Oído a un camarero en un Bar-Restaurante mientras yo, en la
barra, consumía una cerveza tostada leyendo un libro: “¡ Agua y vino para la
mesa 33 !”.
De forma inmediata he sentido la tentación de levantarme de
mi taburete para acercarme al comedor y averiguar si en esa mesa se estaba
celebrado una comida o una misa católica.
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