martes, 17 de enero de 2012

Chupito de lejía

Surgió así, solito.
Sin pensarlo.
Si lo pienso, no sale.
Todavía hoy los de mi barrio que son como de pueblo porque mi barrio huele a pueblo aunque esté en la ciudad, se acuerdan y eso que ya han pasado algunos años desde que decidí que para empezar el día me tomaba un Chupito de Lejía.
Todo mi barrio lo recuerda y todavía se ríen por cómo de bien nos salió.

Uno de mis dedos tenía un corte pequeñito, pero doloroso. Me dolía y se había empecinado en infectarse hasta que el muy maldito lo logró: ¡ se infectó !
Recordé que alguien, tal vez de mi pueblo, me contó que para sanar infecciones en un dedo infectado nada mejor que meterlo en un vasito con agua y un poco de lejía. Las muchachas, que antes se llamaban fregonas y se ponían de rodillas y enseñaban unos magníficos muslos a los niños bien como yo y al verlos nos poníamos contentitos, nunca estaban enfermas ni tenían infecciones como los pijos como yo porque se rociaban todas ellas de lejía y no se contagiaban de nada, ni de la rosa ni de la varicela ni del sarampión (¿o es lo mismo que la rosa pero dicho sin la cursilería de Sarriá?) ni siquiera estornudaban porque para ello hay que tener mocos y ellas no tenían ni eso.
En el Bar-Bodega de mi pueblo, que está en la esquina de al lado de mi casa, le pedí a Juan Carlos, que es el medio propietario del Bar porque la otra mitad es de su madre Estrella que es la viuda del propietario de verdad que se llamaba Antonio y era el padre de Juan Carlos, que me pusiese un vasito, de los de la barreixa matinera de los obreros de mi barrio, con agua del grifo y un chorrito de lejía para que se curase mi dedo infectado.
En el agua calentita y con lejía metí el dedo y no tengo ni idea de si ayudó a sanar la heridita infectada, pero sí que trajo consigo una idea genial que ejecuté de forma inmediata.
Me miré con Juan Carlos, nos entendimos con agilidad felina, o sea inmediatamente, y con el parapeto de un dispensador de servilletas que no sirven ni para los escasos mocos de las muchachas del servicio doméstico porque si tuviesen mocos se los dejarían en las manos y y no en esas servilletas, colocamos otro vasito de carajillos matineros pero sólo con agua y sin lejía.
Los espectadores de mi actuación eran un americano que da clases de inglés en los Jesuítas de Sarriá y que tramitaba entones la doble nacionalidad y que se esfuerza en hablar catalán con la nariz, el francés veterinario del barrio y con apellido italiano que le provoca dislexia nacional, las dos puericultoras de la Guardería de la mamá de Alfons Arús que es mi amigo y ellas también son amiguitas mías, los Egea que son papá e hijo paletas sabios de Jaén y que no tiene ni idea de nada pero piensan que son sabios e incluso coherentes, y algún desconocido pero que desde ese día me conocen y deben pensar que estoy como una moto y posiblemente tengan razón.
Después de hacer saber a todo el Bar que el agua y la lejía intentaban curar mi dedo, proclamé voz en grito: "Me voy a beber este vaso con lejía para que me limpie como es debido el estómago".
Y sin más dilación le pego un sorbo enorme al vaso, me lo trago, aspaviento convulsivamente, le pego un segundo trago y después de alguna que otra blasfemia declaro: "Esta lejía está asquerosa" y mientras oigo voces que dicen "Está loco, no es posible lo que estoy viendo", "Se ha bebido un vaso con lejía", "Se la bebe y por la mañana", "Se morirá, la lejía le provocará una úlcera de estómago",.... abro la puerta del Bar y bajo Mayor de Sarriá muerto de la risa y procurando que la gente que se cruza conmigo no piensen que estoy más chalado de lo que realmente estoy, que es poco, no mucho.

Es evidente que mi amigo y casi propietario del Bar-Bodega había trabajado para realizar el cambiazo del vaso, y que el que me bebí sólo contenía agua, pero todo mi pueblo que no lo es pero podría serlo porque fue anexionado por la ciudad a principios del siglo pasado me reconoce como el hombre que se bebió un vaso de lejía, y... ¡ por la mañana y sin desayunar !

1 comentario:

  1. Quiero dar la bienvenida a martONA, que desde el pueblo más frío de toda Catalunya (DAS, en la Cerdanya) se ha convertido en seguidora de mi Blog.
    Ona, te prometo que en breve hablaré de ti y tus escaramuzas en el oarking de la Agencia con los jugadores de básquet del Joventut (y espero que tu compañero no se moleste conmigo!!!).
    Lo siento, pero mi memoria funciona así, por impulsos, y acabo de verte en el párking....... y ya no comento más, jajajajaja.....

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