Le encantaban esos momentos con los que se encontraba cada
noche, cuando leía en la cama antes de dormirse, y caminaba y recorría todos
los caminos del mundo.
Por la mañana, al despertar, sólo recordaba sus caminatas,
casi nunca el texto leído, pero no caminaba de nuevo porque tenía que ducharse
para irse rápidamente al trabajo.
Por eso le encantaban las noches.
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