domingo, 17 de febrero de 2013

Té, vino y cerveza


Reflexionaba ayer domingo sobre algunas cosas que me dice una buena amiga, como por ejemplo que hay personas que entienden el vacío que dejan aquellos seres queridos que nos abandonan a causa de la muerte, y yo le respondía que a mí eso me cuesta mucho porque pienso que la muerte es el fin y por tanto punto y final.

Viene esto a cuento porque este fin de semana he encadenado funerales.
El yerno de un magnífico amigo mío, con sólo treinta y nueve años, muere súbitamente y deja viuda y dos niñitas de seis y diez años.
Lo conocí escasamente, pero las grallas sonaron en su honor y los castellers y la anxeneta se elevaron para intentar acariciar el cielo que él ya ha tocado.
Un jesuita al que conocí en las últimas semanas, a él y a su obra, obra extraordinaria de entrega y asistencia a los demás, también nos abandona, y el padre de un profesional íntegro y sensacional persona, también.
Ley de vida en los dos últimos, ley de guadaña injusta, criminal y severa en el primero de los fallecimientos.
Así actuó también con mi mujer, y para no quedarse corta hirió de sangre áspera mi alma.

Leo y releo cosas que encuentro por mi casa y tal vez el destino hace que lea aquello que necesito en ese preciso instante de reflexión, y creo que estoy en condiciones -sólo lo creo porque a veces las lágrimas espesas, lentas ya y pegajosas siempre me aturden hasta nublar mi entendimiento- de asegurar que comprendo lo que leo aunque tal vez eso no significa que yo pueda practicarlo.

“Nan-in, un maestro japonés que vivió en la era Meiji (1868 – 1912), recibió a un profesor universitario que acudió a preguntarle acerca del zen.
Nan-in le sirvió té. Vertió el líquido hasta llenar la taza del visitante y siguió vertiéndolo.
El profesor contempló que el té se derramaba hasta que ya no pudo contenerse.
-       Está completamente llena. ¡No cabe ni una gota más!
-       Al igual que esta taza de té –le dijo Nan-in- usted está lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostrarle lo que es el zen a menos que primero vacíe su taza?”

A mí me gusta más el vino y la cerveza que el té.
Tal vez deba iniciarme en el consumo de esas hierbas.

2 comentarios:

  1. Yo creo que no hay fórmulas mágicas, ni maestros que lo saben todo. Hay gente que nos puede ayudar a encontrar pero sólo uno mismo tiene esa llave...
    De todas maneras la historia de Nan-Nin me parece muy bella y razonable.

    ...No dijo algo así Guardiola cuando dejó el Barça? ;-P

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  2. Creo que es importante tener la mente abierta nuevas experiencias y conocimientos, y para ello el consejo que nos da el cuento zen es perfecto: vacía un poco tu cabeza de prejuicios, opiniones y conocimientos y ábrela a nuevas oportunidades que te ofrecen otros, o la vida misma.
    Y sí, es cierto. Guardiola (que un poco de colonia si mea, y lo dice un hombre con sangre culé y que hasta sufre cuando el Barça pierde: lo siento pero es mi gran vicio), dijo algo parecido o que eso quería decir.

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