sábado, 11 de mayo de 2013

La Pajarita de Papel (Epílogo y final).


Esta narración se la dedico a Luis Britto García, narrador hiperbreve.
¿Por qué? Lo explico, y el que se lo quiera creer, que se lo crea, porque es verdad, y el que no, pues que no se lo crea, porque está en su derecho.

Una mañana me levanto y en la ducha (¡que gran lugar para que ahí se te ocurran cosas!) pienso que quiero escribir una historia sobre una pajarita de papel, pero no tengo historia, sólo título (¿será la brevedad del slogan de la publicidad que me invade a deshora?), y eso me ocurre a veces.

Como que no tengo historia, y ya una vez fuera de la ducha porque allí se confunde todo entre el agua caliente y fría y el champú, me enfado, y cuando me enfado suelo salir a la calle y me obsequio con alguna cosa.

Se me ocurre (se me podría ocurrir la historia, pero no, se me ocurre otra cosa que no es ocurrencia sino práctica habitual en momentos de enfado, depresión, o desazón personal) ir a una librería de mi barrio para buscarme un libro que me seduzca y me reste enfado.
Lo encuentro, y se titula “Por favor, sea breve. Antología de relatos hiperbreves”.
Me lo llevo a casa y empiezo a notar que el enojo se diluye como un azucarillo de dado en un café caliente.

Y al llegar pienso que no he mirado más que la tapa del libro, que no es muy atractiva y por consiguiente no es la razón de la compra, y el título, que sí me atrae porque la narración corta es una de mis debilidades, y sobre todo la del Gran Maestro Augusto Monterroso (es una de las curiosidades de mi personalidad, porque yo soy lo inverso, hombre de muchas palabras y excesivas explicaciones, con tendencias hacia lo barroco y a explayarme en mi charla hasta extensiones siberianas).
Hojeo las primeras páginas, y me dirijo hacia el primer cuento por aquello de que lo que bien empieza bien acaba (que es el contrario del dicho popular, porque los mediterráneos somos vitalistas y eso comporta una penosa negatividad que arrastramos siempre y durante toda la vida aunque vendemos imagen de alegría, vivacidad, charlatanería y jolgorio, a causa de la luna y del fuego que tan presentes están en nuestras vidas y en nuestro imaginario), y el cuento es uno de Luis Britto G., y se titula “El campeonato mundial de pajaritas”, y habla de magos que con sus manos componen pajaritas de papel, hasta que el último pajaritero “deshace el último pliegue y se transforma en una límpida, solitaria, gran hoja cuadrada de papel en blanco”.
Maravillosa narración breve.

Estaba escrito (¿a fuego?, ¿en la luna?) que yo debía escribir sobre pajaritas de papel. Hay cosas que las decide uno y otras que las decide vaya a saber usted quien.

No puedo por menos que pensar que mi narración “La Pajarita de Papel”, esa narración que era obligación que yo narrase, jamás alcanzará la altura de vuelo de tus pajaritas, Luis Britto, pero aún así desafío las normas y, con todo mi respeto, a ti te dedico mi cuento.

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