lunes, 30 de abril de 2012

RAMPAS (Relato por entregas. Capítulo 4 de 5)

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Empiezo a aplicarle algodón con agua oxigenada en el soberbio mordisco que le aticé en el labio mientras ella juguetea con los dedos de mi otra mano y fija su mirada de niña caprichosa en mis ojos atentos a su labio, y entonces ocurre una catástrofe catastrófica porque me coge una    R A M P A   M O N S T R U O S A   en el antebrazo con tanta virulencia y agresividad que provoca que introduzca todo el mazo de algodón empapado de agua oxigenada en su boca y explore las profundidades de su garganta hasta topar con la campanilla y allí afortunadamente frenar su excursión hacia el interior de Irene.

Me afano en estiramientos para superar la rampa de mi antebrazo porque ya empezaba a prolongarse hasta las puntas de mis dedos cuando me doy cuenta de que aquella muñequita de mirada traviesa se retuerce con gestos que son los del ahogo porque se ha puesto de un color rojo rubí intenso y suda por el rostro y las ojos parece que quieren dar un salto de su cara al estilo de las ranas y yo meto mi mano en su boca pero sólo extraigo como mechoncitos de algodón y ahora Irene ya está pálida tirando a verde y el sudor es frío y los ojos son pelotas de ping pong pero de color gris parduzco y es entonces cuando veo un pequeño calzador de zapatos de metal en la mesita de noche y lo cojo y lo meto en su boca para hacer palanca y extraer la pelota de algodón hidrófilo y BINGOBINGOBINGO la bola sale no sin antes llevarse por delante una muela que yo creo era postiza así que ya le pondrán otra que seguro que pasta no le falta.

Irene tose y recupera poco a poco el color normal y va perdiendo el sofoco y me dice bajito todavía con voz oscura y bien mezclada con toses y gargajos qué bestia que eres, qué animal, qué burro, estás pa yá, estás loco, qué bestia, qué bestia…. casi me ahogo, me has saltado una muela, animal !!!

Yo me dejo caer sobre la espalda en la cama porque también he pasado un mal rato y me siento cansado y agotado y algo perturbado y medio conmocionado y pienso que si en esta noche de fiesta nueva y fresca hago más memeces pasará la noche a aquellas en las que bato records de estupidez y gilipollez.

Irene ha salido al aseo imagino que para adecentase un poquito y recuperar su pose natural de niña bien pero ya regresa porque oigo desde mi posición en la cama que se abre y se cierra la puerta de la habitación matrimonial y luego silencio rasgado levemente por un ruidito mortecino y breve y ligero y cuando levanto la vista tengo ya encima a Irene completamente desnuda y otra vez con esa mirada algo lasciva de adolescente ya adulta que seduce y conquista cuando ella quiere.

FIN DEL CAPÍTULO 4 (continuará…)

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