martes, 17 de abril de 2012

RAMPAS (Relato por entregas. Capítulo 2 de 5)

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En un punto algo apartado del centro del festejo descubro un pequeño conjunto de tres sillones orejeros y una mesita baja habitado por un alma solitaria ya que carente de compañía y con evidentes signos de elegancia tanto en el vestir como en la pose y el porte y también en las facciones que adivino a descubrir desde la distancia.

Tal vez está ahí mi lugar en esa fiesta nueva y fresca por lo que decido acercarme y analizar la posibilidad de entablar conversación y conforme me aproximo descubro que una enorme belleza irradia  todo aquel frágil cuerpo de mujer y que los rasgos faciales son delicados y serenos y tiernos y de sensualidad contenida y divina.
Pienso que está más buena que el queso (impresentable el pensamiento por mi parte, no debo pensar esas vulgaridades).
Creo que voy a empezar la cacería y para ello que mejor que presentarme con mis credenciales de viejo publicitario ya que es un tema recurrente y con mucho glamour porque nadie conoce toda la mierda que hay detrás de la agresividad del creativo y de la ignorancia del cliente y la exigencia del americano que te ha contratado y que le importa un pepino quién eres ya que solo tiene interés en el beneficio que aportas a su Compañía.

Me senté junto a ella y a pesar del mucho parlamento sólo le expliqué a Irene la parte visible del negocio de las Agencias de Publicidad porque el resto restaba encanto al asunto y ella atendía no sé si con interés o con curiosidad y sonreía con el aleteo de sus pestaña de rimel que despedían un violento y tenaz olor a almizcle que también se empieza a apoderar de mi cuerpo para acompañar al alcohol. El resto de la fiesta ha desaparecido para mí y centro mis apetencias y esfuerzos en este pequeño rincón del salón que habita Irene.

Decido proseguir con la cacería porque intuyo que estoy en el camino adecuado y el camino ya lo he iniciado.

Ahora tengo que buscar una primera aproximación física para observar reacciones y se me ocurre acariciar livianamente su mejilla derecha mientras lanzo algún piropo también ligero y divertido que evite esta agresión precipitada, pero ayayayayayayayay…. me acomete una R  A  M   P  A
en el dedo índice de mi mano derecha y de forma teledirigida y tieso como una estaca se introduce en la oreja de Irene y casi le provoca una perforación de tímpano y oyoyoyoyoyoyoyoyoy de disculpas mientras ella lanza un gritito mezcla de dolor y sorpresa.

Le pido disculpas y mientras hago estiramientos con la mano derecha aprovecho para con la izquierda buscar la caricia en la otra mejilla y    P O R     E L     A M O R     D E    D I O S
que se me   E  N  R  A  M  P  A  N   el meñique que se dispara sobre el ojo de Irene y el pulgar que
T  I  E  S  O   de   R  A  M  P  A    B  R  U  T  A  L   se mete en su orificio nasal y sale el primero después de lesionar la córnea del ojo y arrancarla casi la pupila y el otro con una bolita verde pegada entre la uña y la carne de mi dedo borde borrico y de gnomo pulgarcito de gorro verde por el moco mientras Irene se lleva las manos a la cara y gime como una niña maltratada que ha sido castigada.

Yo uffuffuffuffuff   ahahahahah   ohohohoh  Irene lamento todo esto creo que acabo de tener un bajón de potasio y se ha concretado en mis dedos y manos y mira lo que he provocado uffuffuffuffuffuffufff  te duele te he hechomuchodañoencantomuchoencantouffuffahhh no sabes como lo lamento espera que voy a pedirle a María si tiene un par de pastillas de BOY-K para que me suba el potasio ¿quieres que le pida algo para ti? no quieres nada vale pero no te muevas de aquí regreso enseguida y me ocupo de ver cómo estás.

Antes de ir a buscar potasio recuerdo la bolita verde en mi pulgar y como que no se qué hacer con ella la meto así como al despiste (que se hace dirigiendo la mirada  hacia otro lado) entre el brazo del sofá y el cojín y aprecio una sonrisita de Irene que ha observado mi gesto infantil y ahora ya sonríe con sus ojos de pestañas de rimel y me mira como a un niño travieso y hace el gesto de que ella también lo hacía de pequeñita y ya se ríe con más ganas y yo siento alivio y siento que me recupero de la enorme pájara sufrida en mi cacería porque ahora ya no sonríe sino que se troncha de risa con las dos manos tapándose la carita de niña bonita.


FIN DEL CAPÍTULO 2 (continuará…)

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