Ayer la Lechuza intentaba (obsérvese el significado del
verbo, que no es lo mismo que el verbo conseguir) desayunar tranquilamente
después de felicitar el día a sus amigos con un “guatsap”, como hace
frecuentemente. Se encontraba llena de energía y vitalidad y había dispuesto
sobre la mesa unas tostaditas con jamón dulce, un poco de vino rosado y
gaseosa, además del periódico del día.
Y se encontró, así, de sopetón, me dice a mí, su Cronista,
con algunos titulares del diario, y me dice algunos porque al llegar justo a la
mitad del periódico había perdido toda su energía, toda su vitalidad y toda la
ilusión por el nuevo día que iba a comenzar observándome realizar pequeños
trabajos de “bricolage” en mi casa de Enveitg.
- Trump
o el abuso de poder.
- Hollande
a Macron: “En el Elíseo no te fíes de tus jóvenes consejeros”.
- De
Bonafini , Jefa de las Madres de la Plaza de Mayo (Argentina), acusada de
corrupta por el desvío de doce millones de euros que recibieron para hacer
vivienda pública.
- La
Fiscalía se querella contra la Consellera Borràs por licitar las urnas.
- La
Guardia Civil vincula a Cifuentes con la financiación ilegal del P.P.
- Villar
Mir investigado por el caso “LEZO”.
- El
Congreso reprueba al Ministro Catalá y exige la destitución de Maza y Moix
(fiscales).
- Cuatro
ex cargos de ADIGSA evitan la prisión al confesar.
- Prisión
para dos urbanos por el asesinato de un agente.
¿Se puede vivir así?
¿Pero qué es lo que hemos sido capaces de crear la especie
humana?
La Lechuza rompió el diario, lo tiró a la basura, y se
dispuso a observar mi trabajo con una carita que daba tanta pena que no pude
más que acariciarle la cabecita en un silencio de triste y resignada
comprensión.
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