Cuando una persona tiene incrustada en el alma la cobardía,
ya pueden aparecer psicólogos y psicoanalistas y consejeros varios que nada
podrán hacer, porque sus raíces son tan profundas que caso de extirparlas se
reproducirán de nuevo en cuanto se les presente la ocasión.
Sólo hay algo peor, y es la traición, porque es un vicio y
el vicio es hábito.
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