miércoles, 28 de agosto de 2013

¡¡¡ Conejos del mundo entero… REPRODUCIROS !!! (Escrito nimio o nadería disparatada).


Un día los conejos decidieron reunirse en una Asamblea de Naciones Unidas (ANU) porque debían debatir un tema de suma prioridad como era el exterminio al que estaban siendo sometidos en algunas zonas al ser considerados como una plaga por unos individuos que atendían al nombre de agricultores y que se quejaban de que su especie devastaba sus huertas y plantaciones y que la burbuja inmobiliaria de las madrigueras, vivares y gazaperas no tenía freno en perjuicio de sus tierras.

El que fue nombrado Director General de la ANU intentó aplicar el buen sentido y la moderación cuando observó que las propuestas más relevantes apostaban claramente por declarar la guerra al enemigo agricultor, guerra que se basaría en aumentar el ritmo de natalidad de su especie para arrasar con los cultivos y plantaciones y superar las bajas que en la población adulta y productiva conejil causaban los cocineros y los carnívoros en general y algunos reptiles como culebras y lagartos.

El Director General dijo en su discurso que la propuesta que proponía a la Asamblea era exactamente la contraria a la opinión general porque tenía en cuenta el afán colonizador que su pueblo había mostrado al conquistar desde sus territorios europeos grandes extensiones de terreno en América, Norte de África, Australia y Nueva Zelanda, por no comentar otras conquistas como por ejemplo las de los gazapos en los copies de los redactores publicitarios.
Por tanto, aplicando la mesura y reconociendo sus propios excesos sugirió a la Asamblea reducir durante un tiempo y de forma drástica los índices de crecimiento de la población, cifrados en ese momento en cuatro camadas anuales y un promedio de entre diez y doce individuos por camada.
La nueva reglamentación que aprobaría la ANU permitiría dos camadas anuales por coneja fértil y un máximo de cuatro individuos por camada a fin de no perder el carnet de familia numerosa que da derecho a descuentos en los supermercados, normativa que es por todos conocida, lo cual también repercutiría a la baja como es obvio en el sector de la construcción beneficiando así la labor del agricultor quejoso.

La Asamblea se felicitó por la moderación y sensatez de su Director General y aprobó la normativa y su puesta en marcha de forma inmediata.

Pero el transcurrir de unas pocas semanas levantó una voz de alerta entre la comunidad coneja porque se detectaron disidencias y desacuerdos entre los miembros de la ANU.

Un grupo de conejos tomaron la decisión de colonizar otras tierras y fundaron el estado de la República de Koneja allá por Extremo Oriente, con tan mala fortuna que a los pocos días se escindieron en dos estados a los que llamaron Koneja del Norte y Koneja del Sur, nombre que facilita su identificación ya que Koneja del Norte esta al norte de Koneja del Sur y ésta queda al sur de la Koneja del Norte.

En el Norte se hizo con el poder Yo Tú Él, que se impuso el nombre para mostrar que mandaba por sí mismo, por ti que estás cerca y por el de más allá que está lejos, al ganar las elecciones con la promesa de ofrecer una zanahoria y sólo una diaria a cada conejo para buscar la igualdad de todos los conejos de su país, y aunque camino de lograr la uniformidad estaba descubrió en el mes de agosto que la misma tenía alguna grieta ya que surgió de no se sabe donde un conejo de pelaje diferente porque no era blanco si no negro que pronunció un discurso semi clandestino en donde decía que tenía un sueño, aunque Yo Tú Él se tranquilizó cuando su Central de Inteligencia le informó que cuando se le preguntaba al conejo inconformista el sueño que tenía no podía responder porque no lo recordaba, por lo que no representaba peligro salvo recuperación de la memoria.
Y de cara al futuro existía máximo control, pues ya tenía un vástago, llamado Yo Tú Nos, que seguiría dirigiendo al país conforme a sus directrices inalienables.

