En el mismo instante en que te enfadas con alguien le estás
empezando a dar la razón al otro.
domingo, 29 de noviembre de 2015
viernes, 27 de noviembre de 2015
Calor de mujer de bondad.
Hoy una boliviana de costuras grandes y cuerpo caliente me
ha permitido yacer con ella, y ahora mi alma y mi ser están tibios con el recuerdo
de sus sofocos y sus gimoteos candorosos, pero se que la noche me traerá de nuevo el frío de la soledad.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Susto.
La pasada madrugada intenté darle un susto al miedo.
Pero el miedo se mostró impertérrito y me dejó un poco
cohibido.
Y, además, me asustó.
Es un enemigo duro, acérrimo y persistente.
El día que no me espere, lo venceré, por sorpresa.
Y por convicción, que no por necesidad.
domingo, 22 de noviembre de 2015
Píldora de la luna de los lunes.
Píldora
de la luna de los lunes.
Cavilaciones,
reflexiones e introspecciones.
“El
humor es la mejor vía para tratar los asuntos serios”.
Friedrich
Nietzsche (1844-1900).
Filósofo,
poeta, músico y filólogo alemán.
Y, además, es también
un buen antídoto para combatir las muchas depresiones que podemos sufrir a
acusa de los acontecimientos que se suceden en estos tiempos, y cito alguno de
ellos simplemente con ánimo ilustrativo: atentados de París de hace unos días,
estado de sitio y privación de libertades colectivas e individuales en Bruselas
por supuestos atentados terroristas, aplicación “de facto” del artículo 155 de
la Constitución Española (por la fiscalización del gasto de la Generalitat de
Cataluña), gobierno del Partido Popular y altas posibilidades de que repitan el
20D, la CUP dificultando el proceso soberanista catalán y por tanto la voz del
pueblo,
y encima… ¡¡¡ el Barça
sólo gana al Madrid por cuatro goles cuando podían haber sido ocho !!!
Por todo ello, y lo
mucho que dejo olvidado en el tintero, pongámosle buena cara al mal tiempo y
utilicemos el humor, mucho humor, en nuestras vidas !!!
Salud y humor para
todos en esta semana que hoy empieza!!!
Paco
Riera.
viernes, 20 de noviembre de 2015
Insolación.
Ayer me invadió una tristeza enorme. Llegó como una marea.
Inesperadamente.
Una ola me preguntaba qué es de Susan que no lo se yo.
Otra decía dónde está que yo no lo se.
Y yo embadurnado y tintado de desasosiego!
Qué invasión de desapego.
Qué lucha más estéril la mía!
Pero debo seguir, hacia no se dónde, pero debo avanzar.
Debo caminar, debo hinchar mis pulmones, respirar,
transpirar.
Qué lentitud me abraza y me oprime!
Qué parálisis me sobrecoge!
Despertaré y amaré de nuevo, porque ya lo hice cuando hace
poco padecí un eclipse mental, y llegó un amor que de tanta insolación se
frustró.
Pero amé, y lo volveré a hacer, porque mi capacidad de amar
quiero que sea infinita.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Seda, miel y la hiel.
Un gusano devanaba seda, una abeja fabricaba miel, y muchos
humanos destilaban hiel.
Un jamón con pimentón rojo.
En un establecimiento de comidas ví colgado, junto a unas
ñoras, una pata de jamón recubierta de pimentón rojo.
Agucé el oído y pude escuchar su conversación: el jamón le
decía al pimentón que si los clientes lo pedían era por su extraordinaria carne
y por su excelente sabor.
Y el pimentón le respondía que no era cierto, que el reclamo
era su color rojo intenso.
Y así pasaban el tiempo, discutiendo sobre la importancia de
sus características y de su propia naturaleza.
Mientras tanto, el propietario del establecimiento servía
raciones de jamón de otras patas ahí colgadas y que permanecían en silencio
esperando dar placer a los más exigentes paladares.
Al cabo de un tiempo, de un tiempo largo, bastante largo, el
jamón sazonado de pimentón rojo seguía allí colgado, pero ya no discutían
porque el jamón se había vuelto seco y duro y el pimentón presentaba un tono
parduzco que invitaba a cualquier cosa menos servir de reclamo para degustarlo,
lo cual demuestra que el exceso de ego conduce a la soledad y el desprecio.
