domingo, 19 de agosto de 2012

Una historia deshilachada para un final feliz de las dos luciérnagas que conversan entre el tomillo y el cassis.

Este verano he visitado un país donde la felicidad es obligatoria.
La felicidad es un deber para todos sus habitantes sean seres de un tipo o de otro.
Y como que en todos los países las cosas están legisladas en este país se legisló que al que no es feliz lo persiguiera la Ley.
Y así es.

Hay algunos seres en otros países de otros lugares que nacen además de en pelotas y que no es Brasil sino que es desnudos con el pecado original adosado a ellos.
Pues en la misma línea en este país que yo he visitado este verano nacen con otro estigma pegado también a ellos que es el de la felicidad, y tanto si les gusta o no a pesar de no se lo preguntan serán felices toda su existencia y la Ley vela por ello aunque no tiene mucho trabajo porque la felicidad es vocación.

El país es plano y no redondo y no da vueltas a nada porque dar vueltas marea y si encima son lentas exasperan. El país sólo tiene una cara porque si tuviese dos como todas las cosas planas con independencia de la forma geométrica que tengan sería un país hipócrita y fariseo que son los que tienen dos caras y esos se avienen mal con la felicidad porque esos son unos infelices y en este país estarían perseguidos por la Ley porque como ya hemos dicho la felicidad es obligatoria.

El país feliz no tiene nombre ni bandera ni himno porque con mucha sabiduría vislumbraron que si a la bandera le ponían color rojo o azul o verde o amarillo o cualquiera de los colores de la pantonera alguien habría que no le gustaría y entonces sería infeliz y como que está prohibido sería perseguido por la Ley y vaya faena y si le ponen nombre deberían encabezarlo con la norma mundial al uso que es Monarquía o Reino o República o Unión y alguien habría a quien no le gustaría y entonces sería infeliz y como que está prohibido sería perseguido por la Ley y vaya faena, y eso vale también para el Himno y no repito lo que sucedería porque ya es sabido.

En este país feliz y plano y de una sola cara y sin nombre y sin bandera y si himno solo hay una montaña en el centro porque como es única no puede gustar más a unos que a otros porque generaría discusiones y disputas y crearía infelicidad y ya sabemos lo que pasaría cuando interviniese la Ley, que aunque hasta ahora no lo he mencionado lo que hace la Ley es eliminar al infeliz o al que presenta atisbos de infelicidad porque la Ley actúa como el ama de casa con la manzana podrida en la cesta de las manzanas.
Y también solo hay una playa porque imaginaros qué riesgo de infelicidad por disparidad de criterios si una pareja en sus vacaciones tuviese que elegir la playa donde solazarse como por ejemplo ocurre en Barcelona con la playa de Sant Sebastià o Barceloneta o Sant Miquel o Bogatell o Nova Icária o cualquiera de las otras muchas que salpican el litoral.

Y así comprobé en el país feliz que la felicidad obligatoria y no por ello impuesta aunque parezca que sí alcanza todos los ámbitos como por ejemplo el de los electrodomésticos y sus folletos de instrucciones que son fáciles de comprender y son ágiles y sencillos como lo demuestra el hecho de que después de leerlos todo funciona con corrección y te hacen como no puede ser de otra manera muy feliz.

Y comprobé también que las cosas son sencillas y no como ocurre en otros países como por ejemplo en el nuestro en el tema de la sanidad. Si vas al médico porque te duele la cabeza te receta un medicamento que en la caja dice “Dolor de cabeza”, y no colestiramina o probenecid o alfabloqueantes o propranolol o ranitidina, y como que esto causaba desazón porque te preguntabas si es que tu dolor de cabeza estaba dentro de la cajita decidieron por unanimidad universal anteceder el “Dolor de cabeza” con “Para el” en sus dos versiones de preposición y de verbo más el artículo que es precisamente ese “el”.
Y el médico no te pregunta más ni desea hurgar en la causa o en los orígenes del dolor de cabeza para darte el medicamento ya que imagínate si bucea en el origen y descubre que es por la decisión del Ministro de Cultura o de Administraciones Territoriales o el de no sé qué que dicta que no puedas hablar en la lengua que te apetece porque hay una únicasolaygrande y entonces y como es meridiano el médico ya no tiene soluciones para el dolor de cabeza porque eso además le sobrepasa cuando descubre que el Presidente del Gobierno opina igual y además empieza a sentirse infeliz y a ser perseguido por la Ley, etc.

Y ahora dejo un espacio en blanco para ti, amable lector, para que una vez hayas cerrado los ojos y hayas entrado en el país feliz escribas alguna situación, acontecimiento, hecho,… que hayas visionado en tu visita onírica a ese país feliz y que a bien seguro lo que nos narres será muy feliz y así nos instruyes más en ello.

Espacio para la descripción de la visión onírica del amable lector:









El autor agradece tu colaboración !!!


Las relaciones entre seres vivos también son felices en este país.
El apareo se produce entre seres del mismo sexo o de distinto porque qué mas da si lo que se trata es de hacer feliz a ambos participantes y si es entre seres de distinta especie pues también bien y por el mismo motivo que acabo de comentar.
Así y por ejemplo si un conejo macho se aparea con un caballo hembra y tienen descendencia el resultado es el nacimiento de un “conillo feliz” , y si es un elefante hembra con un rinoceronte macho pues lo que tienen es un “eleferonte feliz”, y si un tigre macho se cruza con un canario hembra lo que pare el canario es un “tigrario feliz” y todos felices porque todas las criaturas a pesar de algunas formas raritas son siempre un amor y un encanto.
Quedan al margen de estos asuntos los caracoles porque estos comen aparte ya que son hermafroditas y también están siempre felices porque si antes hay que aportar felicidad a dos en este caso es sólo a uno y es más fácil.
Las crías que tienen las llaman “caracoles felices”.

Una lectora avispada me comentaba el otro día que las gusanitas de la luz de la historia de “Esta noche una luciérnaga optimista charla con otra pesimista” no debían de ser de este país feliz ya que el final era algo infeliz por lo menos para una de las gusanitas.

Pues sí, eran y son de este país, porque como que la Ley de la felicidad es implacable a un médico cirujano de los de las cosas claras y receto para lo que incordia sin  buscar orígenes que enturbian y dificultan la comprensión decidió intervenir quirúrgicamente al sapo para extraerle la luciérnaga de la luz que estaba vivita porque emitía luz y la operación fue sencilla y satisfactoria entre otras cosas porque la propia luz de la luciérnaga iluminó al cirujano en su intervención feliz.

Creo pero esto no sé si lo pienso yo en mis duermevelas porque luego duermo a pierna suelta y lo que ocurre en mi cabeza es desconocido para mí que esa luciérnaga se sacó de encima el estigma del pesimismo y hoy dedica su existencia a convencer a otros y otras pesimistas de que por ese camino no se ilumina nada y por consiguiente no es ni siquiera conveniente.

Ahora es feliz !!!

¿Y el sapo? El sapo también se quedó feliz y encantando porque la intervención fue como una de cirugía estética en su panza y así el sapo se encontró más esbelto y bello y muy feliz.

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