En el Sur decidieron gobernarse con un sistema rotativo al frente del país, y en ese momento gobernaba Vugs Vunny que se dedicaba a satisfacer a su población a base de regalar televisores para que visionasen sus series a todo conejo viviente y creando parques temáticos con un conejo mordisqueando una zanahoria todo el santo día y que eran visitados por madres humanas con su prole y que de ellas decían los machos que eran como conejas por tanto parir siguiendo los consejos de su estratega y asesor político World Disny, que diseñaba campañas políticas con historias acarameladas y falsas como un duro sevillano y creó un gadget que era una zanahoria de caramelo como reclamo efectivo para la captación de votos de Vunny, y el resultado más apreciable al inicio de la legislatura era que los conejos de la calle empezaban a padecer obesidad por la falta de ejercicio y la vida ociosa frente al televisor, y todavía quedaba pendiente una evaluación por los sociólogos sobre los efectos nocivos que la política de Vunny podía causar en el intelecto y la capacidad discernitiva de sus ciudadanos.

Otro grupo de disidentes decidió hacer las américas y se fueron a América del Norte por razones obvias para fundar un imperio que llamaron Rabbit Boy, y cedieron el liderazgo del gobierno en una decisión sorprendente primero a un Elefante que podía gobernar cuatro años y si todo iba bien otros cuatro más y después a un Burro que también gobernaba cuatro años y si los habitantes estaban contentos con sus rebuznos otros cuatro años, y en su Acta Constituyente consagraban como ejes de su organización social el egoísmo, el hedonismo y el narcisismo, lo cual era evidente a ojo de buen cubero que comportaría un deterioro considerable de su sociedad y una clara tendencia a la autodestrucción.
Que la Jefatura del Gobierno estuviese en manos de elefantes y burros, que se consolidaron en oligarquía, sólo trajo consigo desgracias y menosprecios para las clases más pequeñas y vulnerables como era la de los conejos.

Otros conejos que no querían aceptar normas contrarias a la libre reproducción se unieron en un grupo después de que a su líder que era un ibero aragonés le brotase una rosa en la piedra en que acostumbraba a sentarse a meditar y fundaron una organización con claras diferencias entre el hecho de ser conejo macho o conejo hembra y cuyo propósito fundacional era aumentar al máximo posible las capacidades reproductivas, por lo que cada hembra paría sin ton ni son todo lo que podía.
El grupo, que no constituyó estado propio pero si Prefectura Personal o algo similar, se denominó Opus Conill, en buena mezcla del clásico latín y del idioma de tierras cuatribarradas.

Los que empezaron a colonizar África del Norte fueron más allá que sus semejantes del Opus Conill, y decidieron que los conejos hembras no saliesen de las madrigueras ni siquiera de noche, que en muchos casos se tapasen el morro para no enseñar ese movimiento tan mono del conejo común que parece que rumie sin ser un rumiante, que se dedicasen a las labores propias del hogar conejero, que no tuviesen acceso a la TV de Vugs Bunny ni de otras zonas, ni pudiesen conducir autos ni otros tipos de vehículos, en muchos casos que ni siquiera tuviesen acceso a la universidad, y que caso de que criasen con otros machos supiesen que corrían el riesgo de ser lapidadas por adúlteras cuando de toda la vida las conejas han sido eso, conejas, y sobran explicaciones porque de todos es conocido como se preñan las conejas.

Así que ante estas situaciones, que corrían el riesgo de multiplicarse hasta el infinito o hasta un número incontable, un grupo de pensadores y filósofos decidió convocar nuevamente a la ANU para evitar la ruptura definitiva de su sociedad en multitud de grupúsculos que por naturaleza conservacionista, o sea defensiva, propia de todas las especies acabarían adoptando actitudes ofensivas que no son más que guerras y destrucción entre los iguales.

Y en esa Asamblea se decidió volver a los orígenes, es decir, que cada conejo macho y cada conejo hembra podía campar a sus anchas por las zonas que desease, establecer relaciones con cualquier individuo que le correspondiese y, sobre todo, recuperar la alta fertilidad que tan felices hacía a los conejos y como muestra no había más que ir una Semana Santa a Catalunya para ver que no existe ningún conejo de chocolate en ninguna Mona de Pascua con cara y expresión triste, lo cual confirma que no hay conejos tristes cuando atienden y respetan su condición.

Los pensadores y filósofos los justificaron con frases más lapidarias, ya que se publicó en el dictamen de la ANU que lo primero que debe hacer un conejo es conocerse y aceptase a sí mismo tal y como es, porque eso es portador y garante de la felicidad de la sociedad conejal mundial, incluso la de aquellos que acaban en un plato después de un rato al fuego lento con compañeros de campo como los caracoles

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