viernes, 1 de diciembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XL).

 
Hace unos años, cuando un dibujante de cómic o un ilustrador gráfico dibujaba un hombre en estado de embriaguez, además de colocarle las piernas en posiciones difíciles (cruzadas, torcidas, arqueadas excesivamente,…) trazaba unas líneas onduladas breves y repetidas entorno a la cabeza del individuo, como signo inequívoco de escaso control de su cerebro y de la situación. Y muchos de esos ilustradores acababan adornando su dibujo con una expresión escrita en torno a la boca del sujeto que solía taparse con una mano, concretamente escribían HIP, HIP, HIP!, como si el hipar fuese una demostración propia y casi exclusiva del estado etílico.
La compresión por parte del lector o del observador era rápida e instantánea: todos interpretábamos con precisión que se estaba representando a un borracho.

Hoy, se me ocurre sugerirles a los ilustradores y dibujantes, a los grafistas y a los hacedores de cómics que utilicen estas expresiones y símbolos cuando dibujen a la gente corriente y moliente tras escuchar las declaraciones en general y las conclusiones en particular de nuestros políticos.

Pienso que será tremendamente ilustrativo del estado en el que los seres normales nos quedamos tras escuchar sus mítines, propuestas, programas, objetivos,… y además recuperaremos una simbología entrañable y que actualmente está en proceso de extinción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario