Yo tengo una amiga que antes de dejar en los puntos de
recogida la ropa vieja y los zapatos que ya no la vestirán a ella o a sus hijos
y que no caminarán con ella o con sus hijos la lava y les da con betún y
después con el cepillo, para que así aquellos que con esas prendas se hagan las
encuentren las unas bien limpias y los otros bien lustrados.
Su hijo no comprendía este proceder y le preguntó a su madre
el motivo de por qué lavaba ropa de la que se desprendía y por qué embellecía
zapatos que ya no usaría, y yo lo mismo iba a preguntar pero no me fue
necesario porque supe la respuesta antes de soltar la pregunta.
Mi amiga lava la ropa que ya no usará y acicala los zapatos
que ya no utilizará porque ama al prójimo con toda la intensidad de la que su
alma y corazón son capaces y lo que desea para sí misma aún con más fuerza lo
desea para el prójimo.
Fui capaz de saber la respuesta antes de formular la
interrogación sólo pensando en ella, en cómo ella, en por qué ella.
Su hijo es mucho más joven que yo y tal vez por ello
preguntó sin pararse a pensar pero también un día lo sabrá sin preguntar y
actuará igual que su madre porque de ella habrá aprendido.
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