El queso.
Me quise enamorar de un queso, le dí un beso que en realidad
era un mordisco y no me hizo ni caso.
Capicua.
Me encontré con la A y la U y les comenté que eran capicuas.
Me contestaron que no, porque en medio están la E, la I y la
O.
Pocos aceptan su propia naturaleza.
Te quiero.
Le dije tantas veces TE QUIERO que no caí en la cuenta de que
lo que yo oía al otro lado del teléfono no era más que mi eco que me decía TE
QUIERO, TE QUIERO, TE QUIERO, TE
QUIERO, TE QUIERO, TE QUIERO,…
La esponja.
La esponja me sugirió que me contemplase en el espejo y así
lo hice al cerrar el agua.
Me dijo que lo que él reflejaba era un principio de despojo.
jueves, 5 de noviembre de 2015
La maleta.
Cada vez que hago una maleta, como ahora mismo, me embarga
la tristeza porque tengo la sensación de que se perderá y que nadie la
reclamará.
Sin título (XII).
La obsequié con una perla negra sobre las cenizas grises de los restos de mi mujer, en la huerta de mi casa que trabajo
con mis brazos, con mi espalda y con los sudores que ya no me corresponden.
En ese mismo momento, mientras la besaba con la luz del sol
cálido que empezaba su retiro, decidí amarla a pesar de que sabía que ahí mismo
la perdía.
En el abrazo de amor que le tendí derramé unas lágrimas de
mercurio, de aluminio y de plata espesa, que son las lágrimas de la pérdida y
de la angustia.
Ella no las vio.
martes, 3 de noviembre de 2015
Otoño de Enveitg.
Otoño,
segunda primavera.
Primavera
de menor exhuberancia porque es primavera discreta e íntima, casi secreta.
Es
estación de amistad, porque comparte cosas con la que se fue y otras con la que
llegará.
Es
estación de los amagos y de los amores, de pintores y de poetas, de magos y
alquimistas y de melancolías y añoranzas.
Es la
estación del calor de las castañas y del aroma del membrillo en las estancias
de las casas donde pausadamente madura, del olor dulzón de su crema y de su
jalea cuando se cuece en el fuego de los fogones y el azúcar cristaliza.
Es época
para el diálogo vespertino mientras el calor de las infusiones se apodera de
los cuerpos y de los corazones.
Es tiempo
de envolver la razón con el amor del corazón.
Es tiempo
de barnizar con la caricia del pincel el corazón con la serenidad de la razón.
Es la
explosión de la naturaleza ocre, roja, amarilla y el verde desvaído por el
mareo de las fragancias y de la tierra marrón que sabe que le acecha el negro
de la persistente oscuridad, que se cubrirá del blanco de la nieve y del hielo
de recio cristal que corta las venas de sangre roja oscura latente y en calma
palpitante, antes del arranque de la otra primavera, la de la explosión de la
vida y la pasión que precede a la canícula estival.
Es la
época en la que se tintan las yemas de los dedos y las palmas de las manos del
ocre de los hongos que calzan las raíces de los árboles y de la piel verde del
fruto de los nogales, que se alzan soberbios para que las nubes peinen sus
copas frondosas con su colonia de tierra húmeda, antes de que el otoño los
desnude y el quemar de la leña de los pinos y las encinas y los robles pinte
sus esqueletos de cobrizo, el mismo color de las ardillas que bailan entre sus
ramas.
El otoño
en mi tierra es femenino, “la tardor”, que es en verdad la que se desnuda a mi
alrededor y su cuerpo exhuma su pasado ante mi chimenea y permite que mientras
se cuecen castañas y boniatos se coloreen las curvas de sus muslos y de su
pubis y de su vientre y de sus senos, en un desnudo que se anuda a mi cuerpo y
que no se desanudará hasta que no le suceda el invierno helado y seco de este
valle ancho, amplio y generoso.
Otoño es
de eminencias supremas y hendiduras suaves, de plétora del intelecto y de
abolición de la razón.
