domingo, 8 de diciembre de 2013

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza.


Parece que esta semana lo único importante que ha acontecido en Barcelona es la boda de los indios esos que no saben que hacer con el dinero.
Parece que ha sido una buena semana para Barcelona porque el remanente económico que deja el casorio de marras es de algo así como de sesenta millones de euros.
Parece que hasta las Fuentes de Montjuic brindaron su baile de luces a los novios.
Parece que hasta el Museo Nacional de Arte Contemporáneo se cerró para atender los festejos nupciales de los indios y dejó a muchos visitantes con cara de pasmo.
Los altos cargos del país, que suelen tener la agenda complicada, encontraron hueco para asistir al banquete y ceremonia de los novios indios.
Pues a la Lechuza le parece una obscenidad, un exceso, un sin sentido, una vergüenza, y piensa la Lechuza que si con el dinero no saben qué hacer ya les gritará cosas de interés, algunas de ellas en su propio país.
Para hacer el indio, piensa la Lechuza, que se vayan a las Indias, que aquí ya hacemos el indio solos, y en exceso.

Este bodorrio impresentable lleva al Grito de la Lechuza a otra reflexión, pero antes quiere aclarar algunas cosas. Vamos a dejarlas claras.
La Lechuza es culé.
Forofa. Inofensiva, pero de sangre y plumas blaugranas.
Antimadridista. No se debe ser anti nada, pero qué quieres, los sentimientos son así.
Ha muerto el preso 46664.
Nelson Mandela nos dejó. La Lechuza no desea extenderse en consideraciones sobre este HOMBRE, así, en mayúsculas, que fue capaz de no aceptar la libertad si su pueblo seguía sufriendo el racismo.
Uno de los pocos referentes que nos quedaban, porque los que ahora quedan no hacen más que los de la boda, el “indio”.
Y sus compatriotas nos dicen que no están de duelo, que están de celebración por la vida y la obra de Mandela.
¡ Cuánto debemos aprender de esta gente maravillosa !

Y en el año 2007, otros “indios” que en ese caso eran jugadores del Barça, salvo cinco de ellos, prefirieron quedarse durmiendo en su Hotel de cinco estrellas y pico antes que ir a una recepción que Mandela les había concedido. Debían tener sueño, o pereza.

Otros niñatos sin corazón ni entrañas ni alma como los indios nupciales.
La Lechuza es de sangre culé. Forofa. Inofensiva. Antimadridista.
Pero las cosas, en su sitio.

La Lechuza grita, pero esta semana gime, que es menos ostentoso.

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