Tarancón. 10 de septiembre de 2012.
Castilla La Mancha. Meseta. Planicie. Amaneceres silenciosos
y pesados con zumbar de moscas y acompañamiento del ronroneo del eco del
jolgorio.
Noches de fiestas populares y procesiones para venerar a la
engalanada Virgen de Riánsares, regalo de Gregorio El Grande al Rey visigodo.
Susana taranconera.
Desfile de carrozas y pachangas que rompen el silencio del
atardecer con las peñas y sus jóvenes encharcados de alcohol y bullicio y
camaradería. Susana ensimismada.
Paradas de lugareños y gitanos y africanos subsaharianos y
peruanos y ecuatorianos con pantalones y camisas y jerseys y bolsos y juguetes
y pajaritas de payaso eléctricas con luces de colores que parpadean y puestos
de pinchos morunos y patumaca y papas fritas y pimientos asados y aceitunas de
Campo Real y…
Susana que ñam ñam.
Caballitos y autos de choque para chicos y chicas y tiros
con balín y con tapón de corcho y trenecitos con brujas de escoba en la mano y
camas elásticas para saltos y globos para el niño y la niña y tómbolas y gente
de color con pistolitas y cañoncitos y pulseritas de tela y más pulseritas con
el nombre que te lo grabo en un periquete y…
Susana asustada pero me quiero montar otra vez con papá.
Chicas de la mano de chicos y señoras engalanadas algunas
del brazo de hombres y las otras como siempre pero también del brazo de sus
hombres y un moro en camiseta que enseña sus pectorales de horas de gimnasio y
otros nacionales que quieren enseñar pero no saben qué y ellas que esconden su
gordura y enseñan sus gracias y galas y las delgaditas se contornean para más
gloria de mi madre que así me parió y niños que chillan y lloran y berrean y
alguno que mira que te suelto una hostia sino te callas ya y…
Susana desorientada por la algarada.
Susana excitada por el vocerío.
Susana achispada por el bullicio.
Barras de bares con olor a sudor de mozos apretujados a por
el morteruelo y los calamares y los torreznos y los mejillones y las rabas y
las olivas y… mojado con vino y cañas y anises y cubatas y güisqui y… mozas con
mosto míralas ellas que alcohol no quiero eso para ellos.
Y todos con las chaquetas de las peñas y sus colores propios
y sus nombres propios y todo propio menos el colorete de los carrillos y la
garganta ronca y el equilibrio menesteroso y que es de todos.
Susana sorprendida y pasmada y fascinada.
Y los mayores que se retiran que estoy cansado de chillar
para que me oigas y que me empujan coño y que peligramos aquí mujer que esto es
para los jóvenes y los niños que bostezan y muchos lloriquean y se restriegan
los ojos y vámonos ya que se le pasa la hora y después no hay quien la duerma y
no serás tú que ya dormirás la tajada y será la menda.
Susana baldada.
Y la pólvora que es escasa este año porque el Consistorio ni
una pela tiene y para eso mujer mejor que la quiten la pólvora.
Susana plácida. Relajada. Distendida. Abandonada.
Susana duerme con dos ojitos entreabiertos que no se cierran
por el alboroto y la jarana y el jaleo y las muchas emociones, y sus deditos y
manitas se sobresaltan en movimientos incontrolados del nervio de su cuerpecito
y su boquita dibuja la sonrisa de la niñita extasiada con chispas de color y
alegría y besitos de papá y mamá y del abu y de la abuela y del avi que tiene
pipí porque la cerveza da pipí cada poco ratito.
Y entre las chispas de su sueño que avanza en la noche y en
la calma y la dulzura a Susana Pequeña la visita con una lenta y cálida caricia
Susana Grande que paseó por el Recinto Ferial de Tarancón y se fascinó con la
misma bulla y el mismo alboroto y las mismas papas fritas y las olivas de Campo
Real que ahora la niña taranconera.
Y Susana Pequeña dibuja una sonrisa que de tan tierna le
estremece los párpados que los labios de la abuelita cerraron al cosquillear su
nariz con la perla negra que adorna el escote de Susana Grande.
Duerme, taranconera.
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