Aunque no me escuchas, ni me lees, ni me escribes, ni nada
deseas saber de mí, yo te escribo, en silencio y despacito.
Me corrijo.
Aunque no me quieres escuchar, mi me quieres leer, ni me
quieres escribir, ni nada quieres saber de mí, yo te escribo calladito y en
silencio.
Yo te quiero, te sigo queriendo.
No supe quererte en su momento, y de ello me arrepentiré
toda mi vida.
Me arrepiento cada amanecer y cada atardecer, que es cuando
tus ojos negros me vienen a los míos. Calladitos. Serenos. Escasos de luz.
Pero los ojos tuyos que son míos.
Pero los ojos tuyos que son míos.
Me arrepiento cada día.
Debí saber quererte, pero no fui capaz.
Será un dolor que arrastraré el resto de mis días.
Aunque no me escuches, ni me leas, ni me escribas, ni nada
desees saber de mí, yo a ti me dirijo, en silencio y despacito, con buena
letra.
Yo te quise y te querré, porque yo soy así, nervio, fuerza,
destemple, pero hoy estoy hablando contigo despacito y con buena letra, eso que nunca he sabido hacer
bien.
Hoy se que te quiero, con buena letra y despacito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario