Dedicado a una amiga
trashumante por naturaleza pero con el alma llena de amores sedentarios que
tanto me ha ayudado desde que nos hallamos, y que en estos meses en los que he
optado por la vida en soledad también me ha enseñado algo que ya sabía pero que
había olvidado, y que es aquello que dice que “los amigos los escoges tú y
ellos te escogen a ti, porque es tu derecho y también el de ellos”.
Abrí la ventana y entró el
calor.
Cerré la ventana y se instaló
el frío.
Así son las ventanas del alma.
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