El otoño
de Enveitg es el color de la cabellera de aquella princesa que amé, amo y amaré
y que me entregó su cuerpo y su alma porque intuyó este otoño mío de soledad
que como un manto me cubre mientras espero volar tan alto como ella cuando de
esta vida se escapó.
Otoño
rojo, otoño de amor, otoño de nostalgias de cuerpos fundidos en hierro
incandescente, otoño amado de mi alma enfebrecida.
Otoño de
Enveitg y de la Cerdanya toda.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Sin título (XI).
A finales
de esta semana intensificaré mi actividad social, que no cuido en demasía,
aunque este fin de semana ha estado en mi casa de la montaña Marta P. Hicimos
membrillo clásico, y también jalea, que yo no había hecho nunca. Ella no sabe
de esto y se marchó encantada de haberlo hecho conmigo. Y yo feliz con ella y
su ayuda.
Me llamó
anoche, ya desde su piso de Barcelona, para decirme que el taco de membrillo
estaba riquííííííísimo. La jalea hay que esperar unos días para consumirla.
Decía que
el próximo fin de semana más.
Me voy a
Tarancón a ver mi nieta, a mi hijo y a mi nuera. Y a mis consuegros. Y a una
rumana, Gabriela, que desde entonces me escribe por guatsap y me dice que
celebra haberme conocido porque le parezco un buen tipo. Me vio dialogar en el
bar en el que trabajaba con el Tío Lejía, que decía que no hablaba con nadie, y
luego dejar una rosa en el taburete que siempre cocupaba, siempre el mismo
taburete, el mismo día en que falleció.
Escribí su pequeña historia, la que me explicó el mismo.
Gabriela es buena persona, cariñosa, melosa, dulce, olorosa.
Escribí su pequeña historia, la que me explicó el mismo.
Gabriela es buena persona, cariñosa, melosa, dulce, olorosa.
La última
vez que estuve con ellos, con mi hijo y los suyos, en su población, fue en
marzo.
Toca desplazarme de nuevo.
Entoces fui desde Pamplona, adonde llegué solo, estuve solo y regresé solo.
Toca desplazarme de nuevo.
Entoces fui desde Pamplona, adonde llegué solo, estuve solo y regresé solo.
Bueno,
regresé con otra demolición intuida, y que luego se confirmó.
Regreso a
Tarancón, no a Pamplona, donde regresaré en otra ocasión pero solo, porque yo
habito mis demoliciones.
Píldora de la luna de los lunes.
Píldora
de la luna de los lunes.
Cavilaciones,
reflexiones e introspecciones.
Un amigo, Javier G.F.,
me envió ayer una frase que me encantó, y sin pedirle permiso, porque se que lo
tengo sin necesidad de solicitárselo, os la envío como Píldora de este primer
lunes de noviembre.
“Así
como la pena se divide al compartirla, la alegría se multiplica cuanto más se
reparte”.
Y es bien cierto,
Javier!!!
Me encantó tu frase
porque es un magnífico canto a la amistad, pues, ¿a quién vas a contarle tus
penas o tus alegrías si no a tus amigos y amigas?
Es verdad que de vez
en cuando aparecemos unos tipejos tan raros como yo que somos capaces de
contarles cosas a desconocidos que nos encontramos en la barra de un bar, en el
asiento de al lado del tren, o en el banco del parque al que vamos a observar y
contemplar cosas, pero no es lo habitual.
Solemos contarles
cosas a nuestros amigos, y nuestro objetivo, consciente o inconscientemente, es
dividir las penas y multiplicar las alegrías, como tú indicas en tu excelente frase.
Bien que lo se yo
mismo, que he compartido muchas alegrías y también muchas penas con mis amigas
y amigos, porque ellos y ellas siempre están ahí, esperándote para reír contigo
o llorar junto a ti. Yo intento hacer lo propio con ellas y ellos, y aunque no
siempre lo consigo, sí puedo asegurarte que lo intento todos los días.
Gracias, Javier, por
tu frase.
Y gracias a todos
vosotros por compartir conmigo vuestras alegrías y vuestras penas, y … sobre
todo, por soportarme !!!
Feliz semana,
amigos!!!
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