domingo, 19 de enero de 2014

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (VII).

 
Este pasado viernes murió un SOLDADO!!!
Y esta Lechuza lo escribe con mayúsculas.
Porque era un hombre de verdad, con creencias, con convencimientos, con convicciones, que gustarán más o menos, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero con las convicciones que no tienen ahora mismo ni uno solo de los políticos que nos gobiernan. Ni aquí, ni en todo el mundo.
Recibió tres órdenes: dificultar el desembarco del enemigo, no suicidarse y no rendirse jamás. Y lo hizo.

Murió un soldado japonés que durante treinta años se quedó en la selva filipina porque no quería o no sabía reconocer o no se enteró, simplemente, del fin de la guerra.
Y cuando treinta años después su superior le dijo que depusiese las armas pues la guerra había terminado hacía ya mucho tiempo, las depuso y sólo pronunció dos orgullosas  palabras: Cumplo órdenes.
Todos opinan que este tipo estaba loco.
Menos su pueblo, que lo acabó recibiendo como a un héroe.
Y así lo reconoció cuando volvió desde Brasil al ser informado de que un adolescente había matado con un bate de béisbol a sus padres por la presión del acceso a la Universidad.
Volvió para instruir a los jóvenes a ser fuertes ante las dificultades.

Esta Lechuza también opina que no eras ningún loco.
Creo que es, eras, Soldado, un héroe. Un ejemplo de firmeza y lucha ante las adversidades. Un hombre auténtico, con convicciones, y eso que las tuyas no son las mías, porque no gusto de lo militar, pero celebro saber de ti y de tu ejemplo.

Y ahora pienso lechuzamente en los Rajoy, las Saénz de Santamaría, las Sánchez Camacho y los Fernández Díaz, con todos sus apellidos porque por sí mismos y sus maneras y actuaciones políticas no son nadie, los Rubalcaba y Zapatero y Gallardón que ni siquiera utilizan su apellido paterno porque les debe dar vergüenza, los Durán i Lleida, los Roca i Junyent, los Herrera y Rivera… que son los que medran en la política y con sus falsedades nos roban, estafan y engañan.

Y también pienso en la niña del pelo rojo de Chesterton, y en los piojos de los barrios pobres del Londres de su época y en esa Ley médica que decía que para que no tuviesen esos horrendos piojos se les debía rasurar la cabellera. Nunca aquellos médicos pensaron en eliminar los piojos y sí en afeitar el pelo de los niños y las niñas pobres. Es como decir que si en un suburbio hay hambre, eliminemos el suburbio y luego ya trataremos el hambre.

Chesterton pensaba, en su libro “Lo que está mal en el mundo”, en buscar un punto de partida para iniciar un nuevo orden social.
Y decía que si los terratenientes, sus leyes y la ciencia a ello se oponían, pues había que eliminarlos a ellos, pero nunca el pelo rojo de una golfilla porque con sólo un pelo rojo de ella prendería fuego a toda la civilización moderna.

Esta Lechuza se apunta y suscribe sus palabras!!!
Si debemos eliminar (democráticamente, por supuesto) a los políticos que nos gobiernan, pues lo hacemos y construimos otro orden social en donde, para empezar, el reparto de la riqueza sea más equitativo, y luego que vuelvan de nuevo los valores de la solidaridad, el afecto entre los pueblos y sobre todo el amor y la tolerancia entre nosotros.

Finalizo esta Crónica semanal contigo, Soldado.
Tú tenías creencias y convicciones. Y las llevaste contigo hasta el final.
Descansa en paz, Teniente Hiroo Onoda!!!
Descansa en paz y muestra tu ejemplo desde esos cielos azules que ya te acogen, tú que fuiste eterno amigo y servidor del rojo fuego de un corazón de oro.
Algunos nos enseñáis a luchar. Algunos nos gritáis que en esta vida hay gente que merece la pena. Y yo quiero, necesito oír y atender vuestras voces, Teniente Onoda.

Una queridísima amiga me dice a menudo que de mí surge en ocasiones excesiva tragicomedia. No estoy de acuerdo con ella. Pero respeto su punto de vista porque es su opinión y está en su derecho a decírmelo, entre otras cosas porque sé que lo hace porque me quiere. Pero sí reconozco que hoy duerme la tragicomedia y sin embargo brotó la épica.

Tu lección, Teniente, tus palabras, Chesterton, nos acompañarán a algunos que todavía soñamos con que otro mundo mejor es posible, como esta Lechuza romántica.

3 comentarios:

  1. Bueno, pues ya está aquí.
    Lo que tenía que pasar ha pasado y, como la cabra tira al monte, la lechuza se ha dejado contagiar por el estilo, a veces romántico, a veces desgarrado y a veces costumbrista (no exactamente pero más o menos) de quien la cuida.
    En mi opinión esto añade un punto más de calidad a sus crónicas, ya que la lechuza, que tiene muchas horas de vuelo, sabe hilar perfectamente un estilo con el otro, para disfrute de todos los que volamos detrás de ella.

    Frase de Chesterton, ya que estamos: "Desde la aurora del hombre todas las naciones han tenido gobierno, y todas se han avergonzado de sus gobiernos"

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  2. Y así seguimos...para no perder las tradiciones.

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  3. Chesterton tiene razón.
    Ahora esta Lechuza desea amarrar bien las patas a la rama de su árbol para no caer en el desánimo que le impediría desplegar sus fastuosas alas rapaces y volar con ese silencio contagioso de la noche, noche soberana y volar imperial.
    La Lechuza quiere seguir el consejo de Gabriel Celaya y salir al cielo a pasear el cuerpo para reclamar que hay espacio para todos aunque haya necios que lo quieran impedir con sus barreras, fronteras y prohibiciones de libertad.
    Que Vuele la Lechuza!!!

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