Pocos saben

Pocos saben lo que es que el alma llore todos los días.

Pocos saben qué es que el alma se resquebraje todos los días.

Pocos saben qué es que el cuerpo se rompa en alguna lugar por el llanto del alma.

Pocos saben que el llanto no son siempre lágrimas que llenan los ojos, sino ojos que se llenan de lágrimas del alma.

Pocos saben que a veces el estómago se cierra porque está lleno de lágrimas.

Pocos saben que a veces el caminar es lento porque el cuerpo entero llora ausencias.

Pocos saben de la dificultad de reconstruir almas resquebrajadas.

Pocos saben de lo difícil que es no poder explicar lo ya explicado muchas veces.

Pocos saben lo que es despertarse en la madrugada con los ojos húmedos y fríos y los recuerdos calientes y ahogando las palabras.

Pocos saben lo que es habitar una cama fría y que el calor de tu cuerpo sigue sin calentar.

Pocos saben lo que es que de repente tus cuerdas vocales no emitan sonido alguno porque las angustias lo anegan.

Pocos saben que la presión de mi cuerpo la controlas tú y a veces sube y a veces se derrite.

Hoy he puesto junto a tu retrato, en el florerito, una rosa blanca y adornada con paniculata también llamada flor de la mosquita, blanca porque es el color de la ausencia y estoy seguro que también es el color de las almas buenas, de las almas nobles, de las almas livianas, de las almas que levitan entre nosotros y la tuya nos acompaña a mí y a muchos otros siempre.

Ausencias que pocos saben y que yo vivo y viviré ya por siempre jamás.