miércoles, 8 de mayo de 2013

Cuentecito de miércoles, para darle más rabia todavía al lunes, que está histérico por mi desprecio (*).

"La mujer que yo amé se convirtió en una nube, en un pájaro del cielo, en un soplo de viento, en una ola del mar, en fuego fatuo de primavera, en tórtola y en paloma mensajera, en luciérnaga, en ardilla del bosque, en mirlo y en el jilguero que mi casa visita.

Yo soy el lugar en el que, a veces, cuando la luna lunera es la más cascabelera y el toro y la vaca y el becerrillo de la Cerdanya de ella se enamoran, aparece."


Reflexión de un día de flexión en su jardín de Enveitg, flexión porque lo trabajo para su satisfacción, lugar donde a veces sus cenizas son una zanahoria y otras una cebolla, un ajo y un pepino y una ensalada y sobre todo una alcachofa.
Me inspira la lectura de Juan José Arreola.



(*) Muchos lunes envío cuentecitos a mis amigas y amigos más queridos, pero ahora me ha dado por molestar al lunes, ese lunes que fastidia a mucha gente porque finalizó el fin de semana y entra una pequeña depresión que empieza así: "Jo, hoy es lunes, lo que queda todavía....".

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