Muchos de los políticos que hoy rigen nuestros destinos
dicen que son Abogados del Estado. No les vale con ser Abogados. Son Abogados
del Estado.
¿Pero de qué Estado? ¿Del Estado Capitalista, del Comunista,
del Revolucionario, del Bolivariano, del Castrista, del Chino Comunista?
No se sabe. No hay respuestas para tamaña chorrada que
acábaseme de ocurrir.
Y yo me (será otra chorrada que se me ocurre detrás de la
otra) pregunto: y si ese estado se va a la mierda, ¿qué son entonces ? ¿Abogados sin Estado?
Yo pensaba que uno era Abogado de alguien, de mi padre, de
mi madre, de mi hermano, de mi amigo, pero ¿Abogado del Estado?
¿De Alemania, de Francia, de Italia, de Sudán, de Zimbaue,
de las Filipinas que debes ser muy abogado porque tiene más islas que abogados,
del Caribe, de las Malvinas?
¡Abogado del Estado!
Yo soy publicitario del Estado.
¿Suena raro, verdad?
A ver si así mejor: publicitario del ColaCao.
Excluyo ser publicitario de la CocaCola, porque bailan unas
letras y eso me desautoriza.
Si eres Abogado del Estado, no.
Eres Abogado de cualquier Estado, del Estado imperial, del
Estado pobre, del Estado rico, del Estado dictatorial, del Estado republicano,
del Estado regio, del Estado con derechos humanos, del Estado sin derechos para
las minorías,… da igual, eres… ¡Abogado del Estado!
Hay ocasiones que llega el Estado y dice: “Yo, Estado, me
querello”. Y es entonces cuando todos los Abogados del Estado salen muy
vestiditos y con corbatita a la calle y dicen: “Estado, yo soy tu abogado”, y
el Estado responde: “No, tú eres UNO de los Abogados del Estado”, y se pasan un
tiempo muy muy largo, tan largo que se acaba una cosa que se llama legislatura,
y ellos hablan entre ellos para saber qué Abogado del Estado defiende o
representa al Estado en su querella.
Pero al final es más fácil de lo que nos pensamos.
¿Por qué?
Pues porque el Estado sale muchas veces al balcón de su casa
y dice :”Soy el Estado y quiero y voy a querellarme”, y los muchos Abogados del
Estado que hay porque en algún sitio les dicen que eso son ellos, van teniendo
trabajo por las muchas querellas que pone el Estado y que en realidad no le
importan un comino, ni al Estado ni a los Abogados del Estado, pero así pueden
decir cada mes que la cifra de parados ha descendido, y entonces los del
partido del Estado aplauden y se ponen como contentos cuando van a un lugar
rarito que llaman las Cortes.
A veces se enfadan un poquito, como cuando sale el Estado al
balcón de su casa y dice: “Como que tengo que hacer recortes, os recorto la
paga extra de Navidad”.
Pero se les pasa pronto, porque el Estado sale otra vez al
balcón y dice: “Ahora recorto el aborto”, o “Ahora me meto con los catalanes
que están pesaditos con su pataleta”, y enseguida salen algunos cafres que no
están de acuerdo con el Estado y entonces el Estado dice: “¡Abogados del
Estado, querellaos!”, y ya tienen trabajo y se les olvida lo de la paga de la
Navidad.
Incluso en alguna ocasión un Abogado del Estado que encima
es Registrador de la Propiedad, un noble oficio que dice que lo tuyo es tuyo,
como si tú no lo supieses y los demás tampoco, pues llega a ser nombrado Jefe
del Estado, y entonces va y hace lo de siempre, es decir, nada, y ya está y así
funcionan las cosas, a pesar de que los hay que no quieren enterarse.
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