sábado, 31 de diciembre de 2016

Pensamiento Fittipaldi (XLIII).

 
He conocido a una persona que se apellida Espejo.
Y no me he portado bien, porque mientras me hablaba yo pensaba en otras cosas. Por tanto, no se lo que me ha dicho.
Mientras ella hablaba yo divagaba pensando que alguien que se llama Espejo tiene dos grandes problemas en la vida, a saber:

UNO: Sólo puede hablar consigo mismo ( y yo soy la prueba) porque mire donde mire siempre se ve a sí mismo.

DOS: Si por casualidad, desgracia o simple mala suerte se le rompe el Espejo, cada conversación que mantiene (consigo mismo) tiene que repetirla tantas veces como el número de pedazos fracturados del Espejo, y eso es una lata y, además, agota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario