He leído que los campesinos de los campos de soja de Corea
del Norte dicen que si conoces un hombre que llora generosamente es porque
tiene un corazón generoso.
Yo me emociono con facilidad, y soy lo que aquí calificamos
como una persona “de lágrima fácil”.
Pero dudo tener un corazón generoso.
Deberé esforzarme y trabajar mi corazón para que los
campesinos nord-coreanos no vean afectado su refrán.
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