La vida me dio en exceso, en demasía, pero me quitó lo que
más quería.
domingo, 31 de diciembre de 2017
miércoles, 27 de diciembre de 2017
Greguerías de un inconformista (XLIII).
El día de Navidad, mientras hacía tiempo antes de ir al
restaurante para celebrar el almuerzo familiar, y desde una terraza de
Barcelona, ví pasar una enorme nariz con una mujer corriendo detrás de ella. Me
pareció lógico y consecuente, ya que si la mujer no corría detrás de su nariz
corría el riesgo de caer de bruces sobre el duro asfalto por la simple fuerza
de la ley de la gravedad, ya que su nariz, y el peso de la misma, era con
evidencia meridiana grande. Sólo me entristeció pensar que aquella mujer estaba
destinada a correr sin parar y sin remisión toda su vida si deseaba guardar la
vertical de su cuerpo.
Inmediatamente después me invadió la idea, al margen de
aquella nariz y sus consecuencias,
de que tal vez se tratase de una de esas mujeres (también existe la versión
masculina) empecinadas en no olvidar la práctica del “footing” ni siquiera el
día de Navidad, y también pensé que es muy posible que lo hagan para practicar
la impertinencia con los tranquilos transeúntes o simplemente para desparramar sus sudores y así molestar
todavía más al vecino ocasional (los hay que incluso corren con un perro al
galope a su costado, y esos se llevan la palma del incordio urbano).
Aún así sonreí desde detrás de mi primera copa de vino tinto
del día.
Luego me olvidé de la
nariz y me dedique a observar la compra de lujosos turrones por parte de
una pareja de monjas con caras pícaras y golosas. Pensé que era evidente que ni
eran de clausura ni habrían hecho votos de pobreza, así que algún lujo puntual
no les estaba vedado. Sonreí tras el segundo sorbo del buen vino que consumía
junto con un pequeño bocadillo de jamón del país.
Después me entretuve, una vez abandonada la terraza, en un
quiosco de la plaza que domina mi barrio observando la ansiedad de la gente por
comprar prensa, sabedores de que al día siguiente no se editan los rotativos, e
imaginé que desconocedores de que para estar al día de las noticias de
actualidad se puede recurrir a la TV y a la radio.
Esta vez no me surgió una sonrisa porque recibí un codazo en
el vientre del viejo que porfiaba por hacerse con el sitio que no le
correspondía para pagar sus diarios, y que ahora caía en la cuenta que llevaba
un rato molestándome considerablemente. El codazo siguiente se lo propiné yo
con un aspaviento innecesario de mis brazos, y cuando ví su expresión de
disgusto teñida de un ligero dolor no brotó la sonrisa en mis labios sino una
pequeña carcajada que rozaba lo macabro y que casi me descoyunta la mandíbula,
porque caí en la cuenta de que la quiosquera se partía el pecho de la risa ya
que había visto mi codazo intencionado aunque sabía que estaba exento de la
maldad que parecía haber causado.
Después de pagar el diario que me había encargado mi cuñado
(yo decidí no hacerme con ninguno por simple coherencia intelectual tras lo
meditado entre codazos) me dirigí tranquilamente hacia el restaurante donde
solemos comer la familia el día de Navidad, con la seguridad constatada en
infinidad de ocasiones, y esa mañana había sido una de ellas, de que la
observación es una de las grandes fuentes de aprendizaje y conocimiento de la
humanidad, y con la seguridad de que después de que la comida familiar fuese
perdiendo, paulatinamente a su desarrollo, la armonía inicial constataría a la
altura de los postres y los brindis la aparición irremisible de serias disputas
familiares y algún que otro pequeño desprecio entre nosotros, hermanos, suegra,
cuñados y cuñadas (naturales y postizos) y sobrinos y sobrinas.
Y así, entre improperios y encontronazos sin más
importancia, finalizaríamos la acostumbrada celebración del día de la Navidad.
domingo, 17 de diciembre de 2017
Greguerías de un inconformista (XLII).
(Dedicado al gran escritor
y poeta uruguayo Mario Benedetti, si humildemente me lo puedo permitir, a quien
leía anoche antes de dormir y estoy seguro que ha inspirado mi amanecer).
Hoy me levanté con un alba de plata maciza y un frío de estalactita mocosa. En mi garganta una
enorme y dolorosa sequedad.
El frío y la escasez de humedad en el ambiente viciado de mi
habitación me trajeron a la mente el recuerdo de la calidez de la piel de mi
madre y, no sé por qué mecanismos de la memoria, rememoré a mi madre
persiguiendo la calor y la humedad del mar y la costa de Barcelona.
Ese mar y esa playa me transportó al Maresme de nuestros
veranos, y me ví recogiendo los higos chumbos junto a los eucaliptos de Casa
Carolina que tanto amaba mi madre.
Yo se los llevaba en un saco y ella me lo agradecía con la
miel del chumbo en sus labios y su sonrisa lenta, cadenciosa y serena de flor
roja de espinas de madre de su hijo enamorada.
Y yo le mostraba las yemas de mis dedos hinchadas por el
escozor de las espinas de defensa de las chumberas mediterráneas, y que en el
fondo yo celebraba que hiriesen mi piel porque el manjar de mi madre era el
fruto de las espinas y su alegría olvidaba las espinas de la chumbera y de la
vida.
Mamá, también pienso ahora en mi compañera, en las mujeres
de mi vida, y en el dolor de las espinas convertidas en puñales que en mi alma
se clavaron y nadie ni nada podrá desclavar.
Mamá, cuando yo esté de nuevo con vosotras, ¿me sacarás con
tus pinzas y tus dedos de piel seca y caliente los pinchos de las yemas de mis
dedos para que pueda mesar la cabellera de fuego de mi amada?
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Suerte para uno que jugó en el Barça.
Julio Alberto Moreno Casas, “Julio Alberto”.
Futbolista de éxito, asturiano de pura cepa, catalán de
adopción, casado con hija de banquero, ejecutivo del fútbol.
Ejemplo de hombre que no entendió nunca nada en la vida.
Escogió el camino equivocado, el mundo oscuro de la droga.
Se casó con su mujer y su dinero pensando que allí estaba la
felicidad, y halló la desgracia.
Se ubicó en el fútbol de lateral izquierdo cuando él quería
ser extremo, y aún así conoció las mieles del triunfo y la estima de su
afición.
El F.C.Barcelona lo hizo ejecutivo de despacho para que
tuviese otra oportunidad, pero jamás entendió su papel.
Catalunya y su sociedad, sus gentes y sus ambientes, y
también el propio Barça y la Asociación de sus Jugadores Veteranos le dieron
las oportunidades y posibilidades que se niegan a la mayoría, pero decidió irse
porque toda su vida se desubica y no comprendió nada de la tierra que le
rescató de la inmundicia.
Tal vez en algún lugar y en alguna circunstancia encuentre
lo que le quiso dar la vida, su pareja, su equipo y su tierra de acogida.
Algo deberá entregar porque (casi) gratis ya lo ha tenido
todo.
Y todo lo ha perdido.
Suerte, Julio Alberto !
martes, 12 de diciembre de 2017
Carta de Navidad.
Señoras y señores del Partido Popular:
Me gustaría pedirles estas Navidades que me obsequien con un
regalo.
Es muy sencillo y poco costoso para ustedes.
Por favor, PROHÍBAN algo más, que tengo mono de
prohibiciones.
¡No es que me gusten, que no me gustan, las prohibiciones
digo, es que las necesito para vivir!
Sobre todo porque me encanta saltarme sus prohibiciones,
incumplirlas, sentirme como un infractor, un poco como un ladronzuelo, como
aquel personaje de Quevedo que tanto nos hacían estudiar en la Esuela porque
era literatura de la buena, no como “El tirant lo blanc” de un pagés que se
llamaba Juanot y tenía apellido de pueblo el muy desgraciado (Martorell, creo),
porque me siento rejuvenecer, como cuando mi padre me prohibía fumar y yo lo
hacía a escondidas y luego masticaba un paquete de chiclés entero para que él
no notase en mi aliento que yo había fumado.
Esa sensación de mentir e incumplir me hace sentir de nuevo
joven, vivo, revolucionario, mi riego sanguíneo aumenta y yo vibro como una
lagartija en plena vida.
