Desayuno esta mañana después de una maravillosa cena con una
gran amiga en mi casa.
Leo La Contra de la Vanguardia.
Me emociono.
Yo sé que estoy emocionado cuando
mi corazón palpita más deprisa y yo lo noto botar en mi pecho y además se me
nubla la vista.
Franco Antonello tiene un hijo
autista de dieciocho años.
Andrea se abalanza sobre
desconocidos para abrazarlos y en su casa cambia las cosas de sitio de forma
continua.
Franco dice que llenó su coche de
gritos y lágrimas cuando fue a recoger las pruebas que confirmaban el autismo
de su hijo.
Yo he llenado mi casa de lágrimas
hasta casi ahogarme en ellas, no por autismo sino por carencias.
Dice Franco que daría su vida por
meterse en la cabeza de su hijo autista diez minutos.
Y yo me emociono y daría la vida
sólo por diez minutos de comprensión de los otros. Me preocupo ahora de uno de
mis sobrinos y lo daría todo por diez minutos en su cerebro. No se si lo
comprendería, pero algo me ayudaría.
Dice Franco que su hijo autista
toca las barrigas de las personas con las que se cruza porque así las conoce.
A mí también me gusta tocar las
manos, las pieles de las personas que me gustan, pero luego me siento muy raro
cuando me devuelven miradas hostiles.
Dice Franco que su hijo autista
jamás le ha dicho nada por propia iniciativa. A mí me dicen muchas cosas que no
son iniciativa porque sólo son interés por.
También me dicen en algunas
ocasiones que no pregunto nada. Pero es que sólo pregunto cuando tengo interés
porque preguntar por preguntar mejor ahorrar.
Franco dedica hoy su vida a la
Fundación que creó por el autismo de su hijo, “Los niños de las Hadas”.
Amo las Hadas y todo su embrujo.
Qué fantástico nombre para los chicos autistas, Los Niños de las Hadas.
Dice Franco que debemos hacer lo
que podamos en cada momento y ya harás cuentas al final de la vida.
Yo no haré no siquiera esas
cuentas porque de qué me servirá hacerlas.
Llega el frío este fin de semana,
y yo tengo mucho calor.
El calor de la emoción de ver que
las Hadas realmente existen, porque yo tengo la vista nublada y el corazón
acelerado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario