viernes, 29 de junio de 2012

Primer apunte sobre mí mismo


"Érase un tipo que era un besugo.
O sea, imbécil.
Dícese eso porque una costumbre de antigua raigambre española  indicaba que había que mirar el ojo de un besugo en las pescaderías a fin de comprobar el grado de frescura del pescado.
Eso explica que podemos entender lo que ese fulano se propone, o por dónde va mengano o de qué pie cojea zutano.
Si vemos venir al besugo sabremos de qué va el imbécil de turno, que en este caso es sencillo porque el besugo e imbécil soy yo mismo".

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