos.
Y, añade este corresponsal, todos nosotros, que somos los españolitos de España, los que pagamos).

La lechuza no cree en la Justicia de este país, como casi todos los lechuzos, pero hoy descorcha cava catalán, y sin miedo a boicots de la españa (la minúscula de le “e” es a posta) rancia.

¿Se imagina usted que mañana un vecino le denuncia porque dice que usted lee y declama poesía demasiado alto y perjudica a la salud de su oído? Y después el fiscal pide siete años de prisión para usted, lector amante de la poesía.
¿O que el óleo de sus pinturas, porque a usted va y le da por pintar, huele mal y le molesta en el hocico a una vecina? Y el fiscal pide siete años de prisión, para usted, sí, para usted, pintor o pintora. No se me manche ahora por la impresión.
¿ O que los macarrones que usted cocina le molesta a la pituitaria de su vecino? Y el fiscal solicita siete años de prisión, y que usted no cocine ni pueda ejercer de cocinero si fuese el caso.

Yo no soy abogado ni justiciero, que debe ser el apelativo de los que saben de ello, pero, ¿no dice la Constitución, esa que no nos dejan tocar porque sólo la tocarán ellos cuando les de la gana, que a nadie se le puede prohibir ejercer su profesión? Y si es así, ¿qué pide el fiscal y la acusación particular? ¿Algo imposible? ¿Algo que no es legal? ¿Pero no son ellos los justicieros?

¿Y qué le parecería a usted que si por recitar poesía, por pintar al óleo, o por cocinar macarrones le piden más de siete años de cárcel cuando ayer al ladrón de Castellón sólo lo condenan con cuatro años y encima el tipejo está contento y declara con todo su careto en la TV que todos vemos que ya lo pueden esperar y que esperen porque él, con sus gafas de color oscuro al estilo mafia de los de su estilo, está encantando?

La justicia en este país es de chiste, como corresponde a un país de pandereta, pero en esta ocasión, para la Audiencia de Girona…
olé y olé y olé!!!

Pianista de Puigcerdá, cariño, tócala otra vez y muy alto, para que todos te oigamos, guapísima !!!

Firmado por:
El Grito de la Lechuza
27 de noviembre de 2013

martes, 26 de noviembre de 2013

Exclusiva de nuestro corresponsal, que firma como “El Grito de la Lechuza”.


Ayer nos informaron de que al ex Presidente de la Diputación de Castellón le condenaron con cuatro años de cárcel o de privación de la libertad y con el pago de 1,3 millones de euros en concepto de multa por delito fiscal.

Hasta aquí nada especial. 
Salvo que seguimos con esta crónica del desamor a la que nos obligan toda la casta política del país.

La sorpresa de la Lechuza aparece cuando oye que ese señor (¿??) dice que está muy satisfecho con la decisión judicial porque no se le condena ni por soborno ni por corrupción, sino sólo por delito fiscal.
Al mismo tiempo conoce esta Lechuza que a su excelentísima esposa y señora (perdón, desde que ricos ambos, son ex pareja) también le cae cárcel y euros de multa.

La lechuza supone que ni el uno ni la otra ingresarán en prisión, porque de recurso en recurso se van los años cantando a otra parte y si no es el recurso pedirán el indulto al gobierno, y como que todos ellos son los mismos pues tiro porque me toca que ahora juego a la oca.

Bien, pues resulta que esta Lechuza tiene amigos y amigas que sufren (y mucho), y entre ellos la propia Lechuza se cuenta, que cuando les llegan uno de esos sobres de Hacienda con un cuadradote negro invadiendo más de la mitad de la superficie del mismo, y la primera reacción que les asalta es pensar que qué caray han hecho mal o qué han dejado de pagar para que el ratoncito llamado Ministro de Hacienda y sus chicos les reclamen.

Y sin embargo ese señor (¿??) de Castellón está contento con su multa y sus cuatro años en prisión, y considera que su honor está libre de toda duda y sospecha, porque no lo han condenado ni por soborno ni corrupción ni por cohecho ni por nada que suene tan como mal.

Este primer grito de la Lechuza es de angustia, es de llanto. 
Es más un lamento lastimoso y silencioso, casi angustioso, que un grito. 
Es recogido.
De corresponsal en la desesperación.
Es desgarrador en el silencio, es de impotencia, es el lamento de los sin voz que somos casi todos los que estamos en este desierto que es este país.

Esta lechuza se arranca las plumas a mordiscos, que no a picotazos.
La lechuza llora.

Mi grito que no lo es porque es lamento no llegará mucho más allá del árbol desde el que observo, pero no puedo ni quiero dejar de lamentar (¿o ahora es mejor decir GRITAR?) mientras me quede una pluma.

Firma: El Grito de la Lechuza.
26 de noviembre de 2013

sábado, 23 de noviembre de 2013

Cuento muy corto y que desearía que lo fuese mucho más, incluso que no fuese cuento.


