No sabía yo que en mi interior y a mi edad habitaban un niño
y un gnomo, pero debe ser así. Siempre nuestro propio cuerpo nos ofrece
sorpresas. Siempre tenemos algo de nosotros mismos por conocer.
Realmente es muy pequeñito, tendrá como máximo entre medio y
un centímetro.
En ningún caso no más.
Es muy mono, es una monada, y no por la curiosidad de
personajillo breve porque es tan completo como otro cualquiera, si no porque me
encandila y me fascina su vitalidad y alegría.
Su presencia en la palma de mi mano me maravilla.
Comenta que tiene cuatrocientos cuarenta y tres años pero
que siempresiempre ha vivido en ese espacio de mi interior que habita el niño que llevo dentro de mí.
Que ya sabe que no lo entiendo, porque me estaré diciendo
que cómo va a vivir conmigo si yo no llego ni a la sesentena de años todavía y
él dice tener casi cuatro centurias y media, pero que no me preocupe, que sin
deseo de ofensa él ya sabe que todos los hombres no entendemos nada que no sea
del estilo de Santo Tomás, de meter en el dedo en la llaga para verificar. Que
algún día en que nuestras mentes se abran diferentes ya entenderemos, y que tal
vez yo esté ya cerca ya que sabe que en la Cerdanya vive conmigo el gnomo
Tobías desde hace años, después de que nos encontrásemos en una tienda de
souvenirs del aeropuerto de Zurich.
¡¡¡Y eso es tan cierto como que él está en la palma de mi
mano recogido de una lágrima de mi ojo izquierdo!!!
Me explica que a veces se convierte en un oso, pero que es
exclusivamente cuando tiene que tomar decisiones de envergadura, grandes
decisiones, y entonces gusta de que le llamen Sigiloso, y otras veces debe
actuar con rapidez, con extrema rapidez, como el viento, porque hay situaciones
que lo requieren, y en esos casos le place que le llamen Sigiliento, y que sabe
guardar secretos porque también le denominan Sigilar, y si debe alcanzar
acuerdos con parientes, amigos o camaradas entonces el mismo se hace llamar
Signar. Dice que los gnomos no tienen apellido pero que caso de actuar con
humanos entonces él dice que se llama Sigilo Cauteloso.
Qué gracioso !!!
Por correspondencia decido presentarme yo también y aunque
el me dice que no es preciso porque habita en el niño que llevo dentro pero que
sí que le hace gracia oír lo que yo pueda decir de mi mismo.
Le explico que yo sí tengo nombre y apellido.
Pero que curiosamente, así como mis papás me llamaban Paco,
mi abuela decía Pacorrito, mi abuelo y no se muy bien por qué acostumbraba a
decir Paco fuma tabaco qui no en te fuma paper, otro abuelo cada vez que se
dirigía a mí bromeaba con Pacorro que se te quema el gorro, y ahora que ya
inicio la edad más que madura de la que por el momento sólo acierto a
comprender que sí es verdad que me canso más que antes muchas amigas me dicen
Paquito cuando antes era más pequeñito y nadie así me mencionaba.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario