lunes, 29 de julio de 2013

Personajes de mi pueblo (6) o un Campari y una Margarita

 
Ayer era domingo y era por la tarde y era de calor de canícula y de humedad de Barcelona y yo paseaba por mi pueblo que no es un pueblo porque es de la ciudad de Barcelona pero huele como si fuese un pueblo y a esas horas tenía sopor todo el pueblo por el sofoco del calor.

Busque el aire acondicionado que no funciona de un Bar de mi pueblo que llaman “El Canalla” y que tiene un piso encima que es Restaurante y que llaman “El Villano” y que está como en la Plaza Mayor aunque se llama con el nombre del pueblo en vez de Mayor y antes era del Duque de Gandía cuando teníamos un generalísimo amante del superlativo absoluto y Jóse con acento en la ó que no en la é que es andaluz y vive en Horta-Guinardó y se tira dos horas para regresar a casa porque no conduce porque cuando tenía dinero no tenía ganas de sacarse el carnet de conducir y cuando le venían las ganas le faltaba el dinero me sirvió medio kilo de cerveza que me chupé casi de golpe para que se calmase la sed y rellenase de nuevo al vaso con medio kilo más y ahora ya disfrutar tranquilamente de la cerveza.

Y mientras me adormecía de calor y cerveza acodado en la barra entró un abuelo de ojos redondos y calva monda y lironda y cabeza como el negativo del embase de los zumos “Granini” por las gotas de sudor que abultaban en la testa que despertó mi modorra al pedirla a Jóse un Campari y unas anchoas.
Los ojos vivarachos e inquietos del abuelo captaron con agilidad mi ligero movimiento de sorpresa convertido en parpadeo y en cruce de miradas con los ojos de Jose del otro lado de la barra tanto por su perspicacia como por la ausencia de más parroquianos y con la agilidad que sus facciones transmitían me aclaró en diálogo directo que era bebida refrescante y de no excesiva graduación alcohólica y que la quinina al igual que la de la tónica y el amargor del ruibarbo y de la naranja amarga le placían desde sus tiempos en Italia y sólo le ofendía ligeramente el rojo intenso con el que teñía la bebida la cochinilla.
Quiero pensar que le pidió a Jóse a través de la barra unas anchoas para acompañar el Campari para no tener que contemplar mi estúpida cara de asombro y mi anonadamiento y yo intentaba salvar mi situación con el estúpido comentario de que hacía mucho tiempo que no veía pedir un Campari al igual que también me pasaba con el Cinzano.
Me miró sin decir nada y siguió escrutando todo el Bar con sus ojos ávidos y movedizos hasta que los detuvo en un par de cocteleras en un estante detrás de la barra y enfocando en un requiebro ocular rapidísimo los ojos de Jóse sorprendió un largo bostezo con la pregunta de si preparaban cócteles.
A una afirmación muerta por el sepulcro de una mano le siguió la comanda de una “margarita” con tequila “El Cuervo” negra y unas patatas fritas que no bravas sino de bolsa y de la marca “Torres” y se dirigió de nuevo a mí para aclararme que por norma el tequila de la “margarita” es blanco pero el lo prefería negro porque así lo consumía en Italia y que las patatas “Torres” eran las mejores por consistencia y por sabor y punto de sal.

Evité volver a repetir semblante estúpido con un simple asentimiento de mi cabeza, mientras el abuelo le indicaba a Jóse que si en vez de lima lo aderezaba con limón ya le estaba bien y que fuese con tiento tanto con el chorrito de cointreau como con la sal que adhiriese al borde la copa de cóctel ya que debía acertar en su punto ideal.

Jóse y yo cruzamos una mirada que no se si fué enigmática pero sí fugaz porque el viejo las cazaba todas.

Antes de pagar mi kilo de cerveza pensé que me gustaría tener la vitalidad del abuelo cuando a mí me toque consumir Camparis y Margaritas o algún kilito de cerveza o unos chatos de vino de aquí a unos años y pensé también que el vejete no era un personaje de mi pueblo que no es un pueblo porque es de la ciudad pero como si lo fuese porque huele como un pueblo porque era la primera vez que lo veía y a lo mejor (¿a lo peor?) no lo veré nunca más pero que yo le confería el rango de personaje de mi pueblo porque se lo había ganado y además con nota alta ya que si “El Canalla” es el lugar de tapas del Bar y el piso superior que es más Restaurante de platos y menos de tapeo se conoce como “El Villano” el abuelete demostró que es el Canalla del Campari y el Villano de la Margarita.

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