miércoles, 28 de marzo de 2018

La bibliotecaria y la cobra.



Una bibliotecaria asmática pudo descansar al fin el día que, en uno de sus paseos por el parque de la ciudad cercano a la Biblioteca donde ejercía sus funciones y que le ayudaba a airearse un poco del viciado ambiente propio de los locales cerrados donde se apilan y conservan cantidad ingente de libros, manuscritos, documentos, mapas y papiros, amistó con una cobra que por allí zigzagueaba a la caza de algún pequeño roedor para saciar su apetito. Amistaron rápido porque la bibliotecaria comprendió que allí tenía una posible forma de disminuir su sufrimiento diario. Amistaron tanto, decía, que la bibliotecaria convenció a la cobra para que fuese su compañera en la Biblioteca municipal, donde gozarían de la recién creada amistad y la cobra podría satisfacer sus necesidades alimenticias sin problema alguna  con extrema facilidad.
La función de la cobra consistiría en pasearse sin descanso entre los bancos de los numerosos lectores que todos los días visitaban la Biblioteca evitando las muchísimas rupturas del silencio, obligado en toda Biblioteca, por algunos de los visitantes que cuchicheaban en exceso, y que perjudicaban de manera notable la necesaria concentración de los silenciosos en la lectura.
Así que la cobra pasaba el día entre las bancadas de la Biblioteca municipal emitiendo su característico SSSHHHHTTTT ¡ en cuanto empezaba a oír los bisbiseos de algunos, y la bibliotecaria podía descansar de aquello que tanto la fatigaba a consecuencia de su asma.

Pero ocurrió que, de cuando en cuando, la cobra desaparecía por espacio de alguna semana, y eso preocupaba a la bibliotecaria porque deseaba ver a su amiga y la ausencia de ella la obligaba a ser ella quien emitiese el SSSHHHHTTTT ¡ con las funestas consecuencias que ello representaba para su asma.

Nunca supo a qué se debían esas ausencias, a pesar de que con el paso de los años observó que descendía el número de asistentes habituales a la Biblioteca municipal al tiempo que aumentaba el número de ratones que en los atardeceres y anocheceres campaban a sus anchas royendo algún que otro documento y cazando algún que otro insecto despistado.

sábado, 24 de marzo de 2018

Bestiario catalán.



En el bestiario catalán tenemos ya una figura nacional importante y emblemática, como por ejemplo en Francia lo es el Gallo, en Australia el Canguro, o los republicanos americanos se presentan bajo la singular protección de un Elefante, o la España fascistas e imperialista se representaba bajo la protección de las alas del Águila imperial.
En Catalunya tenemos como gran figura animal al Burro catalán.

Pero se da la circunstancia de que en la actualidad a nuestro Burro le ha salido una dura competencia, porque un nuevo animal se está incorporando con enorme potencia y con todo derecho al imaginario catalán.
Este nuevo animal es de parentesco muy próximo al burro en sí mismo, por lo que no causa ni causará distorsión alguna en la predilección catalana por uno u otro animal.

Se trata de una curiosa variedad de Asno gallego, pero con apariciones cada vez más frecuentes en territorio catalán, que es conocida ya en casi todo el mundo zoológico bajo la denominación de “MariASNO”.

Se le reconoce con enorme facilidad y sencillez por una serie de rasgos característicos, como son el tamaño considerable de todo su cuerpo para ser un simple asno, lucir una barba blanca escasa y rala a diferencia del chivo, caminar con las manos o patas delanteras ligeramente elevadas por encima de su propio pecho, que suele tender a inclinarse hacia adelante y, sobre todo, por la emisión de su voz, que atiende al nombre de rebuzno o roznido, en ningún caso relincho, con un muy característico ceceo que imposibilita totalmente comprender si lo que desea es una u otra cosa, porque parece que lo que quiere es en algunas ocasiones aparearse pero al poco utiliza el mismo sonido para amenazar, consiguiendo al mismo tiempo dos efectos, el de confundir al especialista en esta especie y confundirse a sí mismo en la emisión y pronunciación de su deseo.
Incluso se han comprobado escasas diferencias entre la emisión de sonidos habituales de esta variedad gallega de asno cuando son laríngeos o bucales o del tipo anal. Prácticamente no hay otro animal que emita sonido parecido, porque hasta la mula relincha o gime, pero en ningún caso rozna como los asnos comunes.

Bien, si finalmente la evolución propia de todas las especies consigue que se incorpore al bestiario catalán, cosa que parece ahora mismo harto probable por el número incontable de asnadas que realiza, no nos quedará más que darle la bienvenida y honrar al “MariASNO” tal y como se merece.

lunes, 19 de marzo de 2018

Greguerías de un inconformista (L).



(Dedico esta última greguería a un humorista, al que yo calificaría más como libre pensador que como humorista, que durante muchos años fotografió y radiografió este país llamado España con un sarcasmo exquisito, fino y acertado, desde sus viñetas de un rotativo venido a menos y traidor a sus principios fundamentales como es, desde mi punto de vista, “El País”.
He tardado en realizarle este pequeño, ínfimo homenaje, porque de mi compañera aprendí que las cosas hay que hacerlas cuando tocan, y hasta ahora no he encontrado lo que buscaba, lo cual significa que es hoy y ahora cuando debo rendirle homenaje porque lo que buscaba hoy lo encontré.
Estoy hablando del gran Antonio Fraguas, “Forges” (no,mbre con el que firmaba y que es traducción del catalán de su apellido, porque era la tierra de sus antepasados y tierra a la que amaba profundamente), fallecido ya hace unas semanas, al que a través de sus viñetas he seguido durante años y años por su gran capacidad de síntesis, su espíritu crítico pero siempre constructivo, y su fiel reflejo de nuestra sociedad, de la que uno de sus personajes favoritos y nunca más acertados, visto lo visto en la actualidad, era su “Mariano”.
No copiaré la singularidad de sus paréntesis, de trazo grueso y fino en ocasiones y de forma alternativa y alternante, por respeto a sus diseños, pero sí utilizaré una de sus expresiones más características porque pienso que son el homenaje que su personalidad requiere).




                                     ¡¡¡ País !!!

El pensamiento y el descanso.



Pensaba que la propia vida
me ofrecería el descanso,
el sosiego y el silencio
del pensamiento escaso.

Pero acontece que muchos de mis sueños,
que son un tercio largo de la vida de cada día
se convierten en una enorme fábrica de pesadillas
que me impiden el reposo y el silencio.

Y a cada sueño desordenado acuden cada noche
personajes que han frecuentado mi vida
y me provocan despertares de desasosiego
como una sensación del repaso final de mis días.

Durante la jornada recuerdo su baile frenético
que anuncia que es difícil que pueda regresar de mi exilio,
y me refugio en gozar con la narración de cuentos
y leyendas de la comarca de la Cerdanya
en escuelas, residencias y hogares de ancianos,
donde me siento acogido como los gigantes errantes de los montes
y las encantadas de agua dulce de los lagos, ríos y grutas.

Hasta que mi voz sea reconocida en mis paseos por bares,
restaurantes y locales comerciales por regalarla a la radio
me abruma en ocasiones como si el verbo del tiempo
pasado fuese ya mi natural condición.

Pero no debo manifestar queja ni lamento alguno
porque no puedo ni quiero regresar de este mi exilio
porque mi alma y mi espíritu anhelan las ausencias
que sostienen mis soledades de mi media vida,
porque como ya escribí quiero que permanezcan
en mi medio ser porque soy la mitad de lo que era antes.

sábado, 17 de marzo de 2018

Greguerías de un inconformista (XLIX).



(Estas breves letras quiero dedicárselas a mi hijo Aleix, con el que he hablado esta noche para preparar la presentación de mi libro “Las mujeres de vida. Prosa poética cromática” en su población de adopción, Tarancón (Cuenca), conversación en la que me ha confesado que no puede leer mi manuscrito porque sus ojos se le anegan de las lágrimas que su madre le regaló).

Aleixet, hijo mío, con nombre de plata y solidez de mercurio.
Tu madre, durante su calvario de cuarenta días y en la pulcritud transparente de su muerte y antes de que el tratamiento químico se la robase, le cayó, en una madrugada silente, caliente e incandescente, y con la lentitud de la grandeza de dama hecha  de la piedra preciosa de la esmeralda, una única lágrima de oro que se deslizó lentamente por su mejilla acariciando cada una de sus pecas de rubí, y se depositó en mi alma para que yo la guarde para toda mi vida ausente, presente a veces, latente en ocasiones, vibrante cuando ella me dice que así me muestre,  como el enorme y último tesoro con el que ella me obsequió.

martes, 13 de marzo de 2018

Una lágrima de una niña de once años.




¡Hoy me he emocionado!

En un colegio explicaba mi cuento “El Elefante que de una mariposa se enamoró” cuando al finalizar mi narración un niña regordeta y de uñas pintadas de rojo, de once  años de edad, me ha preguntado entre las risas de sus compañeros si era verdad lo que yo había explicado al decir que todas las mariposas que veremos revolotear  a partir de esta próxima primavera serán el fruto del amor entre mi Elefante y su Mariposa.
Le he hecho levantarse y cogiéndola de la mano le he dicho, rodilla en tierra, que sí, que es verdad, que el amor todo lo puede, que la magia y la fantasía existen, que solo hay que creer en que lo imposible es posible.
Que hoy día, por la fuerza del ser humano, un síndrome de Down trabaja, un paralítico físico practica deporte, un autista escribe, un sordo oye y un mudo habla.

Se ha hecho un silencio enorme en toda la clase, y la lágrima que me ha regalado Marta me ha penetrado en mi alma como una daga en mis labios y en mi lengua húmeda hasta secarlos para impedirme pronunciar palabra alguna.

He abandonado la clase perseguido por Elisenda, la profesora de Marta, la niña regordeta de cuerpo y amplia de corazón, quién me ha dado un paraguas para protegerme de la lluvia del cielo que hacía honor al llanto de la pequeña Marta, de su profesora y del mío propio.
No he utilizado el paraguas, porque me encaminaba a la radio y necesitaba agua en mi boca, en mi lengua, y en mi cuello áspero.
Ya en el coche, no he podido sostenerme y he llorado eternamente.

sábado, 3 de marzo de 2018

Ratas de biblioteca.


Ratas de biblioteca.

(Esta narración breve se la dedico a la editora de mi primer libro, María Morales, sin cuyos desvelos el mismo no sería posible.
Le comenté hace unos días que me gustaría editar un libro en el que trabajo hace tiempo y que yo ya denomino “Bestiario. Narraciones breves”, y del cual esta narración formará parte tanto si se publica como si solo queda entre mis escritos no publicados).

Hoy no nieva.
Tampoco llueve.
Luce un sol tímido, pero sol al fin y al cabo.

No sé que fibra de mi cuerpo ha detectado la inminente llegada de la primavera. Tal vez ha sido la lectura en la prensa de la mañana de que el próximo 25 de marzo volveremos a adelantar el reloj: a las 02.00 h. llevaremos las agujas hasta las 03:00 h., y eso huele a primavera.

Y mientras me tomaba un café he pensado en la huerta, en la preparación de la tierra para dejarla lista para plantar. Todavía falta tiempo, pero el tiempo corre deprisa.

Y entonces he tenido una idea: este año prepararé un bancal para plantar letras. Y creo que plantaré las vocales y alguna que otra consonante que amo por la contundencia de su sonido.
Estas letras serán las semillas que harán que broten palabras, palabras que nacerán sanas y no necesitarán de productos químicos que eviten plagas de parásitos ni que protejan del apetito y la glotonería de invertebrados como las babosas y caracoles que las devorarían en una sola noche.
Y cuando las palabras hayan brotado formarán páginas que recogeré cuando maduren y ya se hayan convertido en frutos que serán libros, y haré una excepción y en esta ocasión no prepararé, como con otros productos de la huerta, mermeladas y confituras, que en este caso serían de prosa, de poesía, de prosa poética cromática, y de narraciones breves.
Simplemente recogeré los libros y con ellos formaré una biblioteca que dejaré que sea pasto de las ratas de biblioteca, que podrán devorar con su lectura los libros de mi huerta cómo y cuándo quieran, porque así lo decidieron con su respeto durante la época de la floración y maduración los limacos y los gasterópodos de mi jardín.

Sí, así será esta próxima primavera en la huerta de mi casa de pueblo de Enveitg en la Cerdanya.