Camino ya de la Plaza de Sarriá, eje neurálgico del pueblo
que es mi barrio, es fácil encontrarse con J por los jardines del Consulado
americano, haciendo como que vigila y controla cuando en realidad lo único que
hace es pasear morosa y cansinamente el devenir de las horas.
Curioso tipo con careto de bondadoso oso yogui pero que si
te suelta un mamporro te gira la nariz y el morro y le da la vuelta a las
orejas como quien le da la vuelta a un guante cuando se lo quita y luego se
cabrea porque mira qué pesados los guantes, y te queda desintegrado el bozo y
todo lo que le acompaña.
Curioso tipo que trabaja para los Estados Unidos de América
y tiene por cónyuge a una bolchevique, una rusa quiero decir pero me sobrepasa
a veces mi espíritu revolucionario (y prefiero el término al de menchevique,
que parece que es como menos exigente) .
Curioso tipo de madre antillana y padre del que no habla
nunca jamás. Desesperado tipo porque la rusa acaba de abrazar la fe de los
Testigos de Jehová o de los absentistas o de los del antepenúltimo o de la
ultima noche día o algo parecido y él, que es de Seguridad y de esos que se les
supone como muy serios y poco dados al humor, le caen las lágrimas no se sabe
bien si de tristeza o de la rabia que se le ha incrustado en el alma por los
vaivenes pseudoreligiosos de su mujer.
Buen tipo para compartir unas cervezas en plural, que el
aguanta a pie derecho y los normales debemos cuidar nuestras manifestaciones
mingitorias por si al menor descuido damos fe de las mismas.
Buen tipo.
Cariñoso escondido y retraído por vergüenza profesional.
Pero con humanidad que le desborda de su cuerpo fornido de
segurata auténtico y experimentado (supongo).
Frente al Consulado yanqui pisos alto standing con
habitantes al estilo catalán, de los que habitan allí pero nadie sabe quién son
ni cuanto dinero tienen y mira tú que lo tienen, salvo uno que atiende por
Lionel Messi, el mismo de Lobo Antunes, y que ya trajo consigo el silencio y la
prudencia al estilo de los ricos catalanes, y si no es así tal vez sea el
autismo propio del sencillo que es famoso y él mismo no sabe ni por qué, ya que
sólo le da patadas a un balón en camiseta y calzoncillos y salvo de fútbol no
habla de nada más no se sabe si porque no quiere o porque no sabe, aunque todos
sabemos de su dinero porque sale hasta en la prensa en tipos gordotes y además todos los días.
Y detrás de ellos, el Palacete que lo fue porque ya no lo
será de los Duques de Palma, a los que no me referiré porque historias,
venturas y desventuras de la pareja las conoce todo el mundo, y por norma y
tradición son aburridas porque mira que los borbones lo son, salvo parece en la
intimidad de las sábanas, porque así lo cuentas sus aventuras silenciadas por
cuestiones de estado, y que parece que gestionan sin los miramientos propios de
sus restricciones constitucionales, y además no hablaré de ellos porque los considero
advenedizos y no autóctonos de mi pueblo que es un barrio.
Y ya la nariz y algo de quiete que creo se denominan
glándulas pituitarias percibe con inconsciencia los aromas y olores que
impregnan toda la Plaza del pueblo ya que a escasos metros de la misma, el
Mercat de Sarriá.
Es un mercado pequeño, de barrio caro, porque el mercado es
caro, y pequeño, por lo que no se encuentra de todo y lo que se encuentra es
caro.
Pero es un mercado, con sus paradistas, sus productos, sus
artículos, sus personajes de un lado del mostrador y del otro que merecen un
capítulo exclusivo como la Paqui de la Pescadería que se pasa el día con un ojo
pegado a la rejilla que le comunica con la pescadería de al lado que está
regentada por su cuñada con la que no se habla por odio recíproco y
recalcitrante, mientras los respectivos maridos trajinan con cajas de pescado
fuera de los mostradores y tampoco se hablan pero sí se gruñen no se sabe si
por solidaridad con sus pescaderas o también por amargor entre ellos.
El Mercado respira olores, despide sabores, te inunda los
sentidos de querencias de amores, enamora por sus fragancias, seduce por la
elegancia de sus clientes y es del barrio su esencia,
aunque a veces,
excesivas veces, también sus productos carecen de sabores y de olores.
(continuará)
¡¡¡Genial lo de los "absentistas"!!!!
ResponderEliminarEjercer de ello en cualquiera de sus dos variedades, a saber, alejarse de tó o darse a la noble bebida, seguro que es práctica muy recomendable en algún momento...
Me apunta a una juerga con absenta!!!
ResponderEliminarTengo que seguir con este tema, pero es que ahora me tienes "absentado" el coco. Uyyyy, no debería decirlo, que se me ve el plumero!!!