Con todas las mujeres de mi vida, que son pocas, no se vaya usted a creer, me pasa lo mismo.
Me muero, me desvivo por obsequiarlas, y cuando con una ilusión que me desborda les entrego mi obsequio o no les gusta o no se manifiestan o ponen esa cara de no sé ni contesto y me devuelven una mirada como sin agua.
Entonces yo busco en sus ojos esos rincones que dicen cosas y no encuentro ni las cosas ni lo rincones, y se me enmarañan los sentimientos en el pecho y no es que me sienta despechado, que no, que no es eso, es sólo un algo desdichado.
Pero yo, con mi regalo, y a lo hecho, pecho.

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja y todo incluida). Capítulo 4.

 
Finalizó el curso escolar de Fermín un día de junio antes de San Juan, y en ese último día de clase el Maestro entregó a cada alumno sus calificaciones escolares.
Fermín obtuvo en la asignatura de matemáticas la calificación de excelente, y en el resto de materias notas de sobresaliente y notables altos, por lo que tanto él mismo como sus padres se sintieron muy satisfechos.

Fermín ocupó los días siguientes a la finalización del curso académico con la preparación del viaje veraniego, con su familia, a las playas de la Costa Brava catalana, a Platja d’Aro, antiguo puerto de pescadores, Sant Feliu de Guíxols, con su magnífica bahía rodeada de pinos, encinas y alcornoques, Palamós, en el Bajo Ampurdán, con su puerto deportivo, L’Escala, pequeña población dedicada en cuerpo y alma a la pesca en los bancos de anchoas y a su conserva en salazón, famosa en todo el Mediterráneo por su excelente calidad y sabor, el golfo de Roses al sur del Cap de Creus con extraordinarias calas,… y una de esas noches, unos días antes del inicio del viaje, ya con la luz de su mesita de noche apagada y él en ese estado relajado que precede al sueño, volvió a aparecer en su habitación, tras una ráfaga de luz de polvo de estrellas, el Mago Pamplinas, que fue a sentarse de nuevo a los pies de su cama.

Y antes de que Fermín se recuperase de su sorpresa, el Mago Pamplinas se dirigió a él con su voz profunda pero al tiempo sedosa, cálida y calurosa:

- Buenas noches, Fermín. He sido informado de tus calificaciones escolares, y tras la lectura de las mismas he deducido que ahora ya gustas del estudio de las matemáticas. ¿Es realmente así, Fermín? – le dijo el Mago Pamplinas.

- Me gustan mucho las matemáticas, Mago Pamplinas, y también la aritmética y la geometría, porque muchas preguntas al Maestro le formulé después de tu visita de hace unas semanas, y sus respuestas sembraron la semilla de la curiosidad en mi corazón. Y me informé de cosas que me encandilaron como que Pitágoras formuló un teorema que lleva su nombre y que explica el sentido de los triángulos, y que también se interesó por la moral, por la vida recta y austera, y que él mismo y sus seguidores rechazaban la guerra – respondió entusiasmado Fermín.

- Es decir, Fermín, que entendiste mi mensaje y comprendiste que estudiar es el arte de aprender a aprender, y eso te ha llevado a interesarte por el conocimiento – concluyó el Mago Pamplinas.

- Así es, Mago Pamplinas – dijo Fermín – y el deseo de saber me plantea muchas preguntas, y de algunas de ellas por más que investigo no consigo dar con la respuesta acertada-.

- Dime qué pregunta no sabes solucionar, Fermín, y ahora que la primera lección bien la aprendiste y no cayó en saco roto, veré de qué forma puedo ayudarte – respondió el Mago Pamplinas.

Y esto le dijo Fermín:
- Como te decía antes, supe que Pitágoras y sus discípulos repudiaban las guerras y de eso hace muchos cientos de años y me parece que es un pensamiento sabio, pero sin embargo oigo en la televisión y en la radio, y en conversaciones de mis padres y sus amigos y también en la Escuela entre los profesores y en muchos otros lugares, que hay en el mundo muchas guerras y que las naciones se pelean entre ellas y se declaran la guerra. ¿Qué hay que hacer, Mago Pamplinas, para que eso no suceda?-.

Y el Mago Pamplinas así le contestó:
- Vamos a utilizar la misma enseñanza que te transmití para que con las matemáticas amistases. Pero habrá que dejar pasar todo un día para ello. Por eso, mañana a la misma hora nos veremos aquí en tu habitación-.

Y dicho esto un nuevo resplandor iluminó la habitación y el Mago Pamplinas se volatizó acompañado de un ligero zumbido que ya no llegó a oír Fermín porque el sueño le había vencido.

(continuará)

jueves, 21 de noviembre de 2013

Diario de hoy.


Hoy amanecí oscuro.
Ayer me llegó un correo donde sin decirlo del todo dicen que no hacemos una campaña de publicidad.
La trabajé con mucho amor porque era para una ONG y era para un amigo que es el Presidente y que le pesa, la Presidencia y la ONG.
Recuperaba un tiempo donde la publicidad la veía de lejos y me apetecía acercarme de nuevo.
Estaba ilusionado por sentir de nuevo el nervio de saber si la idea lograba resultado. Pero no me está permitido sentir la ilusión de nuevo. La están adaptando a eso que llaman formato digital. Mi idea la adapta otro. Lo hará bien. Seguro. Pero a mí ni me han consultado.
Por eso amanecí oscuro.

