viernes, 31 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXXII y/o la sensibilidad y la naturaleza.

 
Hoy el relámpago mental desmantelado me ha surgido incluso antes de tomar asiento en alguno de mis miradores preferidos y pedir a la linda camarera que me sirva una cerveza fresquita.

Leo por segundo o tercer día consecutivo como los  medios escritos se dedican a lanzar improperios y todo tipo de reflexiones morales y otras consideraciones a ese cazador americano que parece ser mató con una flecha y remató con disparos al león símbolo de Zimbabue, conocido por el nombre de Cecil, y que para mayor dolor dicen tardó dos días en morir.
Realmente es un hecho injustificable, despreciable, y podría añadir otros muchos adjetivos que definirían este acto horrendo, carente de cualquier sensibilidad, carente de alma y de amor por la naturaleza que hasta nos regala nuestras propias vidas, pero para eso ya están los mass-media.

Y es entonces, cuando como una chispa aparece el relámpago desmadejado, el pensamiento que convulsiona mi cerebro: no hace muchas fechas, el anterior Rey de España y Jefe del Estado de esta nación avanzada y democrática, apareció también por África, acompañado de una de sus amantes, que no la Reina de los españoles, con un rifle y un elefante muerto a sus pies, y cerraba la foto un sujeto desconocido que según rezaban los pies de foto era el profesional de la caza mayor que debió enseñar al Monarca como matar más y mejor.

El elefante no se llamaba Cecil, creo incluso que por no tener ni nombre tenía, y el cazador no era el americano desalmado si no el Rey de una sociedad avanzada como la nuestra.

Ahí dejo mi comentario.
Que cada uno lo interprete como mejor le parezca.

jueves, 30 de julio de 2015

Crónica previa a las vacaciones de El Grito de la Lechuza.

 
La Lechuza ha llamado a este cronista justo el último día laborable antes de que inicien las vacaciones del verano de 2015.
Piensa descansar todo el mes de agosto porque se le ha quedado el pico abierto ante las últimas noticias acontecidas en la vida pública, y el traumatólogo le ha dicho que no es grave, salvo que no puede contener con facilidad la baba al tener el pico abierto, pero que sólo precisa de tiempo para solucionar su problema. O sea, el mes de agosto.

A mí, la verdad, no me extraña que su pico se haya quedado abierto, porque aunque  con ciertas dificultades en la vocalización esto es lo que me ha contado:

Asiste con atónita mirada y expresión plumífera a la noticia que dice que a Esperanza Aguirre le han archivado, y de forma definitiva, la querella por aparcar donde le da la gana para sacar dinero de un cajero automático y enfrentarse a los agentes del tráfico, porque parece que el juicio era para octubre y la nueva normativa dice que eso ahora ya no es delito. Y va el juez y archiva la causa, toma ya. Y se queda más contento que la puñeta, el juez, digo.

Hoy mismo, también hoy, el juez instructor del caso Noós, reduce la fianza de la niña del Rey y del exjugador de balonmano de dos millones seiscientos mil euros a cuatrocientos cincuenta mil. ¿Por qué? Porque es el juez y el que manda, y no preguntéis más, pesados y tontos contribuyentes. Vosotros pagad religiosamente y a la niña dejadla en paz, que para ocuparnos de ella y liberarla de todo ya está la Justicia de España.

Y no quiere mencionar, la Lechuza, en exceso a Rodrigo Rato, porque si seguimos hablando de él, en vez de pagar fianza el exBankia y sus mafiosos, después de que ya se la rebajaron de ochocientos millones de euros a treinta  cuatro y después a unos dieciocho o algo por el estilo, acabaremos por pagarle nosotros a él por consumir poco con su tarjeta black, y le construiremos una estatua junto a la del otro Rodrigo, el Cid Campeador de la España rancia y cutre. Así que mejor ni mentarlo.


Por dios, ¿alguien cree en la Justicia (o es en minúsculas como mejor se la debe denominar?) de este país? ¿Queda alguien tan inocente, o tan ingenuo que cree en ella y ellos, en los señores jueces y el poder judicial? ¿Alguien duda de que este poder está sometido al poder político y ha perdido su esencia que se basa en su independencia (término prohibido, al tanto)?

Pero avisados estáis y en diversas ocasiones por esta Lechuza gritona: si permitimos que los prohombres y las promujeres del Partido Popular sigan gobernando las Españas, esto seguirá siendo su jardín privado, su coto de caza, su cortijo, su finca particular, y estos señores y señoras seguirán meando donde más les venga en gusto.

Y dicho lo dicho, que la Lechuza no se cansará de repetirlo , buenas vacaciones a todas y todos y en septiembre volvemos a la carga, que viene calentito.

¡¡¡Vamos a disfrutar ahora, que a lo mejor luego no podemos. Perdón, no nos dejan!!!

Medio vaso de vino blanco.

 
Hoy he recuperado una de las prácticas que en los últimos tiempos había olvidado.
Una práctica de observación que alterno con mi presencia en balcones indiscretos como son os bares que frecuento, donde bebo cerveza y observo comportamientos humanos.

Consiste en escoger al azar una persona que encuentras por la calle y, simplemente, seguirla para ver qué hace, adónde va, cómo se comporta,…

Toda la vida lo he hecho.
Unas veces de forma insistente y otras cuando se me ocurre o cuando me lo pide el cuerpo.
La máxima insistencia fue cuando falleció mi compañera: cada vez que me cruzaba con una pelirroja pecosa por la calle, la seguía hasta que ya me era imposible continuar con la persecución porque llegaba a un piso, o entraba en un aula universitaria, en un Hospital o un cine, y sin otro motivo más que el placer de observar su melena roja y posiblemente compararla en mi cabeza con el magnífico tono y la extraordinaria calidad del pelo de mi mujer. Tan simple como esto.

Pues bueno, hoy he repetido.
Yo me encontraba en Llivia, y he escogido un hombre con apariencia de jubilado, y con una edad que debía rondar los setenta años. Me ha llamado la atención el hecho de que caminase como quien divaga, porque observaba o miraba sin interés ninguno a la nada y a nadie y a todos al mismo tiempo, y rumiaba algo que decía entre dientes para sí mismo y que me resultaba imposible de entender por la contaminación acústica de cualquier pueblo o ciudad.
Me he situado prudentemente a unos cinco o seis metros detrás de él y he empezado a seguirlo, preparando estrategias de despiste por si se giraba y me veía detrás de él, como mirar el reloj de pulsera, ponerme la mano en la barbilla como intentando recordar algo, golpearme la frente como diciéndome ya me acuerdo de lo que tenía que hacer o comprar, o buscando nada en los bolsillos de los pantalones con la cara típica de preocupación que se le pone  a uno cuando busca, por ejemplo, unas llaves y no las encuentra donde debían de estar.

Eran sobre las diez de la mañana, y yo salía de un supermercado con mi barra de pan y un par de diarios en una bolsa de plástico de esas que todavía regalan y no las cobran.
Después de ir tras él no más allá de un par de minutos hemos entrado en un bar que yo desconocía y que he observado que estaba totalmente forrado de madera imitando el interior de piedra y barro de una mina.
Mi perseguido ha pedido un vaso de vino fresco y yo un café, acodados los dos en la barra y a unos dos metros de distancia.
He tenido que quemarme un poco el paladar con el café hirviendo, porque mi hombre se ha bebido medio vaso de su vino de un solo trago, ha dejado unas monedas en la barra y ha dispuesto salir del bar. La otra mitad del vino se ha quedado en el vaso. He pagado deprisa el café y he salido del bar para proseguir con mi persecución, pero al salir a la calle el tipo había desaparecido.
A pocos segundos lo he localizado en el bar de al lado, que se llama “L’Enclau” aunque más se le conoce por La Churre(ría), y lo sé porque este establecimiento sí suelo frecuentarlo.
Estaba también en la barra, y una camarerita mona pero que al sonreírme he visto que le faltaba un diente y me ha desanimado a decirle la primera zalamería que me viniese a la boca ya le servía un vaso de vino blanco frío.
Este no se lo ha bebido de un trago, sino que le ha dado varios, justo hasta llegar a consumir la mitad del vaso. Yo lo espiaba desde una mesa cercana, porque me ha parecido que podría preguntarse que hacía yo allí con otro café. Seguramente nada de eso debía pensar, porque si él se tomaba otro vaso de vino a ver por qué yo no iba a poder tomarme un segundo café. Pero como que al perseguir a alguien se te instala en el alma como una sensación de culpabilidad, pues eso he pensado y por eso me he instalado en la mesita y no en la barra junto a él.
Al cabo de unos minutos ha vuelto a depositar monedas en la barra, y debía ser el importe de la copa porque por segunda vez no esperaba cambio alguno, ha vuelto a dejar olvidado la mitad del vino en su vaso, se ha despedido y ha salido de nuevo a la calle. Yo, por mi parte, he hecho lo mismo.