Y como ustedes son especialistas en prohibir (abortar, reunirse,
manifestarse, tener ideas propias, ser separatista o independentista,
discrepar, comulgar con otros criterios que no sean los suyos, crear, no ser
religioso, mear fuera del tiesto –aunque toda España mea fuera de la taza-,
estudiar humanidades, defender lenguas propias, tener costumbres y tradiciones,
no amar la Fiesta Nacional –aunque yo amé y amo a ese toro enamorado de la luna
al que cantó el poeta que ustedes no amaron nunca-, no sentir como propio el
Himno Nacional ni la Legión,…) les ruego PROHÍBAN muchas más cosas para que yo
pueda esforzarme en no cumplirlas y así sentirme diferente de todos ustedes,
que son ricos en robar y en corrupción y en alienar todo con lo que se cruzan,
y eso, eso es precisamente lo que a mí no me gusta ni me place.
Y si no pueden ustedes hacerme este regalo, les ruego
trasladen mi petición al Rey de España, de la España Una, Grande y Libre, ese
Monarca que no ha elegido nadie, salvo un sujeto denominado Francisco Franco
Bahamonde de gran recuerdo para su partido, porque seguro que su Majestad sí
podrá, porque hasta consigue evitar que su cuñado y su hermana estén en la
cárcel, y manda huevos (perdón por la expresión, pero como que son huevos
reales espero se me perdone) conseguir eso porque miren que han hecho méritos
sobrados para ello.
No quiero molestarle más, señoras y señores del Partido
Popular, ya que tengo el convencimiento de que atenderán mi humilde solicitud
(porque en el fondo no les pido más que lo que hacen habitualmente, por lo cual
es fácil deducir que no les es en exceso costoso), y por ello paso sin más a
desearles unas muy felices Navidades, al tiempo que les mando un fuerte abrazo.
A la espera de sus noticias, reciban mi más cordial saludo.
Paco Riera.
P.D.: Me permito alguna sugerencia, con el único propósito
de ayudarles en la elección de sus prohibiciones: ¿qué tal prohibir los
castellers, o los caganers (es fácil que varios de ustedes salgan en los
pesebres catalanes con el culo al aire y un cagarrito junto al mismo, y eso
sería feísimo), o la escudella, o la crema catalana (dejen la crema a solas,
que será más sencillo, pero que esa colonia abandone el apellido “catalana”), o
los panellets ( con lo fácil que sería decir “dulce de mazapán”), o que se yo,
prohíban el nombre Barça y obliguen a que se llame como debe ser, Club de
Fútbol (¿a qué viene esa memez de Fútbol Club?) Barcelona, que queda como dios
manda, ¡carajo!
Son sólo sugerencias sin ánimo de molestar, sino de ayudar y
facilitar su trabajo.
Sé que lo sabrán entender correctamente y sin necesidad de
acudir a Jueces y Fiscales, creo, porque esos ya están saturados con
Puigdemonts y Junqueras y Forns y Romevas y Forcadells y Jordis y, sobre todo,
con los que vendrán nada más acabar con la tontería esa del 21-D.
No molesto más, que ya me he extendido en demasía.
Saludos de nuevo y felices fiestas.
Estoy muy ilusionado por ver qué prohíben para hacerme
feliz.
viernes, 8 de diciembre de 2017
Greguerías de un inconformista (XLI).
(Pensamiento a vuelapluma
tras una conversación personal en la clandestinidad del anochecer con una amiga
que me quiere y a la que yo adoro).
El final de la angustia, de la tristeza y la ansiedad casi
siempre es una sonrisa tímida inicial, que conquista después un rostro risueño
que vence al estado de letargo, y acaba con una expresión muy cercana a la
comicidad que se manifiesta en risa desordenada y relajante porque desdramatiza
todos los pesares anteriores, provocando la pausada y serena alegría de la
comprensión de la propia intimidad, antes sometida y ahora liberada.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
Comentarios y opiniones (mordaces) de aspectos de la actualidad, por Serapión (desde su púlpito en el ágora) (II).
Dice el titular de portada de hoy del rotativo madrileño ABC: “Junqueras siguen en prisión para evitar que
encabece nuevos actos violentos”.
Hay que ser muy cínico, malvado y torticero para titular así
un diario, porque el mundo entero sabe que la única violencia que ha aparecido
en el tema de la cuestión catalana las últimas semanas la han generado las
fuerzas de seguridad españolas bajo la dirección del Partido Popular y
especialmente del Presidente Rajoy, la vicepresidenta Saénz de Santamaría y el
Ministro Zoido.
Hay que tergiversar mucho la realidad, hay que ser muy
mentiroso, falso y perverso para decir y publicar calumnias de semejante
dimensión.
Hay que ser un manipulador nato, un amante de Maquiavelo y
su “fin justifica los medios”, hay que ser muy indigno para faltar a la
realidad sólo por favorecer intereses personalistas y partidistas, y encima
sentirte justificado porque lo haces por el bien de la Una, Grande y Libre, que
ya todos sabemos en el mundo mundial, en el universo universal y en la galaxia
galaxial que son varias, pequeñas y esclavas o sometidas.
Mientras escribo estas líneas me informa la radio que el
Juez del Tribunal Supremo ha decidido retirar las euro órdenes de detención
contra el President Puigdemont y otros cuatro consellers de la Generalitat
cesados por el Gobierno Central, con la única finalidad de evitar que Bruselas
pueda decidir las causas por las que se les imputa, que casi con toda seguridad
en Europa sería única y exclusivamente por posible malversación de fondos y no
por sedición, desacato a la autoridad, desobediencia, violencia, incitación al
odio, menosprecio de símbolos nacionales y alguna estupidez más de ese estulto
país que tenemos por vecino. Pero no me extenderé sobre ello, porque merecería
un libro entero hablar del brazo armado y ejecutor de la secuestrada justicia
española por el demócrata P.P. a través de los jueces que los casposos y
rancios socios de esa secta nombran a dedo con el consentimiento mudo de los
súbditos (que no ciudadanos) españoles.
Retomando el titular del diario citado al inicio de estos
comentarios rociados de opiniones, sólo puedo decir que estamos ante uno de
esos sujetos, y hablo del diario ABC, que pertenecen a esa España que, como
dijo el poeta, han de helarte el corazón.
lunes, 4 de diciembre de 2017
Comentarios y opiniones (mordaces) de aspectos de la actualidad, por Serapión (desde su púlpito en el ágora) (I).
En pleno auge del feminismo y el rechazo y el declive del
machismo, observo que las mujeres (muchas, no todas) han adoptado el lenguaje
masculino más soez.
Es fácil y habitual encontrarse con mujeres que en sus
conversaciones tanto con las de su propio sexo como con los del contrario,
pronuncian a voz en grito exclamaciones del estilo “Estoy hasta los cojones”,
“A mí me la suda”, “ Yo tengo suficientes huevos como para…”, “A mí me la trae
floja”, “Me tiene hasta la polla”,…
Tal vez un análisis más profundo nos diría que sólo utilizan
esas expresiones propias de la masculinidad las mujeres jóvenes, y no lo hacen
así las adultas que son las que de verdad luchan por la igualdad de sexos, por
aquello de los desencuentros generacionales.
Aún así, es curioso, ¿verdad?
O simplemente… ¿lastimoso?
viernes, 1 de diciembre de 2017
Greguerías de un inconformista (XL).
Hace unos años, cuando un dibujante de cómic o un ilustrador
gráfico dibujaba un hombre en estado de embriaguez, además de colocarle las
piernas en posiciones difíciles (cruzadas, torcidas, arqueadas excesivamente,…)
trazaba unas líneas onduladas breves y repetidas entorno a la cabeza del
individuo, como signo inequívoco de escaso control de su cerebro y de la
situación. Y muchos de esos ilustradores acababan adornando su dibujo con una
expresión escrita en torno a la boca del sujeto que solía taparse con una mano,
concretamente escribían HIP, HIP, HIP!, como si el hipar fuese una demostración
propia y casi exclusiva del estado etílico.
La compresión por parte del lector o del observador era
rápida e instantánea: todos interpretábamos con precisión que se estaba
representando a un borracho.
Hoy, se me ocurre sugerirles a los ilustradores y
dibujantes, a los grafistas y a los hacedores de cómics que utilicen estas
expresiones y símbolos cuando dibujen a la gente corriente y moliente tras
escuchar las declaraciones en general y las conclusiones en particular de
nuestros políticos.
Pienso que será tremendamente ilustrativo del estado en el
que los seres normales nos quedamos tras escuchar sus mítines, propuestas,
programas, objetivos,… y además recuperaremos una simbología entrañable y que
actualmente está en proceso de extinción.
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