domingo, 28 de julio de 2013

Historia de unos globos (Capítulo 7 y último)

 
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Y en las semanas y en los meses que siguieron muchos globos se sucedieron, con confeti que brincaba al estallar el globo porque un cumpleaños se celebraba, untado todo el interior con la miel de los panales del pueblo de Martín para que Xesca la degustase, perfumado con la colonia habitual del peinado de la niña para deleite del olfato de Martín, con un canto rodado del río del pueblo de él, con un pequeño mechón rubio de la melena de ella, y siempre siempre siempre, con palabras de amor y amistad entre los amigos que coincidían las yemas de sus índices y las puntas de sus narices y que el reflejo de su rostro la luna devolvía.

                                           ……….     ……….     ……….

Y así se fueron desgranando los años y los soles y las lunas y las palabras y los sentimientos y también los acontecimientos que compartieron hasta que llegó a manos de Xesca un globo rojo de Martín en el que le comunicaba que en el interior sólo había besos y que eran los de su despedida porque partía a otros cielos para enseñar a otras almas cómo enviar globos de amor y cariño y cómo conocerse y quererse a través de la nariz y del sol y la luna en cielos con la luz de la amistad.

Y Xesca hizo volar desde su ventana un globo verde que contenía en su interior una caricia y una lágrima que era la de la felicidad.


                                                                 FIN

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