Hacia frío, por la mañana.
La mañana era fría. Por eso hacía frío.
A mí me gusta.
Hoy no.
Una amiga me regaló calor. Me dice estupendo, a mí me dice estupendo, sí, a mí. Si un día tengo una bodega que haga brandy o vino le llamaré Estupendo.
Después se me ocurre pensar que estupendo se parece a estúpido y me hago un lío. Suerte que estúpido lleva acento y estupendo no. Eso hará que no me confunda más.
El día sigue oscuro.
Sólo luz en muchos chaps-chaps de mi amiga.
Suerte.
De los chap-chaps.
Y de tener una amiga

Tengo que almorzar con mis hermanos. Me da una bronca de miedo. Llamo a Pía y le miento que me encuentro mal. Pero es que en realidad me encuentro fatal. No físicamente. Moralmente. Pero voy al almuerzo.

En los FF.CC. de la Generalitat suena un altavoz y dice que “no se permite sentarse en tierra”. Bueno, lo dice en catalán. O sea, que ahora ya ni sentarnos podemos en toda la Tierra. Los gobiernos sólo prohíben, pienso. Pero nunca a ellos mismos. Lástima.

La comida con mis hermanos bien. Nada especial. Bien. Se meten con mi pelo largo, con mi forma de vestir, con lo que pienso de la política,… pero bien. Normal. Habitual. Sin cambios.

Salgo de la comida mientras mi hermana sigue con su infusión eterna. Pesada de cojones. Si está caliente, porque está caliente, si fría, porque fría, y si templada, que está en medio, pues por eso, porque ni fú ni fá. Pide la carta de infusiones y pide la que no tienen. Así es. Ella. Todos.

Salgo y compro unos brownies. Mi amiga me dice que se sentará encima de ellos porque en la tierra está prohibido. Sonrío. Qué bien.
Amaneció oscuro y amenaza lluvia. Pero ni eso. No llueve.
Y el paraguas se me despistó en “El Canalla”. Me gusta el nombre del Bar. Canalla. Fantástico. Noooo, estupendo!!!

Regreso a casa y a eso de la 18 h. se me ocurre ir a besar a gente del barrio porque hoy, que está oscuro, necesito dar amor que también es recibirlo. Nadie me mira mal.
Cuando llego a los comercios de mi barrio lo digo a lo bestia: vengo a besarte porque tenemos que amarnos.
Ni en el Treze, ni en la Floristería, ni en El Canalla, ni en la Panadería, ni en la Pizzería, ni en el Bar de Juan Carlos, ni en el Colmado Cactus, ni en ningún lado me miran mal.

Creo que todos necesitaban que los besase.
Ya lo he hecho.

No es que me encuentre de narices, pero mejor que antes de que oscureciese sí, que fue ayer o esta mañana, o cuando fuese, pero todo estaba oscuro. 

Ahora no.

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja y todo incluida). Capítulo 3.

 
Pero vamos ahora a narrar alguna de las magias potagias del Mago Pamplinas de entre las miles y miles que su noble pluma firma, porque tantas son que no hay en todo el mundo ni papel ni tinta para escribirlas ni voz humana para relatarlas.

Había una vez un chaval todavía chico, no tenía más de 10 años, que no alcanzaba a comprender por qué debía estudiar en el Colegio la asignatura de matemáticas. Además, le costaba mucho trabajo comprender las artes y combinaciones de los números, hasta el punto de que en muchas ocasiones no lo lograba y ello provocaba el enfado de su Maestro y en ocasiones algún que otro castigo.

Cuando al acabar el día en su casa sus padres le preguntaban por su jornada escolar, Fermín, así se llamaba nuestro protagonista, no tenía más remedio que explicarles, entre las otras cosas acontecidas en el Colegio, su problema con las matemáticas y el malestar que ello generaba en su relación con el Maestro.
Sus padres le daban la razón al Profesor, lo cual provocó que Fermín tuviese un gran rechazo por esa materia, hasta el extremo de que se convenció a sí mismo de que las matemáticas no servían para nada y que ninguna falta le hacían, y es por ello que decidió negarse a estudiar esa disciplina.

Y como que tanto el Colegio como sus padres le obligaban a esforzarse en el aprendizaje de las matemáticas, Fermín se sintió muy desafortunado e incapaz de saber cómo afrontar el problema, porque el asunto en un problema se había convertido.

Y fue uno de esos días cuando, después de la cena y de dar las buenas noches a sus padres y estando ya en su cama en estado de duermevela, se le apareció junto a su lecho un personaje que por sus vestimentas le recordó a los Magos que en algunos Cuentos había tenido ocasión de conocer, y aunque Fermín se sorprendió sobremanera, de inmediato se tranquilizó cuando de labios del Mago esto oyó:

- “Hola, Fermín. Soy el Mago del Valle de Belagua, conocido como el Mago Pamplinas, y he tenido noticias de tus dificultades con las matemáticas. Deseo ayudarte porque estoy seguro de que eres un buen chico y deseas ser un excelente estudiante. Pero dime, ¿es verdad que no consigues comprender esta materia?”.

