Hace unos años, cuando un dibujante de cómic o un ilustrador
gráfico dibujaba un hombre en estado de embriaguez, además de colocarle las
piernas en posiciones difíciles (cruzadas, torcidas, arqueadas excesivamente,…)
trazaba unas líneas onduladas breves y repetidas entorno a la cabeza del
individuo, como signo inequívoco de escaso control de su cerebro y de la
situación. Y muchos de esos ilustradores acababan adornando su dibujo con una
expresión escrita en torno a la boca del sujeto que solía taparse con una mano,
concretamente escribían HIP, HIP, HIP!, como si el hipar fuese una demostración
propia y casi exclusiva del estado etílico.
La compresión por parte del lector o del observador era
rápida e instantánea: todos interpretábamos con precisión que se estaba
representando a un borracho.
Hoy, se me ocurre sugerirles a los ilustradores y
dibujantes, a los grafistas y a los hacedores de cómics que utilicen estas
expresiones y símbolos cuando dibujen a la gente corriente y moliente tras
escuchar las declaraciones en general y las conclusiones en particular de
nuestros políticos.
Pienso que será tremendamente ilustrativo del estado en el
que los seres normales nos quedamos tras escuchar sus mítines, propuestas,
programas, objetivos,… y además recuperaremos una simbología entrañable y que
actualmente está en proceso de extinción.
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