Hoy es una fecha de aquellas denominadas malditas.
Hoy hace trescientos años que las tropas de Felipe V, un
Borbón de esos que todavía siguen mareando por estos lares, invadió, derrotó y
conquistó Barcelona para desgracia de Catalunya , de los catalanes y del mínimo
sentido de la democracia si es que algún dñia ha existido en España.
Dejó tanta huella que todavía hoy en día, tres siglos
después, los hay, y muchos, que no entienden que seamos nosotros mismos, los
catalanes, los que podamos decidir dónde y cómo y con quién queremos estar.
El 11 de septiembre de 1973 los bestias a las órdenes del
más bestia, que atendía al nombre de Augusto Pinochet, tomaron el poder en
Chile para convertir el país andino en una cárcel de las ideas y de la
convivencia.
Salvador Allende parece que se suicidó antes de ceder el
poder al general aquel.
Dicen que el suicidio es un acto de cobardía, pero yo creo
que es de enorme valentía y a veces una heroicidad, ¿o vamos a llamar ahora
cobarde a Allende?.
Pero esto es ahora mismo harina de otro costal.
Y otro 11 de septiembre de hace unos pocos años unos
islamistas que no entendieron nada y siguen sin entender nada de nada del
mensaje de Mahoma sembraron el caos, la muertes y la desesperación en las
Torres Gemelas de Nueva York.
Y seguro que hay más onces de septiembre malditos, pero no
los recuerdo o mi mente no desea recordarlos.
Pero no quería hablar de esto ahora ya que lo que toca es
transcribir lo que la Lechuza me comenta, después de su alterado verano.
Verano movido porque decidió trasladarse de rama para ver
nuevas cosas y desde nuevas vistas, con tan mala ala que se cayó y se la partió
y la van a inmovilizar una temporada.
Pero afortunadamente eso no le afecta a la vista, y desde su
nueva atalaya seguirá observando todas las memeces que hacemos los humanos, y
sobre todo en este país descabezado por un tipo gallego (¡qué pesados los
gallegos que llegan al poder!) al que llaman Mariano.
La Lechuza ha constatado este verano que empiezan a
imponerse nuevas formas de hacer, y que de momento denominan como “economía
asociativa” o “consumo colaborativo”.
Algunos ejemplos de lo que así llaman y que estoy convencido
de que si la raza humana no ha llegado al máximo grado de imbecilidad al que
parece aspirar irá a más.
BlaBlaCar.
Coches en los que viajan varias personas con un mismo
destino a costes mucho más baratos que autobuses, trenes, aviones u otros.
Tú vas a una ciudad concreta y vía Internet contactas con
otros que van y vuelven cuando a ti te interesa y el reparto de costes es
interesante para ahorrarte dinero. Fantástico!!!
Franquicias de bares que ofrecen cañas a cuarenta céntimos y
menús a menos de cuatro euros.
¿Base del negocio?
Lo que ya se había perdido en este país de vagos, ladrones y
chorizos.
Muchas horas de trabajo, volumen de facturación alto,
márgenes y beneficios pequeños pero que dan para vivir o como mínimo para
aguantar el tipo.
Excelente!
Implantes dentales a 250 € de alta gama vs. los habituales
de 2.000 euracos.
¿ De origen chino y por tanto de mala o malísima calidad?
No. También franquicias que funcionan y hacen negocio por volúmenes de compra,
y eso les permite que a ti no te cueste un riñón y parte del otro sustituir tu
diente fastidiado. Para el riñón ya destinaremos oros dinerotes cuando toque.
Extraordinario!
Podría seguir con más ejemplos, pero luego amiguetes que
aprecio y valoro en mucho sus comentarios me dicen que estas Crónicas se hacen
largas, y tienen razón.
Conclusión y así acabamos la Lechuza y yo: la economía, la
sociedad, entre otras cosas, está cambiando, y nuestros representantes, que
llamamos políticos, no se enteran de nada.
Es el pueblo el que se mueve, no los que dicen que nos
representan.
Esos no sirven más que para estafarnos, robarnos,
engañarnos, apoltronarse,… y no sigo porque si lo hago no haré caso a esos
amigos que con buen criterio me dicen que resuma las opiniones de la Lechuza.
Aquí lo dejo, para reflexión de quién crea que debe hacerlo,
y lo que opinen que no, pues será que ya están contentos con lo que tenemos, y
ellos sabrán lo que hacen.
Buen otoño a todos, y prometo seguir redactando los
comentarios y opiniones del Grito de la Lechuza, a la que deseo, deseamos creo,
una pronta recuperación de su ala rota, que no de su clarividencia que sigue
intacta.
