Hoy es el Día de la Madre.
Y a ti, mamá, hoy no te he comprado flores ni te he hecho
carantoñas ni tú me has dicho que yo soy tu pepito grillo.
No sabes todo lo que yo daría por acurrucar mi cabeza en tu
hombro un día como este día.
Hace un rato que pensaba que todo lo que aprendí fue de tu
silencio, yo, que se me escapa la vida por la boca a borbotones.
Te fuiste porque te partiste la cabeza, como toda tu vida,
antes por tus hijos después por una cama isabelina.
Un día escribí que se me fugan las mujeres de mi vida y así
ha sido mi última vida.
Soledad que tu silencio acompañaría.
No sabes lo que yo daría por volver a escuchar tus
silencios, por volver a mirar tu mirada pequeñita, por acoger en las mías tus
manos candelarias, por oírte decirme que no tengo remedio, que me calle, que ya
está bien de montar gresca porque si sigo me enviarás a la fresca.
Por arrancar tu sonrisa, mamá mía.
Por verte divertida y yo acariciar tu mejilla.
Por conseguir atragantarte en los restaurantes y derramar
lágrimas por mis tonterías.
Por pasear por el Paseo de Gracia con tu mano cogida en mi
brazo en armonía.
Mamá, hoy es tu día.
Mañana te compro flores amarillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario