lunes, 17 de marzo de 2014

Personajes de mi pueblo y otras cosas en una historia que no es de cronopios ni de famas argentinas porque es simplemente una historia horizontal de mi pueblo que en realidad es un barrio (8). Capítulo 2.



Camino ya de la Plaza de Sarriá, eje neurálgico del pueblo que es mi barrio, es fácil encontrarse con J por los jardines del Consulado americano, haciendo como que vigila y controla cuando en realidad lo único que hace es pasear morosa y cansinamente el devenir de las horas.
Curioso tipo con careto de bondadoso oso yogui pero que si te suelta un mamporro te gira la nariz y el morro y le da la vuelta a las orejas como quien le da la vuelta a un guante cuando se lo quita y luego se cabrea porque mira qué pesados los guantes, y te queda desintegrado el bozo y todo lo que le acompaña.
Curioso tipo que trabaja para los Estados Unidos de América y tiene por cónyuge a una bolchevique, una rusa quiero decir pero me sobrepasa a veces mi espíritu revolucionario (y prefiero el término al de menchevique, que parece que es como menos exigente) .
Curioso tipo de madre antillana y padre del que no habla nunca jamás. Desesperado tipo porque la rusa acaba de abrazar la fe de los Testigos de Jehová o de los absentistas o de los del antepenúltimo o de la ultima noche día o algo parecido y él, que es de Seguridad y de esos que se les supone como muy serios y poco dados al humor, le caen las lágrimas no se sabe bien si de tristeza o de la rabia que se le ha incrustado en el alma por los vaivenes pseudoreligiosos de su mujer.
Buen tipo para compartir unas cervezas en plural, que el aguanta a pie derecho y los normales debemos cuidar nuestras manifestaciones mingitorias por si al menor descuido damos fe de las mismas.
Buen tipo.
Cariñoso escondido y retraído por vergüenza profesional.
Pero con humanidad que le desborda de su cuerpo fornido de segurata auténtico y experimentado (supongo).

Frente al Consulado yanqui pisos alto standing con habitantes al estilo catalán, de los que habitan allí pero nadie sabe quién son ni cuanto dinero tienen y mira tú que lo tienen, salvo uno que atiende por Lionel Messi, el mismo de Lobo Antunes, y que ya trajo consigo el silencio y la prudencia al estilo de los ricos catalanes, y si no es así tal vez sea el autismo propio del sencillo que es famoso y él mismo no sabe ni por qué, ya que sólo le da patadas a un balón en camiseta y calzoncillos y salvo de fútbol no habla de nada más no se sabe si porque no quiere o porque no sabe, aunque todos sabemos de su dinero porque sale hasta en la prensa en tipos gordotes  y además todos los días.

Y detrás de ellos, el Palacete que lo fue porque ya no lo será de los Duques de Palma, a los que no me referiré porque historias, venturas y desventuras de la pareja las conoce todo el mundo, y por norma y tradición son aburridas porque mira que los borbones lo son, salvo parece en la intimidad de las sábanas, porque así lo cuentas sus aventuras silenciadas por cuestiones de estado, y que parece que gestionan sin los miramientos propios de sus restricciones constitucionales, y además no hablaré de ellos porque los considero advenedizos y no autóctonos de mi pueblo que es un barrio.

Y ya la nariz y algo de quiete que creo se denominan glándulas pituitarias percibe con inconsciencia los aromas y olores que impregnan toda la Plaza del pueblo ya que a escasos metros de la misma, el Mercat de Sarriá.

Es un mercado pequeño, de barrio caro, porque el mercado es caro, y pequeño, por lo que no se encuentra de todo y lo que se encuentra es caro.
Pero es un mercado, con sus paradistas, sus productos, sus artículos, sus personajes de un lado del mostrador y del otro que merecen un capítulo exclusivo como la Paqui de la Pescadería que se pasa el día con un ojo pegado a la rejilla que le comunica con la pescadería de al lado que está regentada por su cuñada con la que no se habla por odio recíproco y recalcitrante, mientras los respectivos maridos trajinan con cajas de pescado fuera de los mostradores y tampoco se hablan pero sí se gruñen no se sabe si por solidaridad con sus pescaderas o también por amargor entre ellos.
El Mercado respira olores, despide sabores, te inunda los sentidos de querencias de amores, enamora por sus fragancias, seduce por la elegancia de sus clientes y es del barrio su esencia, aunque a veces, excesivas veces, también sus productos carecen de sabores y de olores.
 
(continuará)


 

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Genial lo de los "absentistas"!!!!
    Ejercer de ello en cualquiera de sus dos variedades, a saber, alejarse de tó o darse a la noble bebida, seguro que es práctica muy recomendable en algún momento...

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  2. Me apunta a una juerga con absenta!!!
    Tengo que seguir con este tema, pero es que ahora me tienes "absentado" el coco. Uyyyy, no debería decirlo, que se me ve el plumero!!!

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