Hoy es una fecha de aquellas denominadas malditas.
Hoy hace trescientos años que las tropas de Felipe V, un
Borbón de esos que todavía siguen mareando por estos lares, invadió, derrotó y
conquistó Barcelona para desgracia de Catalunya , de los catalanes y del mínimo
sentido de la democracia si es que algún dñia ha existido en España.
Dejó tanta huella que todavía hoy en día, tres siglos
después, los hay, y muchos, que no entienden que seamos nosotros mismos, los
catalanes, los que podamos decidir dónde y cómo y con quién queremos estar.
El 11 de septiembre de 1973 los bestias a las órdenes del
más bestia, que atendía al nombre de Augusto Pinochet, tomaron el poder en
Chile para convertir el país andino en una cárcel de las ideas y de la
convivencia.
Salvador Allende parece que se suicidó antes de ceder el
poder al general aquel.
Dicen que el suicidio es un acto de cobardía, pero yo creo
que es de enorme valentía y a veces una heroicidad, ¿o vamos a llamar ahora
cobarde a Allende?.
Pero esto es ahora mismo harina de otro costal.
Y otro 11 de septiembre de hace unos pocos años unos
islamistas que no entendieron nada y siguen sin entender nada de nada del
mensaje de Mahoma sembraron el caos, la muertes y la desesperación en las
Torres Gemelas de Nueva York.
Y seguro que hay más onces de septiembre malditos, pero no
los recuerdo o mi mente no desea recordarlos.
Pero no quería hablar de esto ahora ya que lo que toca es
transcribir lo que la Lechuza me comenta, después de su alterado verano.
Verano movido porque decidió trasladarse de rama para ver
nuevas cosas y desde nuevas vistas, con tan mala ala que se cayó y se la partió
y la van a inmovilizar una temporada.
Pero afortunadamente eso no le afecta a la vista, y desde su
nueva atalaya seguirá observando todas las memeces que hacemos los humanos, y
sobre todo en este país descabezado por un tipo gallego (¡qué pesados los
gallegos que llegan al poder!) al que llaman Mariano.
La Lechuza ha constatado este verano que empiezan a
imponerse nuevas formas de hacer, y que de momento denominan como “economía
asociativa” o “consumo colaborativo”.
Algunos ejemplos de lo que así llaman y que estoy convencido
de que si la raza humana no ha llegado al máximo grado de imbecilidad al que
parece aspirar irá a más.
BlaBlaCar.
Coches en los que viajan varias personas con un mismo
destino a costes mucho más baratos que autobuses, trenes, aviones u otros.
Tú vas a una ciudad concreta y vía Internet contactas con
otros que van y vuelven cuando a ti te interesa y el reparto de costes es
interesante para ahorrarte dinero. Fantástico!!!
Franquicias de bares que ofrecen cañas a cuarenta céntimos y
menús a menos de cuatro euros.
¿Base del negocio?
Lo que ya se había perdido en este país de vagos, ladrones y
chorizos.
Muchas horas de trabajo, volumen de facturación alto,
márgenes y beneficios pequeños pero que dan para vivir o como mínimo para
aguantar el tipo.
Excelente!
Implantes dentales a 250 € de alta gama vs. los habituales
de 2.000 euracos.
¿ De origen chino y por tanto de mala o malísima calidad?
No. También franquicias que funcionan y hacen negocio por volúmenes de compra,
y eso les permite que a ti no te cueste un riñón y parte del otro sustituir tu
diente fastidiado. Para el riñón ya destinaremos oros dinerotes cuando toque.
Extraordinario!
Podría seguir con más ejemplos, pero luego amiguetes que
aprecio y valoro en mucho sus comentarios me dicen que estas Crónicas se hacen
largas, y tienen razón.
Conclusión y así acabamos la Lechuza y yo: la economía, la
sociedad, entre otras cosas, está cambiando, y nuestros representantes, que
llamamos políticos, no se enteran de nada.
Es el pueblo el que se mueve, no los que dicen que nos
representan.
Esos no sirven más que para estafarnos, robarnos,
engañarnos, apoltronarse,… y no sigo porque si lo hago no haré caso a esos
amigos que con buen criterio me dicen que resuma las opiniones de la Lechuza.
Aquí lo dejo, para reflexión de quién crea que debe hacerlo,
y lo que opinen que no, pues será que ya están contentos con lo que tenemos, y
ellos sabrán lo que hacen.
Buen otoño a todos, y prometo seguir redactando los
comentarios y opiniones del Grito de la Lechuza, a la que deseo, deseamos creo,
una pronta recuperación de su ala rota, que no de su clarividencia que sigue
intacta.
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