(Este cuento está dedicado a mi sobrino Víctor, que es
quien me inspiró con una historia
que grabó y colgó en la red, porque muestra dotes de invención y a quien yo
animo a que avance en ellas aunque sólo sea por aquello de la imaginación al
poder).
Estaba sólo en casa y no tenía mucho que hacer y tenía ganas
de hablar con alguien pero si no era conmigo mismo no podía hablar con nadie
más.
Fue entonces cuando pensé que podía hacer un flan y así
hablar con él de nuestras cosas.
Y lo hice.
Pero el flan no hablaba y mira que yo le explicaba cosas
pero el flan mudo.
Tal vez erré en la receta y por ello pensé que probaba de
nuevo con otro flan. Y lo hice. Y tampoco hablaba. A este segundo flan hasta lo
provoqué con mis comentarios pero no respondía.
A veces me empecino y por ello empecé con otro flan más.
Y tampoco me hablaba.
Al cabo de unas horas tenía la cocina llena de flanes mudos.
Empezaba a deprimirme cuando de golpe me pareció oír una voz
queda que decía “Qué te pasa” y que surgía de entre aquellos muchos flanes que
poblaban mi cocina.
De mi boca muy abierta surgió un sonido onomatopéyico
similar a “¿Ahhhgggrrr?” que fue respondido por un nítido “Sí, soy el flan”.
Después de unos instantes de ofuscación pude cerrar la boca
y entonces apareció una sonrisa progresiva en mis labios y mi mente me dijo “Lo
conseguí, ya puedo hablar con un flan”.
Pero cuál era el flan entre aquel ejército de flanes, dónde
estaba el que me hablaba, qué proceso debía seguir para hallar al flan con el
que conversar.
Sólo se me ocurrió decir “Dónde estás flan parlante entre
tanto flan mudo”.
Y ocurrió que el flan que se comunicaba conmigo empezó a
flandar como una oruga ya que como es
bien sabido los flanes no andan, ni reptan sino que se desplazan flandando.
Cuando estuve frente a él creo que con una cara de estúpido
de tomo y lomo y sin saber de qué parlamentar y sólo se me ocurría interrogarle
por la razón de que sólo él hablase, el flan me explicó que no todos los flanes
hablan sino sólo los de su especie que es la de los FLAN…TÁSTICOS.
Por hacer o decir algo le dije que esperase un momento, que
iba a recoger el resto de flanes mudos para dejarlos en la nevera que es donde
de normal habitan y que luego nos sentábamos a charlar tranquilamente si es que
mi emoción me lo permitía.
Cuando acabé seguía sin saber de qué charlar por mi
obnubilación y entonces se me ocurrió que podía telefonear a Víctor que también
trata con flanes y así charlar los tres y así sería más fácil porque como he
dicho yo estaba colapsado.
(continuará)
estoy deseando leer la segunda parte!
ResponderEliminarMaribel: creo que habrá una segunda, tercera y cuarta parte.
ResponderEliminarLa experiencia me dice que si publico un texto relativamente largo la lectura ese hace muy incómoda en este medio y es por ello que prefiero, en este tipo de relatos, trocearlos un poquito en varios capítulos.
Por cierto, ¿te gustaron mis Cuentos con una Mantis Religiosa de protagonista?
Yo los denomino Cuentos Minúsculos, que me gusta más que Literatura Breve.