Y se ha puesto a caminar. Y yo detrás de él.
Hemos caminado, muy lentamente, unos cuatro o cinco minutos, hasta que mi hombre del día ha entrado en el Hotel Esquirol. Como que conozco al dueño, Edu, ya que ceno ahí un par de veces o incluso más al mes, al entrar lo he saludado ruidosamente así como para disimular, ya que era la tercera vez en menos de media hora que mi hombre y yo estábamos juntos en el mismo local.
Él se ha pedido un vaso de vino blanco muy frío, y yo no he pedido nada porque más café ya no. Simplemente me he quedado con Edu diciendo vanalidades y simplezas del tipo que calor más horrible hace este verano, cómo vas de trabajo, tu hija María y tu mujer Sonia qué tal,…

De repente he visto que el hombre del vino blanco, que ahora ya sabía que se llama Salvador porque así le ha dado la bienvenida el duelo del Hotel el dueño, salía del mismo lanzando un Edu, luego paso a pagarte, antes de comer.
Me he despedido yo también, no sin antes comprobar que sobre la pequeña barra del bar quedaba medio vaso lleno de vino blanco fresco.

En la calle, siguiendo de nuevo a Salvador, me ha parecido que se giraba un par de veces para ver si yo iba detrás suyo. He despistado como he podido, o sea, mal, pero le he seguido hasta que ha entrado en el Bar Tupí. No me he atrevido a entrar. Me he situado en un colmado justo enfrente, donde desde una cristalera podía espiarlo cómodamente. Se ha tomado medio vaso de vino banco y ha dejado la otra mitad. Cuando ha salido a la calle, ya pasadas las once, he decidido que el juego, por hoy, ya era suficiente, y me he ido a buscar mi coche para regresar a casa, no sin antes ver que Salvador me buscaba dirigiendo su mirada a todos los puntos cardinales de la calle. Creo que no me ha visto irme alejándome de él.

En el coche me he reído mucho, de mí mismo, de mis chorradas y manías y de mis costumbres.
Mientras conducía he pensado que a lo mejor se llama Salvador porque cree que al tomar medio vaso del vino se salva de una cirrosis segura. Lo he desestimado porque me ha parecido una idiotez mía.
Entonces me he dicho, ahhh, ya lo sé, sólo quiere estar medio borracho y por eso sólo consume la mitad de su vino blanco y frío. Otra estupidez.
Al llegar a casa se me ha ocurrido que si lo sigo otro día puedo entrar en los bares cuando él se vaya y beberme la mitad del vino que Salvador ha decidido no beber, y así beberé vinito fresco gratis.

En fin, que ante tanta sandez mental he pensado que mejor desayunaba porque ya eran las once y media pasadas y salvo los dos cafés estaba en ayunas.

De todos modos, cualquier día me presento a Salvador, me tomo con él una copa de vino blanco frío y dejo la mitad en la barra como él hace. Por solidaridad. O como castigo a mis manías persecutorias.
Él no sabe de esto, de mis persecuciones, o a lo mejor sí, porque la gente de los pueblos sabe de muchas cosas que los urbanitas desconocemos.

miércoles, 29 de julio de 2015

Nombres de pila que son apellidos o yo que sé!!!

 
He conocido personas con tres nombres, como por ejemplo el hijo de la que fue, pudo ser más y no fue nada porque decidió quitarme, que se llama Víctor Domingo Martín. Tres nombres entre el de pila y sus dos apellidos.

Ayer y esta mañana han estado en mi casa mi Tío Jordi y su mujer, y resulta que ella se llama María Reyes Valentí Pascual.
¡¡¡ Cuatro nombres !!!
Me divierten estos juegos.
La palabra es lo más importante que tiene el ser humano, y con las palabras que se convierten en nombres nos llamamos entre nosotros. Así nos reconocemos.

Ahora me dedicaré a buscar a alguien que tenga cinco nombres y me haré amigo de él o de ella, porque luego es divertido explicarlo.
O así me lo parece a mí.

Lo que ya no es tan divertido es mi obsesión con esa mujer que me dijo que me quería y no era cierto. Luego me dijo que no me veía fuera de su vida porque me quería muchísimo y tampoco esa cierto.
Y yo que soy “cap ficat”, como decimos en catalán, sigo obsesionado con ella, porque fíjate que a la mínima que se presenta la ocasión busco su referencia, por complicada que sea, como en esta tontería de los nombres.

¡Que hi farem!

martes, 28 de julio de 2015

Hoy he pensado mucho en…

 
Hoy han venido a verme el hermano pequeño de mi padre, que ya tiene ochenta años y su segunda mujer, que es un encanto y además a mí me gusta.
Hoy hemos hablado mucho de Susan y mis ojos se han desbordado más de lo que debían y mi corazón apuntaba a salir por mi boca.
Hoy me he acordado mucho de una princesita que nació en la ribera del Duero y me he acordado de que la quiero tanto que la agoté y ella dejó de quererme.
Hoy he pensado en mis amigas y en mis amigos y me he dado cuenta de que los necesito y que los adoro a todos ellos, y que soy un idiota porque mi autismo hace que no los llame,  y sueño con que vengan este verano a mi casa de Enveitg.
Hoy he pensado en mi hijo mayor que me llena de orgullo cuando lo veo luchar como un condenado para atender a su familia.
Hoy he pensado en mi hijo menor que se busca la vida aunque su negocio ya no le gusta mucho pero batalla y le pone buena cara al mal tiempo y eso me gusta.
Hoy he pensado en mis dos nueras y me hace feliz pensar en ellas porque hacen felices a mis hijos y yo se que mis hijos a ellas las adoran como un poco les enseñé yo a adorar a la pareja.
Hoy he pensado, mientras nos contábamos nuestras vidas mis tíos y yo, en mis dos nietas, a las que no dedico mucha atención porque no salí niñero, pero que quiero con locura porque también se que cuando sean más mujeres serán mi perdición porque se convertirán en las nuevas mujeres de mi vida.

Hoy también he pensado mucho en mí y me he dado  cuenta de que cada día me gusto menos, y eso es algo que debo solucionar en breve.

Hoy he pensado mucho en ti, Susan, y me enamoro de nuevo de tu belleza y de tu forma de vivir la vida y la muerte cada segundo que pasa y eso me encanta. He pensado en tu estabilidad, en tu tranquilidad, y sobre todo, en tu sonrisa de enamorada de este loco que habita mi mente y mi cuerpo y al que tú amaste y comprendiste mejor que yo mismo.

Seguiré dándote los buenos días y las buenas noches hasta que me reúna un día contigo, amor.

domingo, 26 de julio de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.

“La lectura de todo buen libro es como una conversación con los hombres más esclarecidos de siglos pasados; una conversación selecta en la cual nos descubren sus mejores pensamientos”.
René Descartes.
1596 – 1650. Filósofo, matemático y físico francés. Padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna.

Llegan las vacaciones de agosto!!! Una buena época para que los no muy lectores lean un poquito. Me permito lanzar un consejo: escoged bien vuestra lectura, porque un libro es un libro, pero los hay buenos, regulares e incluso malos libros. Si queremos tener una “conversación selecta” con “hombres esclarecidos”, como nos dijo Descartes, seleccionemos bien nuestra lectura.
Y estoy convencido de que eso logrará que los no muy lectores prosigan después de agosto con la lectura, y más ahora que Wert ya no está (sí, lo sé, tengo una manía persecutoria contra este personaje, pero pienso que es una manía buena, porque a esa gente hay que eliminarla, eso sí, sin necesidad de llegar a la violencia, pero eliminarla antes de que causen mayores atrocidades).
Buen agosto para todos, y nos reencontramos en septiembre, que viene calentito, por lo menos para Catalunya!!!
Paco Riera.

Pregunta a un amigo.

 
Salva, amigo,

¿Tú conseguiste superar la angustia infinita?
Porque yo lo intento, ¡pero no lo consigo!
Cuando cada día tengo delante el papel en blanco y mi mano coge la pluma para escribir, la tinta sólo habla del amor y de la ausencia.

Le decía a alguien que fue y ya no es que tengo el alma como una hoja de papel arrugada, que por mucho que con la palma de la mano busque eliminar las señales de las arrugas no hay manera de conseguirlo. Una herida cicatriza e incluso con el tiempo la cicatriz llega a desaparecer al control de la vista, pero una arruga en el papel jamás desaparece, como las arrugas en lo más íntimo, allí donde sólo accede uno mismo.
Es esa angustia infinita que habita el alma.

¿Tú conseguiste eliminarla pese al anclaje que hace en las vísceras, amigo?
Yo lo intento cada día, ¡pero no lo consigo!

jueves, 23 de julio de 2015

Una copa de agua y otra de vino tinto.

 
Hace unos días, concretamente el pasado 14 de julio, se celebró un maravilloso concierto en Barcelona.
Caetano Veloso y Gilberto Gil, juntos en el Gran Teatre del Liceu, celebraron sus cincuenta años de amistad y trayectoria artística, y enamoraron al público con su música tropical, acariciando con delicadeza sus instrumentos de seis cuerdas.

Pero no fue eso lo que me impactó, que sí lo hizo, fué un ¿pequeño? detalle lo que tocó mi sensibilidad con tremenda fuerza.
No lo vi comentado en ningún medio escrito que recogió la crónica del concierto, pero a mí es lo que más me impactó.

El “atrezzo” minimalista que acompañaba a los dos músicos es lo que sacudió mi ser: entre ellos dos sólo una pequeña mesita redonda y dos copas iguales. Junto a Veloso, una copa de vino tinto, y junto a Gil, la misma copa pero con agua cristalina. Junto al moreno blanca transparencia, junto al blanco el color negro del vino tinto.
¡Precioso!
¡Maravilloso mensaje subliminal para este mundo confundido!

Y ese mínimo decorado, esa sacudida que me produjo, me llevó a imaginar cosas.

Imaginé que hacia la mitad del concierto, y lo imaginé porque no tuve la fortuna de estar presente allí (sólo puede ver el breve resumen, ¿tal vez treinta segundos?, de los noticieros televisivos), Veloso bebía un sorbito de vino tinto, y su piel se iba transformando lenta pero con ritmo continuado en piel morena. Al mismo tiempo, Gil daba un traguito de su copa de agua y su piel empezaba a olvidar el moreno para blanquear el color de su piel.

Imaginé que al finalizar el concierto servían copas de vino tinto y de agua a los
espectadores, agua para los morenos, tinto para los blancos, y se repetía el fenómeno que había sucedido unos minutos antes con Veloso y Gil.
Los espectadores mudaban el color de su piel.

Imaginé que después, en la calle, los asistentes al concierto contagiaban a todos con los que se cruzaban, y estos a su vez con los que se encontraban en el metro, en el autobús, en el taxi, en sus domicilios, con sus amigos y sus parientes y sus compañeros de trabajo, pero que ya no era la piel la afectada por la mutación, si no el alma, que la de los blancos pasaba a comprender y amar a los negros y la de los negros a los blancos, y los cristianos a los musulmanes, y los payos a los gitanos y viceversa, y los chiíes a los sunitas y estos a sus contrarios, y los argentinos entendían a los chilenos y también ellos a los argentinos que ya amaban a los gallegos y nosotros a ellos, como los serbios a los croatas y a los bosnios y a los kosovares y albanos y todos ellos a sus enemigos seculares.
Incluso creo que pensé que hasta Castilla entendía y comprendía a Catalunya, pero de eso ya no estoy muy seguro.



Al día siguiente encontré una noticia en la prensa que resultó una coincidencia con las ideas que flotaban en el concierto de Gil y Veloso y que después se instalaron en mi imaginación calenturienta.

El 15 de este mes de julio se publicó en EE.UU. la segunda novela de la casi nonagenaria Harper Lee, después de 55 años sin publicar nada tras su primera novela “Matar a un ruiseñor”, que en su momento fue Premio Pulitzer.
Ese día después del concierto publicó “Ve y pon un centinela”, que según los expertos es el embrión de “Matar a un ruiseñor”, y por lo tanto la publicada en ese día posterior al concierto no es la segunda novela de Harper Lee, es sólo la primera en orden de creación, aunque sí la segunda en publicarse.

¿Y dónde está la coincidencia?
Pues es una coincidencia inversa.
Intento explicarme: el protagonista de la novela de Lee es Atticus Fich, abogado defensor de los negros en “Matar a un ruiseñor”, y en esta segunda novela es un declarado racista.

Nuevo impacto en mi corazón: el abogado sigue el proceso contrario al que yo imaginé a raíz del concierto de los dos brasileños.
Esta vuelta a la normalidad me causó un dolor insoportable.
Harper Lee me había devuelto a la realidad.
¿Existía alguna forma de darle la vuelta al asunto y recuperar las buenas sensaciones que en mi espíritu había dejado mi imaginación?

Creo que si.
Volví a imaginarme que posiblemente lo que debía hacer es llevar a Atticus Fich una copa de vino tinto para que su alma vuelva a ser negra como lo era cuando era ruiseñor.

Así lo haré, aunque sea únicamente con mi imaginación!

miércoles, 22 de julio de 2015

Me desperté y con esto me encontré.

 
(Esta es una Historia o una simple Narración, que tanto monta monta tanto, escrita con la Prosa Poética Cromática que suelo utilizar, dedicado a mi amigo Albertet Sánchez i Ferriz, compañero de muchas fatigas, amigo, persona honrada y con convicciones basadas en el sentido común y la mesura. Amigo al que quiero con todo mi corazón, amigo que siempre está cuando precisas de un hombro donde derramar unas lágrimas de dolor y también de alegría, como cuando le imito a la “Encarna”, de los que un día fueron conocidos como “Martes y Trece”, y se me muere de la risa, y yo también me río mucho con él y con su risa).



Me desperté, como en el cuento breve brevísimo de Augusto Monterroso,
y observé que los dinosaurios seguían allí,
porque esto es lo que me he encontrado en mi amanecer de sol rojo.



Me he encontrado con un león de la Carrera de San Jerónimo
paseando con la cabeza gacha y la melena deshilachada.

Me he encontrado por las calles de los pueblos de España con avestruces
que ya no quieren sacar nunca más sus pequeñas cabezas del agujero
en las que metieron sus dudas y sus cruces.

Me he encontrado con un par de tigres que anhelan
como los leones tener estatuas de sus estampas soberbias,
pero perdidos porque extraviaron sus rugidos proberviales.

Me he encontrado con un mandril que ya no le busca ni a su pareja
ni a sus hijos las pulgas y los chinches que su epidermis maneja.

Me he encontrado con un jilguero que no canta
y con un macho de paloma torcaz
que no arrulla a la hembra que corteja.

Me he encontrado en los campos de España con luciérnagas
que decidieron apagar su luz que es, junto a la de la luna y las estrellas,
la que ilumina las noches de esta España ciega y aciaga.

Me he encontrado con la luna que se esconde en el verano,
porque una vergüenza tremenda la embarga
y sólo haya escondite en una nube triste y gris que la amaga
de las miradas de los enamorados que no se besan ni abrazan
ni palabras tiernas brotan espontáneas de sus almas.

Me he encontrado en las praderas y bosques de España
con una cigarra que se vendió su guitarra,
y con una hormiga despistada que vagaba
sin alimento alguno en su pequeñas garras.

Me he encontrado con una anciana desolada
en un pasillo desasistido de una residencia
que debía ser su hogar y su morada.

Me he encontrado con una enfermera enferma
que se sentía impotente ante un abuelo
que clamaba al aire un no puedo
que a su alma molestaba y reventaba.

