Hasta que la sociedad civil no se estructure como
alternativa a los políticos, banqueros y grandes capitostes de las grandes
empresas, la situación que se inició en 2008 y de la que todavía no se
vislumbra el final NO se revertirá.
Los agentes citados son los que manejan los hilos del poder,
poder que está en sus manos y que desean conservar a toda costa porque es su
“modus vivendi”, ya que la gran mayoría de esta clase gobernante, tanto desde
la política como desde el mundo empresarial, carece de la formación mínima
aconsejable para dirigir los destinos de un país.
Como dice algún analista, para ello el poder tacha de antidemocrático a cualquiera
que ose discutir o poner en tela de juicio algunos de los denominados
principios de nuestra pseudodemocracia, que no democracia, y diría incluso, y
tal vez me ajusto más a realidad, de nuestro sistema oligárquico.
Porque el auténtico y real principio que rige nuestra
organización político-administrativa es la CORRUPCIÓN en todos los estamentos
de la vida pública nacional y autonómica.
El Gobierno anterior negó la crisis y el actual se presentó
a las elecciones con una lista de medidas de las que no ha cumplido
absolutamente con ninguna.
¿Cómo la sociedad civil puede permitir que sigan gobernando?
Yo procedo del mundo de las Agencias de Publicidad, y
desarrollé mi carrera principalmente en una multinacional americana, por lo que
ahí forjé mis no muy profundos conocimientos en la dirección de una empresa
(dirección de personas, desarrollo de estrategias de comunicación, creatividad,
y por supuesto, algo de control presupuestario y obtención de resultados) pero
sí suficientes como dirigir el negocio durante una decena de años.
¿Alguien puede imaginar que pasaría con un Director
General de una Agencia de Publicidad caso de suceder lo que en breves líneas describo seguidamente?
El esquema del ejemplo atiende al criterio de objetivos y promesas de la
D.G. y la realidad final:
- conseguiremos un
gros-income (diferencia compras-ventas) de 50.000€€ este año
= pérdidas de 20.000€€ nada más cerrar el primer trimestre, 35.000€€ al cierre
del ejercicio.
- reduciremos la
plantilla y sus costes = antes eran 25 y ahora son 34, y antes la partida de
“compensation” era de 30.000€ y ahora es de 74.000€€
- ganaremos cinco nuevos
clientes que nos garantizarán los próximos tres años = no se gana ninguno y se
pierden tres (dos de ellos de suma importancia para la supervivencia de la
Agencia).
- los gastos generales
serán reducidos a la mitad = aumentan en un 32%.
- el sueldo del equipo
directivo se reducirá en un 15% en tres años = aumenta sólo en el primer año un
12%
- en el ranking de
nuestro sector nos posicionaremos entre los “top ten” (ahora somos los 18) =
descienden al 24 (por la pérdida de clientes, claro, porque todo se justifica).
Es fácil deducir lo
que haría el Consejo de Administración con el Director General, ¿verdad?
Pues en política, las promesas que se lanzan durante el período de campaña no tienen importancia alguna, ya que como todos sabemos el actual Jefe de Gobierno no cumple ni una sola (ahora ya circula por la red la broma de que cuando llegue su cumpleaños será la primera vez que el gallego cumple algo) de esas promesas que fueron su Programa Electoral y gracias a ellas dejó de ser el Jefe de la Oposición para ser el Jefe del Gobierno
de la Nación... y ahí sigue, incumpliendo de forma permanente con todo lo que prometió (no subir impuestos, no tocar el IVA, ni las pensiones, ni...).
Se comenta estos días que según la tradición maya el 21 de
diciembre, mañana, finaliza el mundo. Creo que realmente no será así, y que los
meteoritos que predijeron no descargarán contra nuestro planeta.
Pero tal vez algo sí sabían o intuían los mayas.
Que el mundo actual, tal y como lo tenemos estructurado,
tiene las horas contadas.
Y, por tanto, deberá surgir otro mundo, otra organización de
la sociedad, otra manera de hacer política, sin corrupción, si engaños, sin
mentiras de la clase que detenta el poder político y económico, sin la actual
corrupción invadiendo todos los organismos de la vida social, con un poder
judicial libre y justo, con un Estado de Derecho auténtico y no la pantomima
que ahora rige en este país, con la solidaridad como eje básico de las
relaciones humanas, con una sanidad al alcance de cualquier persona, con una
enseñanza no basada en la discriminación y en los principios del partido
imperante sino en el conocimiento de las ideas para buscar el progreso,…
Para ello, para ese fin del mundo que la civilización maya
predijo, se necesita que la sociedad civil asuma todo el protagonismo y empiece
su nueva construcción bloqueando, eliminando, superando estos elementos que han
distorsionado los objetivos comunes priorizando los suyos particulares y
partidistas hasta el extremo de situar nuestra sociedad en la coyuntura actual.
La regeneración de la clase política y empresarial es
absolutamente necesaria, y cuando con ello empecemos, sabremos que los mayas
tenían razón.
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