domingo, 29 de enero de 2012

La nevera (y Parte 2)

 Ha pasado una semana y he tomado una decisión.
A lo mejor ha pasado más de una semana, pero como que está en la nevera pues no se estropea. El tiempo se congela en la nevera. También en los carretes de fotos.
La decisión es llevar el carrete a una tienda de fotografía y que lo revelen. La decisión la ha tomado Helena, no yo, y si Helena con hache lo dice es que debo hacerlo. Helena con hache es mi amiga. O de mi nevera. Lo llevaré a la de mi primo, el hijo noséquénúmero del tío Luis del que no quiero hablar porque no se portó bien con mi padre o a mis hermanos y a mí nos parece que así fue, desconocido primo y sin nombre conocido para mí que heredó el negocio de su padre en la calle Provenza, pero mejor allí que en la tienda donde con regularidad las llevaba ella no sea que me pregunten por ella y ya me han hecho un nudo en el estómago.

Ya está revelado, el carrete claro, y me da un espanto mirar si hay fotos o no y ya no sé si tengo estómago o sólo tengo un nudo.
Por eso me voy a la calle, para esconderme de mi propio miedo, o del nudo, o del estómago, o de los dos.
O de mí.
En el Bar una monja toda ella vestida de blanco pide un bocata con algo rojo dentro, y el del Bar entiende que pide bocadillo de chorizo.
Yo no entiendo nada.
Un perro negro con una luz roja no sé si en el hocico o en el culo está en la esquina donde la papelería Clips, y la monja que también lo ve dice que es normal, que así se ve al perro en la oscuridad.
Yo sigo sin entender nada, y entre la monja blanca y el perro negro y la luz roja creo que se me enciende una alarma en el cerebro que está negro y confundido.

La alarma es porque la nevera está abierta, y debe ser la nevera la que ha gruñido para que yo vea las fotos.
Y las veo. Cauteloso. Pero las veo todas.
Son fotos congeladas, o sea son fotos.
De nosotros, de hijos y de amigos, de los amigos  de los hijos y de hijos de los amigos, de días en los que se celebran cosas aunque no se sepa muy bien qué se celebra pero se celebra y ya está y hacemos como que nos lo pasamos bien.
Supongo que las hizo ella.
Y es ella la que no está congelada y se mueve en las fotos donde todos estamos congelados menos ella.
Ella flota y se mueve por las fotos y entra y sale de cada uno de los cartones cuadraditos y va hacia las caras congeladas de todos para coger las mejillas y estirarlas y así convertir las muecas en netol y eso significa sonrisa. 
Ella sonríe y baila y salta y contagia y consuela y acaricia y besa y mima y nos anima y nos anida a todos porque es ella, ella la única que no está congelada y es ella la que lleva la felicidad como siempre lo hizo, en silencio, sin decir nada, sin ruido, mientras nosotros estábamos congelados pensando que como había celebración pues estábamos pasándolo bien.

Tengo frío y creo que es porque la nevera sigue abierta.

1 comentario:

  1. Tu nevera me importa un bledo! pero ciérrala y ábrela solo cuando la hayas llenado, no quiero que te enfermes. Bonita imagen la de las fotos me recordaste a Harry Potter, pura magia.

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