Me he encontrado en las ciudades de España
con indigentes y con disidentes
a los que ni caso les hacían las gentes.

Me he encontrado con una España en manos de los oligarcas
que tratan a la sociedad
sin ninguna piedad,
que sólo buscan ganar más y más dinero
y poder así satisfacer su ego.

Me he encontrado en los jardines de España
con un rosal repleto de rosas sin color
y de pétalos sin perfumes ni olor.

Me he encontrado con huertos campesinos de ensaladas
y tomates y ajos y cebollas y coles,
rociados de la avidez de los supermercados
y la química productiva de las multinacionales,
y al huerto no se acercaban ni las babosas ni los caracoles.

Me he encontrado con amigos que ahora son enemigos,
con jóvenes encorvados por carencia de pasión
y con ojeras ennegrecidas porque han sido presas de la desilusión.

Me he encontrado con muchachas y muchachos viajantes
porque se han convertido en emigrantes,
por necesidad de descubrir la vitalidad
que esta España les niega con persistencia y negligencia
y con la oscuridad y la tozudez de la mente de los dementes.

Es la España de los toros, del flamenco y la pandereta,
artes excelsas y divinas, como el cante,
pero de la que algunos no queremos formar parte.
Es la España que cada vez que ostenta el poder uno de Galicia
sufrimos todos los demás por su avaricia.
Es la España de la derecha rancia
que no permite que el país sea de estancia.

Me he encontrado con esta España
que no es más que una guadaña afilada,
porque es un país sin agallas,
que sólo sabe de poderosos y sus presiones
para cercenar todas las ilusiones.

Es la España de las castas y de los oligarcas
que tratan a la sociedad
sin ningún atisbo de piedad,
porque sólo desean llenar sus arcas.

Es la España intolerante, pedante y exigente,
la España de la negación y del ordeno y mando,
y a esta España no hay demócrata
ni persona decente que la aguante.



Esto es lo que me he encontrado al despertar,
cuando comprobé que los dinosaurios seguían allí,
pero no por estar,
si no para amenazar.

lunes, 20 de julio de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.
“Todos los días deberíamos oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas”.
Johann Wolfgang von Goethe. 1749-1832. Poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán. Fundador del movimiento conocido como Romanticismo.
¡ Ojalá atendiésemos al consejo de Goethe !
Música, lectura, pintura: estas artes ayudan a cuidar, cultivar y mimar nuestra sensibilidad, y el que eso hace aprende ineludiblemente a amar a los demás, a preocuparse por ellos, a ayudarles en el camino diario, a alentarles a no caer jamás en el desánimo, a darles la mano para que se levanten si es que han caído, a ofrecer con generosidad todo que tienes, a entender que la solidaridad es necesaria para la convivencia y para buscar la máxima felicidad en la vida.
Y decir algunas palabras sensatas es otra sabia recomendación del poeta, de una vigencia brutal en nuestros días, en dónde no hay más que leer la prensa, escuchar la radio o ver la TV para oír una enorme cantidad de sandeces pronunciadas por los mediáticos, que en nuestra sociedad se llaman políticos, banqueros, oligarcas, grandes empresarios y ejecutivos de cuello blanco de ámbito nacional e internacional.
Ahora que se acercan las vacaciones de verano, y algunos puede que ya estén en ellas, no es mal momento para iniciar estas prácticas que deberían acabar en costumbre diaria.
Paco Riera.
P.D.: Me permito una pequeña licencia irónica: creo que todos estaremos de acuerdo, sobre todo con Goethe, tal vez no tanto con mi comentario, salvo el ex ministro Wert y su segunda, hoy día su mujer, porque de todo esto de sensibilidades y de la cultura no entienden nada de nada. O lo que es peor: tal vez entienden tanto que buscan que el pueblo no tenga acceso a esos conocimientos porque es su forma de dominarlo, lo cual es absolutamente lamentable y de una tristeza abismal.

domingo, 19 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXXI y/o la bipolaridad.

 
En mi mirador oigo a otro parroquiano habitual a quien conozco pero su nombre desconozco comentarle a una de rasgos claramente sudamericanos, y que presumo que intenta desesperadamente ligarse, que él no es bipolar, que sabe muy bien lo que quiere, y lo que quiere es a ella. 
Lo dice con toda su intensidad y con intentos medio desesperados de cogerle la mano, mano que ella con sutileza retira y aparta y amaga.

Relámpago instantáneo: intimé con una mujer que también se había apuntado al club de moda de los bipolares, porque parece que hoy todo el mundo sufre de bipolaridad.
En el caso de esa bella mujer, de la que como el atolondrado de mi mirador me enamoré como un adolescente, debía ser cierto, lo de su bipolaridad digo, porque me dijo muchas muchísimas veces que me quería, en susurros y con voz nítida, con sonrisas y con la seriedad y rigor de los momentos sublimes, aquí y allí, y no era cierto, simplemente no era cierto.

Tomo una decisión mientras prosigo con mi observación inquisitiva e invasiva: si a mí me ocurre o se me contagia ese síndrome bipolar me negaré a decir que lo soy.
Diré que soy dicotómico.
Creo que queda como más intelectual por ser término menos manido.

O si estoy de fiesta mayor, ahora que vivo en un pueblo y que estamos casi en agosto y que a todos los pueblos les dio la manía de hacer sus fiestas en agosto, entonces diré que soy caleidoscópico, que queda mas colorido y para el caso es lo mismo.
O así me lo parece ahora que estoy sentado en mi mirador y en estado de espionaje total.

sábado, 18 de julio de 2015

Prejuicios y tabúes de cigarras y hormigas.


En medio del césped que mira hacia la Sierra del Cadí y que este verano sufre de una enorme sequedad que lo amarillea tocaba la guitarra una cigarra con pinta de muy bandarra.

Me acerqué porque se me despertó el deseo de charlar con ella y muy amablemente me atendió, y como si leyese mis pensamientos me soltó que suponía que con ella quería hablar del tema tan sobado de las hormigas laboriosas y las cigarras vagas y despreocupadas.

Sorprendido le dije que así era, aunque en realidad no lo estaba mucho porque con una cigarra sólo se me ocurriría hablar de este tópico o, tal vez, de la música que tocan y cantan alegremente. Bueno, también podría hablar de la sonrisa que se dibuja siempre en sus rostros de eternas vividoras felices, pero eso es ya por rizar el rizo, porque de lo obvio no es necesario parlamentar.

Y sin dejarme mucho tiempo para mis reflexiones, la cigarra me soltó que toda esa historia, la de hormigas laboriosas y cigarras vagas y ociosas, es una mentira.
Que las hormigas viven bajo la dictadura de la Reina Hormiga y que su máximo anhelo es dejar de hacer el indio una detrás de la otra, cada una con su granito de comidita agarrado por sus diminutas garras para abastecer el almacén de la Reina Hormiga que cada día está más gorda y es mucho mas vaga que cualquier cigarra y su guitarra.
Que sólo unas cuantas hormigas, que son conocidas como zánganos, se libran de trabajar todo el santo día porque son las aduladoras de la Corte de la Reina Hormiga.
Que también es falso de pura mentira y falsedad que las cigarras son holgazanas por naturaleza.
Que simplemente, tras años y años de patearse el mundo y muchos céspedes, han aprendido de sus antepasados que a la vida no se viene a trabajar, si no a vivirla, y que se debe trabajar sólo para vivir, y eso es lo que ellas precisamente hacen.
Que lo de la música y el cante es uno de los artes que cultivan, pero también aman y disfrutan de otras muchas más como la escultura, la poesía, la amistad, las fiestas, la naturaleza, las flores y los árboles y las estrellas del cielo que acompañan a la luna y después dan paso al sol, y así muchas cosas más que la vida ofrece.
Que cuando toca currar para poder comer pues curran, porque otra mentira extendida por algún simple y con altavoz para que se propague más y mejor es que cuando llega el invierno y escasean los alimentos las cigarras llaman a las puertas de los hormigueros para implorar comida.
Qué más bien es al revés, que cuando la Reina Hormiga desea celebrar una fiesta envía a su pueblo disciplinado y alienado y alineado a las casas de la cigarras para solicitarles que acudan como cantantes, guitarristas y animadoras de sus fiestas aburridísimas en sus aburridos hormigueros.
Y entonces ellas acuden y cantan y bailan y comen hasta hartarse y cuentan chistes y anécdotas divertidas, mientras las hormigas siguen desfilando una detrás de la otra por sus pasillos subterráneos y la Reina Hormiga y sus zánganos comen en una bacanal de manducas y bebidas hasta quedar extenuada ella y extenuados los halagadores, o hasta que la partida de las cigarras de regreso a sus hogares les abandona de nuevo a su aburrimiento secular.

