jueves, 11 de septiembre de 2014

Primera crónica otoñal de El Grito de la Lechuza.


Hoy es una fecha de aquellas denominadas malditas.

Hoy hace trescientos años que las tropas de Felipe V, un Borbón de esos que todavía siguen mareando por estos lares, invadió, derrotó y conquistó Barcelona para desgracia de Catalunya , de los catalanes y del mínimo sentido de la democracia si es que algún dñia ha existido en España.
Dejó tanta huella que todavía hoy en día, tres siglos después, los hay, y muchos, que no entienden que seamos nosotros mismos, los catalanes, los que podamos decidir dónde y cómo y con quién queremos estar.

El 11 de septiembre de 1973 los bestias a las órdenes del más bestia, que atendía al nombre de Augusto Pinochet, tomaron el poder en Chile para convertir el país andino en una cárcel de las ideas y de la convivencia.
Salvador Allende parece que se suicidó antes de ceder el poder al general aquel.
Dicen que el suicidio es un acto de cobardía, pero yo creo que es de enorme valentía y a veces una heroicidad, ¿o vamos a llamar ahora cobarde a Allende?.
Pero esto es ahora mismo harina de otro costal.

Y otro 11 de septiembre de hace unos pocos años unos islamistas que no entendieron nada y siguen sin entender nada de nada del mensaje de Mahoma sembraron el caos, la muertes y la desesperación en las Torres Gemelas de Nueva York.

Y seguro que hay más onces de septiembre malditos, pero no los recuerdo o mi mente no desea recordarlos.

Pero no quería hablar de esto ahora ya que lo que toca es transcribir lo que la Lechuza me comenta, después de su alterado verano.
Verano movido porque decidió trasladarse de rama para ver nuevas cosas y desde nuevas vistas, con tan mala ala que se cayó y se la partió y la van a inmovilizar una temporada.
Pero afortunadamente eso no le afecta a la vista, y desde su nueva atalaya seguirá observando todas las memeces que hacemos los humanos, y sobre todo en este país descabezado por un tipo gallego (¡qué pesados los gallegos que llegan al poder!) al que llaman Mariano.

La Lechuza ha constatado este verano que empiezan a imponerse nuevas formas de hacer, y que de momento denominan como “economía asociativa” o “consumo colaborativo”.

Algunos ejemplos de lo que así llaman y que estoy convencido de que si la raza humana no ha llegado al máximo grado de imbecilidad al que parece aspirar irá a más.

BlaBlaCar.
Coches en los que viajan varias personas con un mismo destino a costes mucho más baratos que autobuses, trenes, aviones u otros.
Tú vas a una ciudad concreta y vía Internet contactas con otros que van y vuelven cuando a ti te interesa y el reparto de costes es interesante para ahorrarte dinero. Fantástico!!!

Franquicias de bares que ofrecen cañas a cuarenta céntimos y menús a menos de cuatro euros.
¿Base del negocio?
Lo que ya se había perdido en este país de vagos, ladrones y chorizos.
Muchas horas de trabajo, volumen de facturación alto, márgenes y beneficios pequeños pero que dan para vivir o como mínimo para aguantar el tipo.
Excelente!

Implantes dentales a 250 € de alta gama vs. los habituales de 2.000 euracos.
¿ De origen chino y por tanto de mala o malísima calidad? No. También franquicias que funcionan y hacen negocio por volúmenes de compra, y eso les permite que a ti no te cueste un riñón y parte del otro sustituir tu diente fastidiado. Para el riñón ya destinaremos oros dinerotes cuando toque.
Extraordinario!

Podría seguir con más ejemplos, pero luego amiguetes que aprecio y valoro en mucho sus comentarios me dicen que estas Crónicas se hacen largas, y tienen razón.

Conclusión y así acabamos la Lechuza y yo: la economía, la sociedad, entre otras cosas, está cambiando, y nuestros representantes, que llamamos políticos, no se enteran de nada.
Es el pueblo el que se mueve, no los que dicen que nos representan.
Esos no sirven más que para estafarnos, robarnos, engañarnos, apoltronarse,… y no sigo porque si lo hago no haré caso a esos amigos que con buen criterio me dicen que resuma las opiniones de la Lechuza.

Aquí lo dejo, para reflexión de quién crea que debe hacerlo, y lo que opinen que no, pues será que ya están contentos con lo que tenemos, y ellos sabrán lo que hacen.

Buen otoño a todos, y prometo seguir redactando los comentarios y opiniones del Grito de la Lechuza, a la que deseo, deseamos creo, una pronta recuperación de su ala rota, que no de su clarividencia que sigue intacta.

