Me enteré de su fallecimiento a través de su compañera.
Yo le envié un correo electrónico a Fernando hace unos días
porque me extrañaba no recibir en las últimas semanas nada de él.
La última que lo ví en el “Treze” me quedé preocupado porque
lo ví extremadamente delgado y pensé que su delgadez era de la vida.
A mi correo me ha respondido hace unas horas su mujer, a la
que creo conocí en una ocasión porque Fernando me la presentó en nuestro lugar
habitual de encuentro, donde practicábamos el arte de la tertulia, el “Bar
Treze” de Major de Sarriá.
Estoy pensando en ti, Fernando Torras Miraved, y mis
pensamientos no son una dedicatoria póstuma, no quiero verlo así, si no un
ruego, amigo querido y admirado.
Fernando, vivimos en un mundo que está en huelga permanente.
Huelga de estibadores, huelga de seguridad en los
aeropuertos, huelga de taxistas, huelga de encargados de la limpieza de las
calles y locales públicos,…
Pienso que también hay huelga de sentido común y de
inteligencia en la clase política y entre los pensadores, huelga de filosofía,
huelga en las artes y en la ciencia y en la cultura en general.
Estoy convencido de que estarías, estás, de acuerdo conmigo.
Te conocí poco, pero te conocí.
Por eso los imbéciles campan a sus anchas.
Creo que huelga decir que la razón, la ética, la honestidad,
la sinceridad, la equidad,… también están de huelga. Y si no lo están, lo
parece. Están, dejémonos de condescendencias.
Fernando, desde tu nuevo mundo intangible, te lo ruego, TÚ
NO HAGAS HUELGA !
Cuida de todos nosotros, los huelguistas y los que no
queremos hacer huelga.
Es la primera vez y la última en la que me atrevo a pedirte algo,
amigo, porque se que ahí estarás.
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