Fermín, ya rehecho de su sobresalto inicial, y sabedor de que el Mago era una persona buena y que ayudarle pretendía, esto le contestó:
- “Sí, así es. No comprendo las matemáticas, no consigo entender para qué sirven y como que estudiar esta asignatura mucho esfuerzo me cuesta y muchos castigos me comporta, pues decidí que no quiero estudiar ni aprender las matemáticas”.

Y fue entonces cuando el Mago Pamplinas, con mucha parsimonia pues las palabras que deseaba pronunciar meditación precisaban, tomó asiento a los pies de su cama y estas palabras le dirigió:
- Fermín, escúchame con atención.
El Padre de las matemáticas fue un sabio que hace muchos años, unos dos mil quinientos años antes de hoy, en el mundo vivió y por todos y por siempre es conocido con el nombre de Pitágoras.
Él a todos nos enseñó que las matemáticas son el lenguaje de los dioses y que entender esa lengua es conocer y desentrañar todos los misterios del universo, todas sus formas y todos sus fenómenos, porque todo se basa en las relaciones que las combinaciones de los números establecen.
Y para tu mejor comprensión un ejemplo digno para esta ocasión: las notas musicales se basan en la longitud de la cuerda que hacemos vibrar, y para determinar diferentes longitudes y en consecuencia diferentes sonidos debemos conocer, mediante los números y que en esta ocasión llamaremos centímetros, cuántos tiene cada cuerda y así identificamos cada sonido.
¡ Y eso son matemáticas !
Y así, Fermín, podría ofrecerte muchos ejemplos, pero en este primer encuentro contigo un consejo muy importante quiero dejarte: en la vida, y ante todo, respétate a ti mismo. Y piensa que cuanto más y mejor conozcas al universo, más te respetarás. Y como que ya te he explicado que el universo utiliza el lenguaje de los números, debes aprender y estudiar su conocimiento. Y ¿cómo tienes que hacerlo? Pues no se trata exactamente de estudiar, debes aprender a aprender, y con ello bastará-.

Y cuando Fermín salió del ensimismamiento en que se hallaba por la atenta escucha de las palabras del Mago Pamplinas, cayó en la cuenta de que a los pies de su cama ya no había nadie sentado y que un halo de luz empezaba a disiparse en dirección hacia la ventana de su cuarto.

Al amanecer siguiente, ya en la Escuela, Fermín empezó a formular preguntas y más preguntas al Profesor de matemáticas, porque al despertar por la mañana había notado una extraña sensación en su cuerpo y en su cabeza que no sabía explicarse muy bien, pero que le decía que tenía un gran deseo por conocer el corazón y el alma de las matemáticas, y sin saber muy bien por qué sabía que eso le enseñaría a conocer el mundo en el que vive.

Y el Mago Pamplinas, que en su Valle hablaba en ese momento con un urogallo sobre la humedad del sotobosque, sonrió.

(continuará)

martes, 19 de noviembre de 2013

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja incluida y todo). Capítulo 2.

 
Pero vamos ya con el protagonista de nuestra Historia.

Nuestro Mago nació en el Valle de Belagua de la tierra de Navarra en tiempos tan remotos que se pierden en la memoria.
Desde que él mismo supo que había nacido Mago, decidió que se llamaría el Mago Pamplinas, y la razón de este curioso nombre la comentaremos más adelante.

En los primeros días de su vida mágica aprendió de su madre que todas las mañanas lo primero que se debe hacer es asearse, porque empezar el día buscando la pureza que es frescura y lozanía es empezar bien el día, y así lo hace cada día en las aguas del río Bidasoa, o en las del Urumea y a veces también en las del Leizarán, dependiendo del lugar por el que transcurren sus correrías y actividades de Mago de los bosques y los montes navarros.

Por lo general, sus días transcurren bastante ociosos entre los abetos y las hayas y los pinos negros de los altos picos navarros, desde el Katxela que no alcanza los dos mil metros, pasando por el Arlas, que rasca con su cima los dos mil, el Añelarre, que para envidia del anterior los supera, y hasta el Pic d’Anie, que ya se eleva por encima de los dos mil quinientos metros de altitud sobre el nivel del mar.

Su actividad más importante es dialogar con los animales que pueblan las montañas y valles húmedos del norte y las tierras de clima mediterráneo del sur.
Habla con las águilas, con los urogallos y los quebrantahuesos, y a veces con las marmotas, en castellano y en euskera, pues todos ellos dominan los idiomas de su tierra y con los idiomas en el reino animal no existen los problemas que otros pobladores de la tierra inventan.

Sólo renuncia a su rutina diaria cada trece de julio cuando abandona por ese día su sombrero largo en forma de cono muy puntiagudo y la larga sotana color otoño, porque asiste, vestido con el atuendo tradicional de sombrero roncalés, capote negro y calzón corto, además de la varita mágica que siempre le acompaña, a la Fiesta del Tributo de las Tres Vacas en la Piedra de San Martín, fiesta que celebran desde tiempos antiguos los habitantes del Valle de Baretous y los del Valle del Roncal, y que finaliza tras la entrega de las vacas por los del norte a los del sur al grito y juramento de “Pax Avant” (la paz avance).



