miércoles, 23 de mayo de 2012

Dibujo en la arena de la playa


(Dedico este pequeño cuento a Carlos A. Schillinch, que alguna noche de borrachera y algo trasnochera me ha acompañado con su escritura y lectura).

 Todos los días que visito el mar dibujo un cuerpo de mujer en la arena de la playa.

Mi alma nómada desea ver el sol cuando amanece y además me gusta verlo con los ancianos que van a mirar por la mañana un futuro que saben lejano.

Al atardecer me gustaría quedarme a dormir en la playa y a la lumbre de una fogata y en un círculo con mis amigos y amigas que yo convocaría sin teléfonos móviles sino sólo con el poder de la convocatoria.

Sería para pasar un anochecer y no para amar cuerpos porque yo ya sólo quiero querer porque tal vez no pueda tolerar que la forma de una mujer me ahogue en una ceremonia estéril.
No creo que ya ninguna mujer vea una forma de hombre en mi sombra errante.

Me gusta la mar, me gusta perder la mirada en toda su profundidad !!!
Me encanta cuando llueve porque entonces gusto de ir a la mar porque la sal hace que mis ojos lloren y mis quejidos son lamidos y sólo escuchados por los bramidos de la mar.
Y mis lamentos son por todas las injusticias que cada día me asaltan y me atormentan.
No a mí sino a muchas mujeres y hombres que luchan cada día para proseguir con la vida.

Y al final, cuando me voy con el espíritu calmado y algo achatado veo que en la arena ya no queda ningún cuerpo de mujer porque la mar se lo lleva todo y con sal.

Cuerpo de mujer.

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