Hoy hace cuatro años que
saliste de casa con una de tus alas que ya no quería volar, pero con la sonrisa
y esa paz que siempre te acompañó.
Hoy a las cinco de esta
madrugada de diciembre empecé a comprender.
Hace dos días les dije a unos
niños que escuchaban en una Librería mi Cuento que cuando el Señor Elefante del
África Central estornudó y de su enorme nariz surgieron centenares, miles,
millones de hermosas mariposas, entonces comprendió.
Comprendió que todo es
posible incluso a veces inevitable aunque nos parezca que no.
Y desde ese entonces decidió
enseñar a estornudar a todos los animales de la selva para que aprendiesen
aquello que a él le supuso tanta felicidad.
Con tu aleteo aliéntame para
que yo comprenda también tu mensaje y aprenda lo que el Elefante ya aprendió.
Se lo recite a la amiga a la
que el cuento dediqué y hoy te lo
recito a ti, mi amor:
Cuando aparece
la mariposa,
aleteo de amor.
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