Esta noche una Señora de Sarriá me ha dicho que no pierda
nunca mi alegría, que el ángel que caminaba por Sarriá vigila cada día, que su
aura me protege y me anima.
Dice que sin decir nada lo decía todo. Dice tantas cosas que
ya no escucho porque me emociona.
Sólo he podido llamar a una amiga para comunicarle mi alegría. No se si quiero que
participe de ella o yo la necesito para la mía.
La Señora me ha regalado jamón ibérico para cenar. Me he
hecho un bocadillo, un vino que no debería y unas aceitunas de Ildefonso.
Luego he pensado en la Señora, y en su marido y en el ángel
de mi vida y en mi madre Josefina, y en mi amiga y en otras amigas y en mis
hermanas, y me he hecho un lío que ni en la cama desharé el ovillo.
Gracias por sus palabras, Señora.
Señora, vamos a seguir, usted con el jamón y yo, a veces,
fingiendo alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario