Hoy ya es un nuevo día.
El ayer finalizó y ha dado paso a este nuevo día.
Salgo al jardín, que, por cierto, soporta un pertinaz
chirimiri, y la mariposa sigue allí.
En la misma brizna de hierba, que ahora está empapada, y con
las alas en la misma posición vertical tal y como la dejé ayer.
Tiene cara de enfadada, enfurruñada diría yo.
Me siento delante suyo sobre una piedra.
Nos miramos.
No sabría decir si nos contemplamos o nos interrogamos.
Permanecemos así durante mucho tiempo. No sé cuánto, pero
pienso que en la vida insectívora debe ser como una eternidad. Para mí, es un
rato, pero suficiente como para que me quede calado y coja algo de frío.
A lo mejor simplemente estamos uno frente al otro, sin
pensar.
Tranquilidad. Sosiego. Habla la naturaleza. Escuchamos. Miramos.
Paz.
Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario