miércoles, 14 de junio de 2017

Erecciones (pocas) y eyaculaciones (menos), con el permiso de Bukovski (Charles). (XXIV).

 
La soledad no la conoces hasta que no la bebes.
Yo la he bebido y me empapé de ella, hasta emborracharme de soledad.

Tanto tanto, que ahora soy abstemio de soledades.

domingo, 11 de junio de 2017

Erecciones (pocas) y eyaculaciones (menos), con el permiso de Bukovski (Charles). (XXIII).

 
Ahora mismo, en este preciso instante y no otro, 
desearía dejarme caer entre los brazos de una mujer hermosa de alma
y de mirada franca para que me mimase,
para que me acariciase tiernamente, lentamente,
para que me regalase besitos dulces y muy pequeñitos
impregnados de la humedad y el olor de la hierba fresca,
y para que me peinase con enorme parsimonia y cadencia
la espalda allí donde no me llego,
y me mesase el cabello desde la raíz hasta las puntas para dar paz a mi cerebro,
mientras canturrearía una nana de miel pegajosa de un eucalipto
mecido por una suave brisa que desprendería en su baile del viento
su corteza liviana para encender un fuego lento de junio de la montaña.

Eso es lo que yo quisiera ahora que el calor se acuesta
y las begonias de hoja oscura y flor blanca
están ya plantadas en mi jardín
y regadas con el agua del deshielo que desciende de las cimas
y de mis lágrimas del silencio del desaliento y la agonía.

Sólo eso quiero yo ahora
mientras el cielo se tiñe de rojo y verde 
y me recuerda el amor eterno que en mi adolescencia
y también en mi madurez preservar juré.

Pero mi cuerpo y mis entrañas piden la calidez de la hembra
que mis sentimientos de abandono reclaman
en la languidez de los atardeceres hermosos
y en la soledad de mi alma abandonada.

Cuánto te besaría
y te abrazaría
y te mordería
en un anochecer de begonia blanca,
cuánto te amaría una noche de flor escarlata,
cuánto cuidaría de tu faz y tu halo dormido
en un amanecer de clavel de moro y olor a limpia menta,
compañera mía.

Cuánto haría por ti,
y que tú no imaginas, alma mía,
porque yo no lo he inventado todavía.

Cuánto, cuánto,
amadísima mía.

viernes, 2 de junio de 2017

Erecciones (pocas) y eyaculaciones (menos), con permiso de Bukovski (Charles). (XXII).

 
Cada vez que me ordeno, mi vida, quiero decir, y eso es mi casa, mis libros, mi ropa, mis objetos fetiche, incluso mis sentimientos y emociones, la vida me desordena.

Y entonces sufro, y mucho más de lo que yo soy consciente, porque el desorden me desequilibra y yo deseo y busco el equilibro (una buena amiga mía me decía hoy mismo que añora la felicidad interior, esa que te hace ir a dormir con una sonrisa descolgándose de los labios, y es muy posible que yo también busque eso sin saberlo).

Ahora iba a escribir más sobre este tema, pero me he quedado paralizado, mental y físicamente, porque me parece que todo lo que he escrito es absolutamente falso (salvo lo que me ha dicho mi amiga, porque eso es veraz y cierto, podéis mirar mi guatsap, ahí queda constancia), porque yo amo el desorden y la improvisación, el sinsentido, porque eso es emotividad y por tanto vida.
Y la vida es placer, y sufrimiento, y amor, humor, olor, sudor, lágrimas y risas, sangre y sal y arena, agua, hielo y fuego, calor y frío, y candor y escalofrío, y pasión, corazón, perdón, y sin razón y ruego y lamento, y eso es desequilibrio y desorden.

Y ahora, con una copa de vino nocturna y oscura entre mis manos, me parece que todo esto también es mentira, y que al final lo único que deseamos es paz, confortabilidad, buena comida y bebida y sobre todo el reconocimiento que no mereceos porque no hemos hecho nada para merecerlo. Y eso tampoco es la felicidad, pero durante un rato nos parece que sí, por nuestra egolatría.

Desisto seguir escribiendo (esta noche).
Me voy a dormir.
Mañana volveré a pensar sobre esta falacia, porque en la hora de la verdad los demás importan poco y sólo merece atención lo que tú opines de tú mismo.

Y a lo mejor ni siquiera eso.

jueves, 1 de junio de 2017

Erecciones (pocas) y eyaculaciones (menos), con el permiso de Bukovski (Chrales). (XXI).

 
Hace unos pocos días leí en algún medio que “la Caixa” deja de pagar intereses por los depósitos de sus Clientes, dado que desea concentrar sus esfuerzos en los Fondos de Inversión.

Por alguno de esos motivos psicológicos que yo no domino pero a veces ellos sí a mí, recordé una campaña de publicidad de larga duración que lanzaron durante años y cuyo best-line era “¿Hablamos?”, en una clara oferta a sus Clientes de que en el diálogo se encuentran todas las soluciones, incluso a los problemas financieros y de tesorería de cada uno de ellos.

Leído lo leído y visto lo visto en los últimos tiempos respecto de las actuaciones de esta entidad financiera, y en mi condición de ex-publicitario, me atrevo a sugerir a los rectores de esa entidad sin alma (también decían que la Obra Social es el Alma de “la Caixa”, y creo que esos mensajes afectan ahora directamente a mi memoria y a mi cerebro), un nuevo slogan que rija sus actuaciones financieras y que haga honor a la verdad.
Aquí lo lanzo por si es del interés de esos directivos todopoderosos:

“NOSALTRES NO PARLEM PERQUE NO PERDEM EL TEMPS.
I SI HO FEM, COBREM, I SEMPRE PEL SEU INTERÉS”.

Desde este mismo momento cedo a “la Caixa” todos mis derechos de autoría y de propiedad intelectual por el slogan de mi creación que les propongo, porque quiero ser generoso con aquellos que olvidaron sus principios fundacionales, en un intento, tal vez vano, de que recuperen sus orígenes.