Hoy es una fecha de aquellas denominadas malditas.

Hoy hace trescientos años que las tropas de Felipe V, un Borbón de esos que todavía siguen mareando por estos lares, invadió, derrotó y conquistó Barcelona para desgracia de Catalunya , de los catalanes y del mínimo sentido de la democracia si es que algún dñia ha existido en España.
Dejó tanta huella que todavía hoy en día, tres siglos después, los hay, y muchos, que no entienden que seamos nosotros mismos, los catalanes, los que podamos decidir dónde y cómo y con quién queremos estar.

El 11 de septiembre de 1973 los bestias a las órdenes del más bestia, que atendía al nombre de Augusto Pinochet, tomaron el poder en Chile para convertir el país andino en una cárcel de las ideas y de la convivencia.
Salvador Allende parece que se suicidó antes de ceder el poder al general aquel.
Dicen que el suicidio es un acto de cobardía, pero yo creo que es de enorme valentía y a veces una heroicidad, ¿o vamos a llamar ahora cobarde a Allende?.
Pero esto es ahora mismo harina de otro costal.

Y otro 11 de septiembre de hace unos pocos años unos islamistas que no entendieron nada y siguen sin entender nada de nada del mensaje de Mahoma sembraron el caos, la muertes y la desesperación en las Torres Gemelas de Nueva York.

Y seguro que hay más onces de septiembre malditos, pero no los recuerdo o mi mente no desea recordarlos.

Pero no quería hablar de esto ahora ya que lo que toca es transcribir lo que la Lechuza me comenta, después de su alterado verano.
Verano movido porque decidió trasladarse de rama para ver nuevas cosas y desde nuevas vistas, con tan mala ala que se cayó y se la partió y la van a inmovilizar una temporada.
Pero afortunadamente eso no le afecta a la vista, y desde su nueva atalaya seguirá observando todas las memeces que hacemos los humanos, y sobre todo en este país descabezado por un tipo gallego (¡qué pesados los gallegos que llegan al poder!) al que llaman Mariano.

La Lechuza ha constatado este verano que empiezan a imponerse nuevas formas de hacer, y que de momento denominan como “economía asociativa” o “consumo colaborativo”.

Algunos ejemplos de lo que así llaman y que estoy convencido de que si la raza humana no ha llegado al máximo grado de imbecilidad al que parece aspirar irá a más.

BlaBlaCar.
Coches en los que viajan varias personas con un mismo destino a costes mucho más baratos que autobuses, trenes, aviones u otros.
Tú vas a una ciudad concreta y vía Internet contactas con otros que van y vuelven cuando a ti te interesa y el reparto de costes es interesante para ahorrarte dinero. Fantástico!!!

Franquicias de bares que ofrecen cañas a cuarenta céntimos y menús a menos de cuatro euros.
¿Base del negocio?
Lo que ya se había perdido en este país de vagos, ladrones y chorizos.
Muchas horas de trabajo, volumen de facturación alto, márgenes y beneficios pequeños pero que dan para vivir o como mínimo para aguantar el tipo.
Excelente!

Implantes dentales a 250 € de alta gama vs. los habituales de 2.000 euracos.
¿ De origen chino y por tanto de mala o malísima calidad? No. También franquicias que funcionan y hacen negocio por volúmenes de compra, y eso les permite que a ti no te cueste un riñón y parte del otro sustituir tu diente fastidiado. Para el riñón ya destinaremos oros dinerotes cuando toque.
Extraordinario!

Podría seguir con más ejemplos, pero luego amiguetes que aprecio y valoro en mucho sus comentarios me dicen que estas Crónicas se hacen largas, y tienen razón.

Conclusión y así acabamos la Lechuza y yo: la economía, la sociedad, entre otras cosas, está cambiando, y nuestros representantes, que llamamos políticos, no se enteran de nada.
Es el pueblo el que se mueve, no los que dicen que nos representan.
Esos no sirven más que para estafarnos, robarnos, engañarnos, apoltronarse,… y no sigo porque si lo hago no haré caso a esos amigos que con buen criterio me dicen que resuma las opiniones de la Lechuza.

Aquí lo dejo, para reflexión de quién crea que debe hacerlo, y lo que opinen que no, pues será que ya están contentos con lo que tenemos, y ellos sabrán lo que hacen.

Buen otoño a todos, y prometo seguir redactando los comentarios y opiniones del Grito de la Lechuza, a la que deseo, deseamos creo, una pronta recuperación de su ala rota, que no de su clarividencia que sigue intacta.

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