sábado, 4 de febrero de 2017

Ordenando algunas de mis ideas (porque ahora ya es el momento de hacerlo sin dilaciones ni disgregaciones).

 
Ante la enorme profusión de noticias, comentarios, artículos de opinión, pareceres, sentencias,… con las que nos bombardean día sí y día también los mass-media y personajes públicos de diversas procedencias sobre el Referéndum de Catalunya, y ante el juicio contra el exPresident Mas, la exVicepresidenta Ortega, y la exConsellera Rigau, que comienza este próximo 6 de febrero, por diversas causas de claro signo político (que no delictivo), quiero poner orden en mi cabeza porque tengo la sensación de que en ocasiones “me bailan” las ideas.
Y para ello voy a seguir dos consejos que me parecen oportunos para el objetivo que persigo: brevedad y sencillez.
Brevedad porque las cosas no precisan de excesiva oratoria ni de complejos mecanismos intelectuales para ser comprendidas con claridad meridiana, porque las cosas son más fáciles de lo que normalmente pensamos.
Y sencillez por exactamente los mismos motivos y argumentos que acabo de citar en la líneas anteriores.
Un Referéndum no es más que una consulta a la ciudadanía sobre un tema o aspecto concreto. Simple y llanamente es eso. ¿Estamos de acuerdo? Creo que es acertado y sencillo decir que sí, que así es.
Entonces, ¿qué delito cometen los que convocan un referéndum para conocer la opinión de la ciudadanía sobre el tema que sea?
Ninguno, breve y sencillamente, ninguno.

¿Dónde está el problema entonces?
Creo que el Gobierno o los gobernantes que temen una consulta no tienen miedo, en realidad, a la pregunta, que es el Referéndum, sino a la respuesta del mismo, porque si la respuesta no conviene a sus intereses o creencias les genera un problema.
Pero a ellos. Sólo a ellos. No a la ciudadanía consultada.
Y si la respuesta es, como decimos, contraria a su pensamiento o forma de concebir la sociedad, mi pregunta es también breve y sencilla, por coherencia con mi planteamiento inicial: ¿se puede mantener algo, lo que sea, desde la imposición?
¿Se puede mantener desde la imposición un matrimonio, una familia, la amistad, una sociedad mercantil o de intereses económicos, una asociación que nace y existe para buscar unos objetivos comunes,…?
Evidentemente, no.
Lo que ocurre es, simplemente, que se deshace el matrimonio (divorcio), la familia (separación física y  psíquica), la amistad (alejamiento y distanciamiento de los amigos), la sociedad mercantil (cierre legal de la actividad), la asociación (idem. anterior),… y se construye otra cosa (nueva pareja, nueva familia, nuevos amigos, nuevas sociedades económicas, nuevas asociaciones,…) que sí es deseada mayoritariamente por aquellos que han manifestado previamente su opinión.
Es posible que yo sea muy simple y muy sencillo y muy breve (bueno, eso último no, aunque me esfuerzo), pero yo así lo veo.
Así de fácil. Pero claro, yo sólo busco utilizar el sentido común y usar los mecanismos que nos proporciona la democracia para conocer la opinión de las personas. Yo no tengo otros intereses, y creo que los gobernantes sí los tienes, y sus intereses me temo que nada tienen que ver con la opinión de los ciudadanos, y sí y mucho con los suyos personales y los de su Organización.
Creo que ya he ordenado mis ideas, o por lo menos, algunas.

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