¿Y qué os puedo explicar sobre el nombre de Pamplinas del Mago navarro del Valle de Belagua?
Pues hay varias opiniones y estudios muy concienzudos sobre el origen de su nombre.

Destacaré dos de ellas.
Dicen los estudiosos de los orígenes del nombre del Mago Pamplinas que su madre decidió así llamarlo porque la capital de Navarra es Pamplona, que también da nombre a la merindad correspondiente, y de esta forma honraba la población más importante del territorio que su hijo el Mago iba a habitar por los siglos de los siglos.

Otros opinan que el nombre tiene su razón de ser en el convencimiento que su madre tenía acerca de la sustancia y esencia de la magia que el Mago nos regalaría, y que no es otra que los consejos, las acciones y recomendaciones que ofrecería y que en apariencia son carentes de importancia, con escaso fundamento e incluso de escasa utilidad, pero que la madre del Mago sabía que en verdad no era así sino más bien todo lo contrario, porque todas las cosas realmente válidas y profundas de la vida presentan una apariencia escasa y humilde, ya que todo lo noble y valeroso gusta de la humildad y desecha la frivolidad de la exhibición y el ostento.

Yo apuesto por dar validez a las dos propuestas, pues en el primer caso es bien cierto que la capital de Navarra es Pamplona y que Pamplinas tiene resonancias fonéticas muy similares, y la segunda opinión también me parece no sólo correcta sino muy cabal, porque los hechos que ahora os narraré demostrarán que los consejos y recomendaciones que el Mago Pamplinas ofreció y prosigue ofreciendo a muchos niños y niñas que a él recurren son tan simples y tan sencillos que si bien tienen traza de vanos y estériles cuando el Mago los regala, cuando se atienden ofrecen enormes frutos y bienaventuranzas a todos los que los  practican gracias a la gran sabiduría que encierran y atesoran.

(continuará)

domingo, 17 de noviembre de 2013

El Mago Pamplinas. (Un cuento de estructura literaria clásica. Con moraleja y todo incluida). Capítulo 1.


(Esta Historia está dedicada a un chaval que no conozco pero sé de él que entre sus aficiones destaca la de leer, y que entre sus lecturas alguno de mis Cuentos se cuenta, y a mí me encanta porque mucho me interesa su opinión conocer.
Si esta Historia ayuda a cultivar su imaginación, muy feliz y dichoso me sentiré y esta narración con su cometido habrá cumplido.
Este chico se llama Víctor, tiene ocho años y vive en Pamplona, y su madre atiende por las iniciales M. G., y el arrullo de una paloma blanca me ha explicado que ella en los últimos tiempos muchas cosas buenas ha aprendido tras meditar lo que ha vivido). 




Dejadme que os cuente la historia de un Mago que nació y vive en el Valle navarro de Belagua, y que aún no siendo tan conocido como sus camaradas el Mago de Oz y Merlín el Mago, bien merecería gozar de mayor fama, prestigio y reconocimiento ya que muchos niños y niñas en alguna ocasión han disfrutado de sus consejos y enseñanzas, y han visto también como sus predicciones se cumplían.

El Mago de Oz tiene tanta notoriedad y prestigio que a veces eclipsa a otros como el Mago Pamplinas, y os explicaré por qué.

La historia nos enseña que los magos, los druidas y los bardos, los chamanes y los adivinos son nativos de la vieja Europa, y sin embargo el Mago de Oz fue el primer Mago americano, concretamente de Kansas, de renombre y con gran popularidad gracias a las aventuras que tuvo con la niña Dorothy, su perro Totó, el hombre de hojalata, el león cobarde y un espantapájaros entre otros personajes.

Y al ser el primer Mago de más allá de uno de los grandes mares, el Mar Atlántico, y de un país que es muy importante en el mundo, pues adquirió y ya no abandonó muchísima relevancia y celebridad.

Y, por otra parte, Merlín el Mago también goza de mucha reputación y nombradía porque desde su Gales natal participó en muchas de las hazañas y lances de los famosos Caballeros del Rey Arturo.
Merlín, además, nos enseñó a todos algo de suma importancia en el mundo de los Magos, que es que ellos son inmortales y por ello el nombre que al nacer le puso su madre fue el de Ambrosio, que significa exactamente “inmortal”, aunque luego ejerció la magia bajo el sobrenombre de Merlín.

Si no conocéis las historias y andaduras de estos dos grandes Magos, os aconsejo la lectura de sus libros, ya que además de practicar la lectura descubriréis divertidas aventuras, mundos fascinantes y misteriosos y podréis conocer sabios consejos que os ayudarán en muchos momentos de vuestras vidas.

(continuará)

martes, 12 de noviembre de 2013

Carrera amañada.