Le dije que me había convencido, y era verdad, porque me acordé de pronto y de repente de que los humanos hacemos lo mismo, y para el que así no lo vea sólo debe acercarse a ese país que domina una familia que se llaman algo así como Il Im Bécil, el hijo Il Ton to, el nieto Il Más In Útil y que le seguirá Il Ne Cio Tot Al, o bien observar con detenimiento e imparcialidad a otros que dicen que practican lo que les enseñaron sus anteriores de un país de filósofos y eligen un Rey o Reina o Presidente o Canciller (los nombres varían por hacerlo más entretenido pero todo es lo mismo de idéntico e igual) que también se rodean de zánganos y se ponen las botas a costa de su sufrido pueblo que no va en fila india porque todavía están más despistados que las hormigas y se cruzan y chocan entre sí y se parten la cara entre ellos.

Me despedí cariñosamente de la cigarra guitarrera que seguía echada plácidamente en el césped que contempla la Sierra del Cadí con el ruego de que siguiese rasgando su guitarra hasta el anochecer, ya que su compañía era muy grata para mi espíritu en ocasiones atormentado, porque he sido hormiga, he querido ser cigarra, y en realidad ni siquiera se lo que soy.

martes, 14 de julio de 2015

Manchas blancas.

 
Hoy he conocido una mulata titando a más morena que mulata.
Nos hemos enrollado no sé cómo en un bareto para tomar unas cervezas juntos.
Ha sido porque ha sido.

Estábamos sentados en una de mis terrazas, e intentábamos acercarnos el uno al otro porque ha aparecido algo así como una atracción mutua. Ella me dijo que le encanta mi pinta así como bohemia, y yo le respondí, por hacerme el intelectual, que soy lo contrario de un calvinista. Me ha mirado con cara de no entender ni papa, y creo que eso es exactamente lo que entendía. Nada.

Las sillas esas de hierro o de alambre chirriaban a cada acercamiento, y a mí me daba una vergüenza horrible porque estaba seguro de que todo el mundo nos miraba, porque no creo que ella llegase a los treinta y cinco y yo me acerco a muchos más.

Nadie nos miraba.

Era yo sólo el que estaba convencido de que todos nos miraban. Sobre todo a mí.
¡Qué afán de protagonismo! Es una rémora de mis años publicitarios, donde todos éramos, somos, unos pavos reales.

Por hablar de algo, ella, con un nombre dominicano que es imposible de recordar por extraño y por desconocido, me ha dicho que qué suerte que estábamos bajo una sombrilla, porque no puede tomar el sol, porque le salen marchas blancas, como redonditas, en todo el cuerpo, pero sobre todo en la cara.

Entonces se me ha ocurrido decirle que debía haberle prestado ese secreto de su piel a Michael Jackson.
No le ha hecho ni pizca de gracia.
Vamos, creo que  ninguna gracia, porque la sonrisa de sus labios se ha esfumado como por arte de birlibirloque.
Para intentar arreglar el desaguisado que había causado en un segundo me he acercado más para besarla, con el consiguiente chirriar de la silla de acero y mi sospecha de miradas del personal del chiringuito y una vez más comprobé que les importaba un rábano con una fugaz mirada por el rabillo de mi ojo, y así, con un besito tierno, señalarle mi arrepentimiento por mi comentario, pero mi incontinencia verbal me llevó a decirle que si en vez de roscos blanquecinos en el rostro le saliesen rayas parecería una cebra.

Me he quedado con el morrito besando el aire caliente, porque se ha levantado y se ha largado después de levantarme ostensiblemente el dedo corazón de su mano derecha.
O sea, un imbécil.
Yo.

Me he movido inquieto en mi silla de alambre, que ha chirriado llamativamente, y entonces sí me ha parecido que me miraba todo el Bar.
Creo que sonreían malignamente, pero me he hecho el despistado.
Antes de irme les he hecho una peineta a todos.
A todos.

lunes, 13 de julio de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.

“Los libros me enseñaron a pensar, y el pensamiento me hizo libre”.
Ricardo León, más conocido como Ricardo Corazón de León.  Oxford, Inglaterra, 1157 – Châlus, Limousin, Francia, 1199.
Creo, sin duda alguna, que esta es la frase de cabecera del ex ministro (ex ¡por fortuna!) de Educación español, José Ignacio Wert, que decidió que la Literatura no era un tema de interés para la formación de los jóvenes y la suprimió de los Planes de Estudio, y que ese pensamiento lo compartía íntimamente con su segunda en el Ministerio, y que ahora será su esposa, Montserrat Gomendio.
Estimo que no es necesario que me extienda en comentarios: pensar y libertad no son conceptos que la gente del P.P. y en especial los dos personajes mencionados estimen en demasía para el plural de la gente.
Feliz semana!!!

domingo, 12 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXX y/o la brevedad.

 
Me ha costado hasta pedir una cerveza.
Hace tanto calor que cuesta hasta esforzarse en hablar, aunque sola sea para que la preciosa camarera te sirva una caña.
Pero lo he logrado, y después de un trago largo y prolongado con el que he finalizado la primera caña, la displicente camarera me ha traído otra sin necesidad de forzarme a pedirla. Me gusta la chica. Lista.

Y ha sido en ese preciso instante cuando he recordado que dicen que Augusto Monterroso, el hondureño nacionalizado guatemalteco pero de vocación universal, escribió el cuento más breve del mundo, “El Dinosaurio”.
El cuento dice así. “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”.

No se sabe muy bien, o por lo menos yo no lo se, quién o qué se despertó, pero sí se que lo que fuese mejor se había quedado dormido, porque al despertarse debió de observar en fragmentos de segundo, en breves secuencias de visión, el desastre que hemos organizado los humanos sobre la tierra que habitó el dinosaurio.
Monterroso, que de por sí era silencioso, cadencioso y caviloso, nunca debió despertar a lo que fuese, porque el panorama es penoso, y si el dinosaurio que estaba allí significaba que la paz reinaba en la tierra y todo era felicidad y armonía.
O eso pienso yo ahora mismo, entre birra y birra, y sudor y más sudor canicular.

Mi mente, con muchas dificultades, recuerda ahora que el mexicano Luis Felipe Lomelí también escribió un cuento muy breve, tan parco en palabras como profundo de pensamiento, que tituló “El Emigrante”.
Así dice:
-       “¿Olvida usted algo?
-       ¡Ojalá!”

En su día yo hice una camiseta con el escrito Ojalá!!! en la pechera.
No pensaba en Lomelí, sólo en que ojalá suceda algo, lo que sea, pero Ojalá!!!
Lo sigo pensando. Además de gustarme la expresión de raíz etimológica evidentemente árabe, permite que cada cual decida qué es lo que quiere con su Ojalá!!! Porque todods los que ven mi camiseta lo pronuncian, y wso me satisface.
Fue mi pequeña aportación a la imaginación, al deseo, al sueño, a la libertad de pensamiento.
Todavía me la pongo algunos días, días menos calurosos, porque la camiseta es de color negro con el Ojalá!!! calado en blanco, y ya sabemos que el negro absorbe la calor.

Y, recuerdo, todavía hay un cuento más breve que los de Monterroso y Lomelí, y tan profundo como ambos, porque la brevedad precisa de decir cosas muy hondas con pocas palabras.
Lo escribió el español Juan Pedro Aparicio, se titula “Luis XIV”, y el cuento dice simplemente “Yo”.

Me cuesta tanto hacer trabajar la mente por este agobiante calor que creo que voy a escribir el cuento, ahora sí, más breve del mundo, y dice:
“.”

Me ha costado hasta pedir una cerveza.
Hace tanto calor que cuesta hasta esforzarse en hablar, aunque sola sea para que la preciosa camarera te sirva una caña.
Pero lo he logrado, y después de un trago largo y prolongado con el que he finalizado la primera caña, la displicente camarera me ha traído otra sin necesidad de forzarme a pedirla. Me gusta la chica. Lista.

Y ha sido en ese preciso instante cuando he recordado que dicen que Augusto Monterroso, el hondureño nacionalizado guatemalteco pero de vocación universal, escribió el cuento más breve del mundo, “El Dinosaurio”.
El cuento dice así. “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”.

No se sabe muy bien, o por lo menos yo no lo se, quién o qué se despertó, pero sí se que lo que fuese mejor se había quedado dormido, porque al despertarse debió de observar en fragmentos de segundo, en breves secuencias de visión, el desastre que hemos organizado los humanos sobre la tierra que habitó el dinosaurio.
Monterroso, que de por sí era silencioso, cadencioso y caviloso, nunca debió despertar a lo que fuese, porque el panorama es penoso, y si el dinosaurio que estaba allí significaba que la paz reinaba en la tierra y todo era felicidad y armonía.
O eso pienso yo ahora mismo, entre birra y birra, y sudor y más sudor canicular.

Mi mente, con muchas dificultades, recuerda ahora que el mexicano Luis Felipe Lomelí también escribió un cuento muy breve, tan parco en palabras como profundo de pensamiento, que tituló “El Emigrante”.
Así dice:
-       “¿Olvida usted algo?
-       ¡Ojalá!”

En su día yo hice una camiseta con el escrito Ojalá!!! en la pechera.
No pensaba en Lomelí, sólo en que ojalá suceda algo, lo que sea, pero Ojalá!!!
Lo sigo pensando. Además de gustarme la expresión de raíz etimológica evidentemente árabe, permite que cada cual decida qué es lo que quiere con su Ojalá!!! Porque todods los que ven mi camiseta lo pronuncian, y wso me satisface.
Fue mi pequeña aportación a la imaginación, al deseo, al sueño, a la libertad de pensamiento.
Todavía me la pongo algunos días, días menos calurosos, porque la camiseta es de color negro con el Ojalá!!! calado en blanco, y ya sabemos que el negro absorbe la calor.

Y, recuerdo, todavía hay un cuento más breve que los de Monterroso y Lomelí, y tan profundo como ambos, porque la brevedad precisa de decir cosas muy hondas con pocas palabras.
Lo escribió el español Juan Pedro Aparicio, se titula “Luis XIV”, y el cuento dice simplemente “Yo”.

Me cuesta tanto hacer trabajar la mente por este agobiante calor que creo que voy a escribir el cuento, ahora sí, más breve del mundo, y dice:
“.”

sábado, 11 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXIX y/o por qué escribo.

 
Calor, mucho calor y cerveza fría en mi mirador ceretano.
La cerveza siempre se me queda caliente.
Toda la vida.
Acuden los relámpagos a mi cabeza y la jarra helada se queda tibia. No me importa.
Ya me gusta así. Será la costumbre.

¿Por qué escribo?
Esa pregunta me ha sobrevenido tras el primer y largo trago frío de cerveza espumosa. Bien tirada.
Me he respondido casi de inmediato que la escritura actúa en mí como un filtro contra el dolor. Como el “blues” en otras personas que arrastran tristeza  incombustible, porque es la tristeza que se instala para toda la vida en algunas personas como yo. Que disimulamos, claro que sí, pero que ahí está, como la carcoma en la madera. Sólo mentes muy privilegiadas aciertan a ver esa tristeza. Pero esas mentes son muy escasas. No abundan.

Hubo una escritora, Leila Guerriero, que conoció la mar ya en edad avanzada. Pero antes, su padre, le había explicado qué era la mar, él que fue el primero de toda la familia en verla.
Y le dijo sobre la mar: “Escucha”, mientras le ponía junto a la oreja una enorme caracola de color blanco anacarado como las perlas de la mar. Después, y durante muchos años, le explicó muchas cosas de la mar.
Leila se preguntó, como yo esta mañana y en infinidad de ocasiones, por qué escribía, y finalmente se contestó a sí misma que por cosas como las que escuchó en la blanca caracola que fue la primera explicación sobre la mar que le dio su padre.

Bohumil Hrabal se instalaba con mucha frecuencia en un velador de la taberna “El tigre de Oro” de la ciudad vieja de Praga, y mientras consumía una pinta tras otra contaba historias a quien quisiera escucharlas. Dicen que en esa taberna sirven la mejor cerveza del mundo. Parece ser que Bohumil se murió al caerse desde una ventana de un hospital de Praga en el que estaba internado por una artritis que le impedía escribir sus historias.
El escribía para beber pintas y contarle sus historias a quien quisiera oírlas.

He pensado que toda literatura es apátrida, porque escribir es un proceso de demolición de todas tus ideas y de todas tus seguridades. Creo que eso dijo José María Pérez en alguno de sus libros.

Otro escritor, Antonio Orejudo, dijo que la literatura es el arte de como sí. Es decir, el escritor escribe como si estuviera pintando, para que otros puedan leer comos si estuvieran allí. La historia en la literatura es un intento desesperado: el intento desesperado de que el lector vea.

Paul Auster siempre ha mantenido  que la literatura es esencialmente soledad. Se escribe en soledad, se lee en soledad y, dice que, pese a todo, el acto de la lectura permite una comunicación entre dos seres humanos.

Me vuelvo a recuperar a mí mismo, porque me he perdido en citas que navegan en mi cerebelo o más o menos por allí debe ser, creo, y pienso que mis escritos no son lo que yo quiero enseñar o mostrar de mí, si no que es lo que yo quiero aprender.
Algo parecido dijo el escritor mexicano Fernando del Paso y yo coincido plenamente con él, tanto cuando escribo Prosa Poética Cromática, como las Crónicas del El Grito de la Lechuza o como estos Pensamientos mentales desmantelados.

Decido pedirme varias cervezas más en mi mirador de Llivia, a ver si consigo que me de un vómito y saco hasta las entrañas, y así dejo de sufrir un rato, porque escribir me hace sufrir, pienso ahora mismo.
Yo he llorado a mares mientras escribía.
Lágrimas de tinta, tinta en mis lágrimas.
Azul en mis ojos, agua en el papel.

lunes, 6 de julio de 2015

Un sueño de transformaciones improbables del paisaje.

 
Esta pasada noche tuve un sueño especial, tal vez a consecuencia del tremendo calor que estos días y estas noches hace en toda Europa, y que aquí en la Cerdanya se está dejando notar con especial intensidad.

Soñé con transformaciones improbables del paisaje.
La mar de mi ciudad, que es la mar mediterránea, era de un color rojo de frambuesa madura, y el cielo que lo cubría era del malva tenue de algunas flores tímidas y distraídas. El sol del atardecer era de un verde intenso con destellos de esmeralda y se despedía en su huída hacia oriente agitando una nube violeta a modo de despedida de poniente.
Las montañas de la cordillera del prelitoral estaban del revés, como un cono invertido y eran todas de diferentes tonos del azafrán, unas más intensas y otras más parecidas al color de la arena de las playas tunecinas, y los árboles centelleaban con luces de luciérnagas y colores múltiples como los de las paradas de las fiestas mayores de los pueblos, recordando el sube y baja iluminado de colores de los caballitos infantiles.
La arena de la playa era gris aquí y negra allá, y el rompeolas de rojo fresa y su sensualidad marítima exaltaba su belleza, porque la arena y la mar se besaban calladamente, en un silencio que sólo rompía el trino grato y dulce de  gaviotas de alas de fuego, picos azules y patas blancas del color de las perlas, perlas translúcidas que en su interior mostraban el nido que habitaba la ostra que antes fue su cobijo y ahora era su corazón.

La noche empezaba a cubrir la mar y la arena de la playa con un manto de color blanco y adornado de flores de colores que revoloteaban con la placidez del ajetreo de su movimiento, con unos colores y destellos que jamás yo había contemplado, y las algas flotantes de la descansaban sobre su agua, salada en las capas profundas y dulce como la cereza en donde danzan las olas con formas de cabritillas del color de la plata, del estaño, del cobre y del bronce, para desprenderse de sus recuerdos enmarañados.

En el firmamento de flores y ahora ya de platino brillaba la luna que era del color del arco iris, y a lo lejos, muy lejos, se empezaba a distinguir a Marte que parecía reír sosegadamente mientras mostraba sus dientes de oro y su lengua de suave rubí carmesí.

Al amanecer, ahora en la montaña, las nubes era del color de la miel y goteaban lentas y pegajosas de su núcleo vaporoso, y su color variaba entre el verde oliva y el salmón, y el crema tostada y el menta, y el río que pasa junto a mi casa ascendía hacia los picos de las cabras montesas repleto de peces alados de muchos colores que saltaban sobre las piedras del río para besarse con esos morritos de os imparables, y las moras junto a las aguas, que eran calientes porque humeaban como una cazuela en el fuego, carecían de ramas de espino y eran del color magenta unas y otras naranjas y púrpuras y celestes y fucsias, y también del color del cobalto y de la amatista y del zafiro y de la turquesa.

Y los árboles del bosque estaban repletos de frutos de apariencia sabrosa pedigüeñas de bocas y lenguas amantes, y eran del color de la lima, del ámbar y del índigo y de la aguamarina, y los que se ofrecían como frutos de la pasión eran del color intenso del vino de Burdeos como los labios de una mujer que se entrega apasionadamente a un amor irreversible e imperecedero.

Desperté con el alba teñida de calores y el sexo lleno de amores soñados, empapado en sudores que pensé serían de colores y que decidí no comprobar porque deseaba, con los ojos cerrados, imaginar otras transformaciones improbables de todo lo que me rodea, como piedras hablando entre ellas, flores inclinando su tallo al paso de las mujeres de mi vida, pájaros de seis patas para mejorar su equilibrio, bellos murciélagos de alas coloridas y canto celestial, musarañas amigas relacionándose y amándose con los jilgueros, palomas aprendiendo el vuelo rasante y zigzagueante de las golondrinas y golondrinas realizando vuelos picados desde las alturas como los hacen las águilas y los halcones y las aves cazadoras de presas, gorriones bailarines, loros y cotorras cantando ópera, jabalíes y jabatos vestidos de Capitán Trueno, arañas disfrazadas de el Jabato, y cerdos amistando con el Lobo Feroz que volaba por los rascacielos con sus telas de araña de Spiderman, mientras Caperucita, que lucía un gorrito de nueces y avellanas, preparaba bocadillos de guisantes rojos y garbanzos amarillos con lechuga del color de la lavanda de mi huerta rociada de aceite del color de la orquídea.

Ya en la ducha, con mucho jabón y agua en mi cabeza y mi cuerpo, repasé mi sueño imposible, me pregunté si los efectos del calor propiciaban estas cosas, y me quedé pensando, mientras el agua me lamía y relamía con su cadencia, que estaba muy contento porque es una pena si sólo estás cuerdo.
La cordura es para los que carecen de imaginación, y los que nos entregamos a la creatividad y, sobre todo a amar, incluso a los que no nos aman, necesitamos de un punto de locura.

¡ Ojalá esta noche prosiga el calor y regresen las flores del color del mar, el mar del color del cielo, las nubes de miel y la luna del color del arco iris, mientras yo duermo sudoroso creando peces fosforescentes y miro a las estrellas y busco la que bauticé con el nombre de una princesa !

domingo, 5 de julio de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.

“La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.”

Platón.

En Grecia, un panadero y pastelero que ostenta la tienda más antigua en su especialidad de Atenas, y hoy convertido en una cadena de éxito, decidió el viernes que hasta que finalizase el “corralito” ofrecería pan a todos los jubilados y desempleados de forma gratuita.
En un par de días ha suministrado pan a 15.000 personas, GRATIS!!!
Esto es la solidaridad.
Y comenta el empresario (en un mini reportaje de TV3) que no hay colas, porque a la gente le da vergüenza entrar en sus establecimientos a pedir pan gratis.

¡ Les han robado su dignidad !

Sí, y lo ha hecho la Troica, la Unión Europea, y tienen nombres: Merkel, Rajoy, Hollande, Cameron, Berlusconi, Carvalho,…

Al pueblo de Grecia no le ha llegado ni un euro de los rescates europeos (como a los españoles, por supuesto): todo para los Bancos y las Entidades Financieras.
Y su deuda ya es del 185% de su PIB, y en España, que todo va bien, ya es del 100% cuando hace pocos años atrás era del 35%.
¡ Magníficos resultados de la política de austeridad !

¡ Los que tendríamos que tener vergüenza somos todos nosotros, los europeos, que no sabemos detener a esta gente que nos expolia para que las desigualdades sean cada día más grandes porque esos benefician van destinados a los de su cuerda, nosotros, que mantenemos y aceptamos a los corruptos, nosotros, que permitimos los desahucios, nosotros, que toleramos que  se cierren acuerdos entre la partitocracia para  repartirse el poder importándoles un carajo la opinión manifestada por los ciudadanos en las urnas.
Y no sigo, porque me incendio.

Por fortuna, en el referéndum de ayer los griegos han dicho NO, de forma contundente y aplastante, a las nuevas propuesta de la troica, cómo no, sobre más austeridad.
Toda una lección del pueblo griego que está diciendo que no quiere más humillaciones, que no acepta más recortes en sanidad, en educación y en políticas sociales para que los oligarcas aumenten sus beneficios a costa de los menos beneficiados de la sociedad.

¿Aprenderemos algún día los españoles, que no olvidemos que junto con los griegos y los portugueses somos la cola de Europa por mucho Rajoy que diga que somos un ejemplo en la aplicación de las medidas que nos están sacando de la crisis?
Lo que no cita Rajoy es que eso ha sido  para crear un paro descomunal y un empleo efímero y mal pagado, una LOMCE impresentable, una Ley del Aborto que el mismo se cargó, y de paso a su Ministro, faltando a sus convicciones político-religiosas, porque calculó que le restaba votos, una Ley Mordaza con los días contados porque en cuanto no tenga la mayoría absoluta será el primer cambio del nuevo Gobierno de la nación, una Sanidad que ha retrocedido cuarenta años en el nivel de sus prestaciones, para provocar la desaparición de una I+D+i, para fomentar la fuga del futuro del país, que son los jóvenes, que emigran al extranjero para aportar los conocimientos adquiridos aquí, para disponer de unas becas universitarias que están, económicamente hablando, al nivel de hace diez años, para que el desapego de la política en las nuevas generaciones sea absoluto, para favorecer una corrupción galopante que asola todas las instituciones del Estado, para que desaparezca la independencia del Poder Judicial en España para controlarlo ellos, dirigirlo y manipularlo a su antojo, para potenciar el amiguismo, el enchufismo y las contabilidades en negro o en B que es más fino,…
¡y no sigo porque ahora ya me he incendiado!

¡Salud y ánimos a Grecia!
Se han ganado un reconocimiento de todos y esperemos que este sea el punto de partida de nuevas formas de hacer y practicar la política por la que toda Europa clama.

Incluso España, a pesar de Leyes Mordazas y similares aberraciones.

jueves, 2 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXVIII y/o una docena de cervezas.

 
Me he sentado en una terraza en Llivia que no acostumbro a visitar salvo de forma esporádica, porque la que es habitual en mi historial está cerrada por vacaciones hasta mediados de julio, y mientras esperaba que viniera el camarero, que luego resultó ser una camarera de agárrate y no te menees, sin opciones para mí porque su juventud me abrasaría, he leído una noticia en la prensa que me ha descolocado del todo, y lo que es peor, me ha hecho sentir viejo reviejo y caducado.

Una empresa, al parecer de éxito, porque factura 692 millones de euros y tiene un beneficio de cincuenta de esos millones de esa moneda extraña que a lo mejor o a lo peor los griegos la tiran a la basura, gana valor añadido (eso reza el titular que ya me incomoda por que lo de añadido me suena a IVA y ya me duele el bolsillo) impulsa alimentos funcionales, anticuerpos monoclonales y fármacos biosimilares.

Se me ha cruzado tanto el cerebro que a la camarera de muy buen ver le he dicho que me trajera una docena de jarras de cerveza, todas juntas, que me las bebería en doce tragos largos (a uno por jarra), y que luego me acompañase al coche y me sentase en el asiento del conductor, y que yo ya me apañaría para llegar a mi casa como pudiese y sin llamar la atención.

