jueves, 16 de febrero de 2012

Percepción de Excesos (2ª versión de ATENEU)

Hace unos días, festivo, me fuí a leer al Ateneu barcelonés, calle Canuda.
Jardín romántico. Frío. Entré en el Bar. Caliente.
Mesa de mármol. Fría. Silla de madera sencilla. Caliente.
Libro, cerveza, papel y lápiz. Calor y frío en la bebida.
Una empleada llama la atención de un Socio frente a mi mesa de mármol frío porque se sentaba en su silla de madera caliente con uno de sus pies bajo su trasero. Bajo la silla un suelo de ajedrez. Frío de juego caliente y apasionado.
Otro Socio anciano de sombrero y bastón se entromete para decirle a ambos, primero al Socio y luego a la empleada, que el Ateneu es una Institución libertaria y que por tanto llamar la atención es un exceso.
Yo estaba tentado de hacer lo mismo pero el Socio anciano de sombrero y bastón se me adelantó y yo no tenía muchas ganas de hacer otra cosa que no fuese leer y sabía que entrometerme distorsionaría mi mañana.
Yo bebía mi cerveza a morro. Otro exceso.
Enfrente del chico del pie doblado bajo su trasero y recostado en la silla de madera caliente otro chico con camiseta del Barça de manga corta. Hacía frío. Bastante. Otro exceso, la camiseta y los colores y la manga corta.
A su lado había unos ojos azules preciosos y agresivos por claros y por bonitos y frente a los ojos una melena pelirroja de rizos ensortijados y engominados todavía más preciosa que los ojos. Exceso de ojos y de melena.
No sé lo que me seducía, si los ojos o la melena o el socio libertario, pero algo me seducía.
Tsusui me abandonaba porque el libro caliente cedía a los ojos y a la melena y al Socio libertario.
Me marché a pasear por las Ramblas que es exceso de color y de vida y de sensaciones.
Necesitaba aire frío porque ya me acompañaba el calor en mi corazón.
Volveré a buscar los ojos y la melena roja y el socio rojo. Volveré.

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