 
El martes estaba de nuevo en España, cosa nada extraña, pues es un país que visita cincuenta y dos veces al año.
Era el mes de noviembre cuando el martes se dio cuenta de que tenía que hacer alguna cosa ya que si no la hacía caería en día trece, lo cual como todo el mundo sabe, es señal de mal augurio.

Y decidió empezar a correr y a correr como si de algo huyese, y tanto se apresuró que su objetivo cumplió y de su carrera se fue a descansar en día doce, y así evitó los infortunios que la coincidencia con el número pudiesen ocasionar.

Pero el martes, tras un breve descanso de veinticuatro horas, con su veloz carrera prosiguió, y atravesó los Pirineos, y cuando ya se hallaba en el país del norte cayó en la cuenta de que el tiempo no perdona y como que tanto se adelantó fue a caer, ya en el siguiente mes de diciembre, en un viernes que era día trece y, como sabe todo el mundo, en otros países distintos del nuestro ese es el día de mal presagio.

Y entonces el martes se deprimió al constatar que el tiempo es inexorable.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Que sé yo !

 
Bastantes meses después de conocerla y de acariciarle de forma casi intangible la mejilla con el dorso de mi mano, era la segunda vez que lo hacía con una desconocida, me confesó que en ese primer contacto, no el del dorso de mi mano con su mejilla si no el de nuestro contacto personal, la decepcioné.

Pensaba ahora en ello no sé por qué y se me ocurre pensar que la primera vez que conoces a alguien es bueno decepcionar. Así no creas expectativas. Así eliminas presión.
Creo que si después esa otra persona sigue contigo es que mereces la pena, o que no va a exigir demasiado, o que percibe algo que le hace creer que por qué no seguir apostando por ti, averiguando quién y qué eres, o que la impresión inicial no era del todo correcta, o que el primer contacto fue superficial y cuando te conoce más eres otra cosa, o… que sé yo !
Pero es bueno decepcionar un poco, pienso.

O a lo mejor es al revés, por tanto a lo peor, o sea que es malo, porque como que no dejas que te exijan resulta que eres tú el que quiere demostrar y entonces la exigencia es sobre ti mismo y puede que hasta sea peor que la exigencia del otro, o… que sé yo !

Pero el hecho es que la decepcioné, o eso dice, pero se hizo mi amiga y aquí sigue. O yo me hice amigo suyo y el que sigue soy yo. O ambos nos decepcionamos, bueno yo no porque no esperaba nada, ni siquiera esperaba volver a verla, pero quiero ahora suponer que sí me decepcioné para ser igual que ella, y así parir de un mismo escenario porque si no serian dos y la cosa se complicaría bastante, y por eso seguimos con la amistad, porque no creamos expectativas, o porque eliminamos presión, amistad que parece que empezó entonces, no por la caricia del dorso de mi mano a su mejilla, si no porque allí fue el primer contacto al que luego siguieron otros y siguen hasta hoy.
O … que sé yo !

O a lo mejor, (en este caso no puede ser a lo peor porque aquí no hay opción para él), es que cuando dos puntos del universo tienen que encontrarse ya se ocupa el propio universo de encontrar la conexión.

O… que sé yo !

martes, 5 de noviembre de 2013

Desayuno sin diamantes pero con digresiones filosóficas (o quasi).

 
Esta mañana releía un artículo de prensa en el que se mencionaba al científico y botánico y geógrafo y poeta y también aventurero Theódore Momod, que después de un desengaño amoroso se fue al desierto para convertirse en el gran conocedor del mismo y que en 1940 halló una flor que jamás ha vuelto a ser vista.

El artículo me ha hecho pensar en que a veces yo también tengo la sensación punzante de que estoy buscando algo y que en cualquier momento aparecerá ese algo que volverá a cambiar de forma radical mi vida.
Entonces he pensado que podría irme al desierto a buscar esa flor.

Pero la mente es muy rara y complicada e incluso, a veces, retorcida, y en vez de llevarme al desierto me ha trasportado, tal vez porque debía prepararme el desayuno, a un exquisito y simple manjar que se conoce como “La Tostada del Desierto”.

Y esta es la receta, que transcribo después de una degustación gloriosa y de remitírsela a un pariente, más amigo que familia, al que denomino en muchas ocasiones “Zampabollos”, ¡ porque mira que le gusta deglutir !

Pan del día anterior, para que haya secado un poco, bien tostadito, rociarlo con un buen aceite de oliva virgen extra y después cubrir cada tostada con miel abundante.

Para beber, un buen vasito de vino tinto (Rioja, Ribera del Duero, Penedés,...) o para aquellos que no gusten del vino por la mañana, un vaso de agua mineral (por supuesto, no ingerir ninguna bebida azucarada, ya que la miel ya aporta suficiente azúcar).
Para finalizar un buen café, y… ¡ ahora viene lo más importante !

Recién finalizado el frugal ágape se debe reposar la cabeza en un buen sofá, ubicar la mano (es indiferente si es la derecha o la izquierda, incluso se pueden poner las dos manos entrelazadas, o la una sobre la otra), echarse un buen eructo* (profundo, sonoro, de ultratumba, recomendable eructar a lo catalán ya que hasta el nombre -rot- es ilustrativo; importante no retenerlo, sino que se debe ahuecar bien la boca para que salga en toda su intensidad y sonoridad. Si el eructo persiste y requiere de repetición, no reprimirlo: repetir los mismos pasos descritos anteriormente. Si la repetición es silenciosa, como un bufido que surge de las entrañas, suele ser algo mas oloroso al tiempo que menos ruidoso pero es asimismo saludable y benéfico para nuestro bienestar.  Inmediatamente después cerrar los ojos para sestear unos diez minutos empalagado por la miel y los efluvios alcohólicos (caso de consumición de vino. Y, ¿qué tal un buen cava? No lo he probado, pero los entendidos en esta materia opinan que el cava es recomendable siempre siempre, ya que es casi un estado de ánimo, lo cual es de máximo interés dado los tiempos que corren, pero evito extenderme sobre ello ya que en mi lugar ya lo hará el articulista que se conocerá como “El Grito de la Lechuza”, de próxima aparición en este Blog).

Si tras ese sensacional desayuno uno tiene fuerzas y posibilidades para obsequiarse con algún placer carnal, entonces la apoteosis alcanzará niveles divinos, ya que la panza estará asistida y el cuerpo descansado; dado que no todos disponen de la capacidad física que se requiere a esas horas intempestivas de la mañana para ese tipo de placeres, se recomienda después del pequeño reposo ocular leer las noticias de la prensa, ¡ ahora sí es el momento !, ya que como todas son horribles y espantosas por lo menos quedan algo endulzadas con el regusto de la miel que todavía permanece con intensidad atenuada en su paseo ocioso por las encías y el paladar.

Conclusión: desayuno altamente recomendable por excepcionalmente reconfortante.
Calificación: 4 estrellas (en una escala de mínimo, una; máximo, cinco).

Por tanto, a disfrutar de “La Tostada del Desierto” y sin olvidar que el desayuno es un buen momento para las digresiones filosóficas (o quasi ).



(*) El eructo –rot, en catalán- no es un hábito, gesto, acción, o costumbre tratada de igual forma en todas las culturas. Dicen que en la cultura árabe es de buen gusto eructar tras una buena comida, ya que es señal de gratitud, mientras que en la cultura occidental es un acto reprobable y altamente desagradable, por lo que nunca se debe eructar en público. Así lo recomienda el propio Don Quijote a Sancho, cuando le especifica que es más castizo decir regoldar que eructar. Y hasta Julio Cortázar habla del eructo cuando escribe “eructo mental”, lo cual le confiere más alta categoría al regüeldo, en su famosa novela “Rayuela”.
Si pensamos de forma científica, eructar no es más que liberar gas del tracto digestivo.
Y si echamos la vista atrás recordaremos que a los bebés les forzamos a eructar y cuando lo hacen les felicitamos efusivamente y a nosotros – a las madres, fundamentalmente- nos entra enorme paz, felicidad y tranquilidad (a los padres les molesta el olor y el vómito en el hombro  que sigue al eructo, pero también sonríen a la madre con cierta displicencia amorosa). Y ya chicos, los bebés compiten y se entretienen con el eructo, aunque al ser oídos por los adultos empiezan a ser recriminados más que nada para que se acostumbren  a que contra más mayores se hagan más impedimentos tendrán para su libre expresión. Es la Ley de la Vida, qué le vamos a hacer.
Pero podemos concluir que el eructo –rot, en catalán- si no práctica bien entendida en todas la geografías, es uso practicado por todos, en todos los lugares, y en todas las condiciones, por lo que reconocerlo y aceptarlo con cierto cariño parece una buena y feliz decisión. ¡ Larga vida al gas digestivo !

viernes, 1 de noviembre de 2013

Personajes de Cuento y Cómic y protagonista de Película que también de la vida real pero que aquí deciden saltase el guión original para mezclar sus propias Historias.


Resonaban en el atardecer de la campiña las histéricas y macabras carcajadas de la hiena.
Sus risas lo eran por jactarse de la estupidez e incapacidad de aquellos considerados de mucha inteligencia, pero que también eran poseídos por otras naturalezas poderosas que eclipsan el poder del juicio y la razón.

Pero narremos la historia desde que empezaron a acontecer los hechos.

A la caída del sol por las tierras de poniente regresaban a sus respectivos nidos un cuervo y una urraca, y en su vuelo negro y rizado el uno y en blanco y negro y de pausa en el batir de las alas el otro se encontraron.
Se detuvieron en su vuelo posando sus plumas en lo más alto de un árbol crascitando su sorpresa el uno con su rrock-rrok profundo y cavernoso y matraqueando la otra con el característico tcha-tcha-tcha-tcha.
El cuervo mostró altivo y orgulloso las gafas de cristal que había robado mientras repetía incesantemente el estribillo “nunca más” que en su pico le puso Edgar Allan Poe en el cuento que a su especie dedicó, y la urraca mostró la cuchara de plata que había sustraído de la ópera “La gazza ladra” de Rossini y por la que a Ninetta acusaban mientras recitaba “día 13, hoy es mi día predilecto” tal como hacía cuando representaba su propio papel en “Pulgarcito”.

La hiena se había recostado sobre la hierba y observaba en silencio con su mirada oblicua y reprimía con esfuerzo sus carcajadas de befa y mofa al recordar, gracias a su infinita memoria, la enorme inteligencia que mostró en el Cuento que ella protagonizó junto a una cigüeña, y que redactó Paul Bowles.

Por si era escaso botín el cubierto de plata la urraca le espetó al cuervo que en su nido guardaba la fantástica esmeralda que le hurtó a Bianca Castafiore cuando actuaba en la historia de Tintín conocida como “Las Joyas de la Castafiore”, y que ello demostraba con suficiencia sus enormes capacidades y su fabulosa inteligencia.

Sintiéndose algo derrotado ante el esplendor de la joya que la urraca había afanado, el cuervo relató, a modo de contraataque, que él no sólo birlaba joyas y objetos con brillo y lustre sino que era personaje capital en obras de la relevancia del Otelo y Macbeth de Shakespeare, y también había sido requerido por el propio Noé para ver el estado de las aguas después del diluvio universal, lo cual dejaba bien a las claras que a sus conocidas e insuperables dotes cleptómanas había que añadirle sus virtudes tanto artísticas como para la pesquisa profesional y científica.

La hiena, que empezaba a desear hacerse notar ante el despliegue de altanería y fatuidad de las dos aves despidiendo sus nauseabundos olores de las glándulas anales, pensó también en recordarles que a ojos de la especie dominante ambas no eran conocidas por su inteligencia sino por su comportamiento ladino, villano y cizañero, amén de ser el cuervo considerado pájaro de mal agüero y portar la mala suerte y la muerte la urraca cuando se posa en una ventana, pero decidió proseguir su observación en silencio pues ella misma conocía la muy mala prensa que entre los humanos tenía, y no era cuestión de incitar a las dos alimañas que entre ellas discutían a fijar su objetivo sobre sí misma.

La urraca argumentaba ante su adversario que sus hurtos eran siempre de piedras preciosas y artículos de alta bisutería mientras los del feo y negro cuervo eran cristales, espejos y objetos carentes de nobleza por ser de uso cotidiano entre los humanos, y que además ella era la gran protagonista de los cómics de “Pulgarcito”, Doña Urraca, con su vestido negro, medias a rayas, nariz ganchuda y paraguas sempiterno que no utilizaba más que para zurrar a sus contrarios, y hasta el personaje de Caramillo habían tenido que inventar para convertirlo en su antagonista y así dotarla a ella de mayor protagonismo.

El cuervo, henchido de soberbia y engominadas sus plumas negras porque con el discurso que ahora lanzaba veía la victoria cercana, recordó sus sublimes actuaciones en el cómic que sólo su nombre y su protagonismo exclusivo mostraba, “El Cuervo”, y que con posterioridad fue llevado a la pantalla hasta convertirse en película de culto, aunque sibilinamente ocultó que ello ocurrió gracias a la muerte accidental y en extrañas circunstancias de Brandon Lee, hijo del especialista en artes marciales, Bruce Lee.

La urraca, presa de enojo, atacó al cuervo con toda su inquina aprovechándose de que la arrogancia ante la proximidad de la victoria le había hecho levantar la cabeza y con ella la mirada al cielo, y le hundió el pico en el corazón. El cuervo, en el estertor de la muerte, soltó la bolsa de sus rapiñas y al caer al suelo desde la altura de la rama en la que competían se rompió en infinidad de trozos el espejo que contenía y por la vegetación del sotobosque se desparramó.

La vencedora descendió vanidosa con su vuelo algo desgarbado a observar en la pinaza las piezas del botín del cuervo y lo que contempló fueron un sinfín de imágenes de cabezas negras picudas de pájaros a los que confundió en su todavía exacerbada cólera con cuervos, por lo que atacó cada una de aquellas imágenes con descontrolada exasperación hasta herir sus alas y pecho, patas y cabeza, espalda y cola con los cuchillos del canto de los espejos provocando la sangría de su propio cuerpo.

La hiena, que todo lo había observado con mucha flema y no poco temple, se levantó cansinamente, recogió con sus fauces los cuerpos inanimados de las aves, y recordando de nuevo a Paul Bowles y su narración “La Hiena”, se dirigió a su cueva, soltó de sus dientes los cuerpos, y salió al exterior con la confianza de que allí no los alcanzarían las hormigas mientras decía quedamente: “Dentro de diez días volveré. Para entonces ya estaréis a punto”.

Entonces, con un atisbo de engreimiento aflorando en su rostro, pensó en relatar a todos aquellos con los que se tropezase que la inteligencia había hallado morada en su cerebro y no en el de otros que así lo proclamaban, pero rectificó de inmediato para no caer en el mismo pecado que la urraca y el cuervo, y otros que, de buen seguro, con ella se cruzarían.

Y decidió guardar discreción y paseó a la luz  de la luna y fue en ese momento cuando resonaron en el atardecer de la campiña las histéricas y macabras carcajadas de la hiena.