Me ha mirado como con ojos raritos pero no ha dicho nada y al poco estaba yo sentado con doce jarras repletitas de cerveza bien tirada. Algunos me miraban, pero es que la gente mira por mirar.

Y ahora a ver si me aclaro, ahora que ya estoy en casa y no ha pasado nada con mi coche ni con mi cuerpo.

En mi época publicitaria ya se me hacía un nudo en el estómago cuando debía incluir en el copy de un spot términos como cimpilitione (¿o es que con z?), que nadie tenía ni idea de qué es o para qué sirve, pero parece que ayudaba a convencer de que ese detergente limpiaba más y mejor que otro cualquiera, y por supuesto tu ropa quedaba más limpia que la de tu vecina, ¡ elis elis puchinelis !

Me he pasado media vida oyendo a los de la voz afectada de los telediarios hablando de los hectopascales, y no hay humano de conducta seria y formal  que sepa para qué sirve un hectopascal, pero ellos, los de la TV, erre que erre con los hectopascales.

Pero hoy, hoy lo he superado todo: anticuerpos monoclonales, fármacos biosimilares y alimentos funcionales.

Suerte que las cervezas me han ayudado a olvidar, porque ahora no sé qué cenar, porque los alimentos que suelo consumir se llaman verdura, carne, pescado, huevos, fruta,… y no sé sin son funcionales.

Mejor no ceno y mañana ya preguntaré, siempre cuando no me levante siendo un hectopascal o un cimpilitione.

Mi desayuno de hoy con el Grito de la Lechuza.


Esta mañana la Lechuga me ha honrado retrasando su hora de descanso para desayunar juntos. Y hemos decidido comernos unos pedazos de morro de cerdo acompañados de pan, un buen rioja y ojeando la prensa del día que ya amanecía.

Y, claro, se nos ha provocado una indigestión.
Estamos los dos, la Lechuza y este cronista con dolor de tripa. Y lo que es peor, con fuerte dolor del alma.

Por aquello de que tanto ella como yo somos culés (creo que culers es más académico) empezamos por las páginas de deportes, y nos enteramos de que la UEFA abre expediente al Barça por ondear banderas esteladas en la final de la Champions celebrada en Berlín.
A mí se me abre la boca y a ella el pico cuando entrando algo más en la noticia descubrimos que la demanda o la solicitud de expediente sancionador la pide una delegada de la UEFA de Turquía, o de Lituania o de Uzbekistán, que para el caso que más da, que ¡ no estuvo en el estadio !, sino que lo vió por televisión vaya usted a saber dónde. Y se te caen otras cosas, plumas a la Lechuza y en lo que mí concierne prefiero evitar la descripción, cuando los periodistas reconocen que la señal internacional que transmitió el partido en ningún momento, en ningún segundo, mostró las imágenes de la gradería donde se encontraban las esteladas. ¡ Sólo las recogió la autonómica TV3 !
Y para acabar, el vicepresidente azulgrana Carles Vilarrubí opina que es el gobierno central el que instiga toda esta patética historia.
Por cierto, y por si a alguien le interesa: entre las aficiones de la Juventus, rival del Barça, y los seguidores culés no hubo ni un solo incidente. Ni uno solo.

Ya que estamos en las páginas deportivas, damos con nuestra vista ya enturbiada y no sabemos si de risa o de indignación con otra noticia que llama la atención: la Federación Española de Básquet decide que, a pesar de que la Liga regular ha sido ganada por un equipo de Girona, el Perfumerías de Salamanca, que quedó segundo en la Liga regular, será el equipo femenino que accederá directamente a la Euroliga, porque este año hacen una excepción y aplicarán el mejor coeficiente a las salmantinas , coeficiente que es el resultado de las últimas tres temporadas, cuando siempre es el campeón el equipo que accede de forma directa sin tener que jugar fase previa alguna, que es lo que les tocará hacer a las de Girona, según la normativa recién inventada para la ocasión por la Federación.
Sólo se nos ocurre, a la Lechuza y a mí, pensar si realmente si es un tema de coeficientes o más bien el tema va por aquello de que unas son castellanas y las otras catalanas. ¿O somos muy mal pensados? Solicitamos ayuda esclarecedora, por favor.

Dejamos las páginas deportivas y regresamos al principio, o sea a la portada, y nos dice que la nueva alcaldesa de Barcelona Ada Colau, además de que ya nombró asesor del Ayuntamiento a su marido, ahora nombra Responsable de Comunicación del propio Ayuntamiento a Águeda Bañón, activista post-porno y meadora en plena calle (así lo demuestra ella misma con una foto que publicó en las redes y bajo el comentario “¿Os gusta mi meada de vaca?”), nos enteramos de que la pareja de Pisarello, número dos de Colau, y que se llama Vanesa Valiño, es nombrada asesora de vivienda, nos enteramos de que ayer se produjo el primer desalojo de la nueva época Colau (desalojos por los que ella luchó por impedir  y que la catapultaron hasta donde ahora mismo está) y la orden partió del Concejal de Sants-Montjuïc, Jaume Asens, abogado conocido por defender a grupos alternativos y okupas.

La Lechuza y yo nos hemos mareado. Hemos mirado la botella de vino, y no era por su culpa, porque sólo faltaba el contenido de dos vasitos, y después de un largo silencio nos hemos preguntado casi al unísono: “Però, ¿qué passa? ¿No hem begut massa vi, però ens hem begut l’enteniment?”

Hemos decidido, sin mediar palabras por medio, que la Lechuza se acostaba y yo me iba a la huerta, que las malas hierbas no dejan de crecer y las lechugas y las cebollas hay que protegerlas para después disfrutar de ellas.

Valga’m deu, valga’m deu…….

miércoles, 1 de julio de 2015

Relámpago mental desmantelado XXVII y/o pobreza boliviana.

 
Esta mañana, después de ayudar a planificar las vacaciones a Patri Z., que es la boliviana que me ayuda en la limpieza de mi hogar, me he ido a tomar una cervecita a uno de mis miradores ceretanos, no sin antes pensar que Patri me ha dicho que jamás ha estado en un hotel, ni en la playa, ella que es de Cochabamba, en el centro de una Bolivia pobre, y que con sólo treinta y un años tiene dos hijos, de catorce y seis años, de dos padres bolivianos que la dejaron nada más saber de sus embarazos, pero qué otra cosa hacen en su país, país que para soportarse y aguantar mascan hojas de coca.
Hemos encontrado por internet un hotelito en Salou para que se vaya una noche, no más, a un precio asequible y así sus hijos conocen la playa y la mar, y a ella le hacen la comida y la cena, aunque sea un solo día, y se sentirá como una princesa.

En el mirador, con cervecita fría y mala conciencia porque me daba vueltas en el cerebro las penurias de la boliviana, que me ha besado tierna y agradecida por mi ayuda cuando la he dejado en Puigcerdá, ha vuelto el relámpago de la cerveza y mientras intentaba leer la prensa me ha dicho que muchísimos de los problemas de la humanidad son en nombre de dios, …soldado de Bolivia, soldadiiiiiiiito boliviano.
Entonces es cuando he pensado si no sería conveniente que alguien de nivel intelectual mundial, un pensador de reconocido prestigio, confirmase de una vez por todas que ese tipo no existe, carajo, que no es más que un invento de los débiles para tener a qué agarrarse y de otros para enriquecerse.
Cuántos horrores nos ahorraríamos,… por dios!!!

Hay un insulto muy castellano muy castizo, tal vez más andaluz que otra cosa, que reza (ahibá, mira que bien queda aquí el término) "me cago en dios".
Pues....  eso!!!

He borrado mi mente con la lectura distraída de la  prensa, y he sonreído mucho, muchísimo, pensando en que la boliviana y sus hijos, este próximo fin de semana de este julio caluroso, disfrutarán de la mar y de la playa, y de que alguien los atienda, ellos que atienden a todo el mundo, por lo menos Patri, que es un encanto vestida de cochabambina de pelo recio y largo y muy negro y ojos de intenso azabache y dientes blancos como perlas de regalo dentro de unos labios húmedos de la alegría auténtica que es la de la sencillez y la pobreza.