domingo, 14 de septiembre de 2014

Decir te quiero y decir lo contrario.

 
Aprendí muchas cosas con la muerte de Susan.
La mayoría se me olvidan, porque casi todo se aprende  de niño, pero alguna queda.
Y una de las que parece que sedimentó y se quedó en mi cabeza es que hoy estás aquí y mañana puedes no estar porque te has muerto. El filo entre la vida y la muerte es fino, muy fino.

Es por eso que a la gente a la que quiero se lo digo cada día y varias veces: porque a lo mejor mañana ya no se lo puedo decir. Y sobre todo porque es muy importante que el amigo o la amiga se sienta querido y que tú se lo puedas decir.
Creo que eso ayuda a vivir, a vivir con alegría, a vivir con la sonrisa dibujada en el rostro.

Y es por eso que a los políticos, que los quiero muy poco y cada día menos y sobre todo cuando son intrascendentes e inocuos y encima deciden muchas cosas que afectan a nuestras vidas, les digo exactamente lo contrario, esto es, que no los quiero.
Y como que no los conozco y no se lo puedo decir de forma directa se lo digo de una forma indirecta y que además me provoca unas grandes risas y reír también es muy importante para el bienestar personal.

Como que salen cada día fotografiados en los periódicos, pues escojo la página donde sale aquel al que ese día quiero menos por el motivo que sea, y hago lo que aprendí de nuestras madres y abuelas: tras fregar el suelo pongo el papel de prensa con su fotografía sobre el piso húmedo, para así pisar en el papel y no manchar la superficie recién fregada, y luego con mi pie, con cariño, eso sí, presiono encima del careto del político y con un ligero movimiento de rotación lo giro un poquillo y al político se le desfigura el rostro porque queda como un boñigo y me da unas risas que me muero y mientras lo miro aboñigado me lo paso muy bien.

Después escribo a alguna amiga un guasap y le digo que cada segundo que pasa la quiero más, y me siento super bien y feliz y sigo con el día que ya está algo empezado y alguna cosa más habrá que hacer, como proseguir con la querencia de la gente que se lo merece y hacérselo saber y retirar el papel de los periódicos del suelo que se ha puesto tan feo como el careto de los políticos deformaditos.

2 comentarios:

  1. Jiji, lo de presionar con el pie el careto del político, pero eso sí, con cariño, me recuerda a una frase que usamos mucho en casa: "esto lo coges y lo depositas, con mucho cuidado, en el cubo de la basura"

    Pero yo a esta práctica le veo muuuuucho peligro, a ver si se va a quedar la "fotocopia" del careto de turno en el suelo húmedo...cuidadín!!!

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  2. Eso sería fatal!!! Sólo pensarlo me pongo enfermo.
    Y además, que mal fario, por favor!!!

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