jueves, 10 de septiembre de 2015

Una mariposa geométrica (II).


Hoy ya es un nuevo día.
El ayer finalizó y ha dado paso a este nuevo día.

Salgo al jardín, que, por cierto, soporta un pertinaz chirimiri, y la mariposa sigue allí.
En la misma brizna de hierba, que ahora está empapada, y con las alas en la misma posición vertical tal y como la dejé ayer.
Tiene cara de enfadada, enfurruñada diría yo.
Me siento delante suyo sobre una piedra.
Nos miramos.
No sabría decir si nos contemplamos o nos interrogamos.

Permanecemos así durante mucho tiempo. No sé cuánto, pero pienso que en la vida insectívora debe ser como una eternidad. Para mí, es un rato, pero suficiente como para que me quede calado y coja algo de frío.
A lo mejor simplemente estamos uno frente al otro, sin pensar.

Tranquilidad. Sosiego. Habla la naturaleza. Escuchamos. Miramos.
Paz.

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