miércoles, 19 de noviembre de 2014

Crónica alucinógena de El Grito de la Lechuza.

 
Me convoca con urgencia la Lechuza para decirme lo que a continuación narro, intentando ser lo más neutro posible, ya que mis opiniones no cuentan en mi condición de transmisor del pensamiento de El Grito de la Lechuza.
Y esto me dice la rapaz nocturna desde su rama:

He dejado pasar unos días, desde los hechos, a posta.
Y los días ya han pasado.
Pero no mi estado de alucinación (por eso lo de Crónica alucinógena).

Mariola Vargas, nueva alcaldesa de Collado Villalba (en las afueras de Madrid capital), fue sometida a una especie de test o de preguntas por parte de los concejales del Ayuntamiento de la población mentada antes de asumir la alcaldía tras la dimisión del anterior alcalde. Esta forma de proceder, al test de marras me refiero, es un invento de la inefable Esperanza Aguirre, quien asegura que tras someter a un político a esa prueba se garantiza que no existe corrupción ni corruptelas ni mancha alguna en su expediente de servidor público.
Decía que la Lechuza ha dejado pasar unos días antes de comunicarme lo que aquí yo comunico por encargo de la nocturna, pues deseaba ver la reacción de los medios y de la ciudadanía en general ante una de las manifestaciones de la nueva alcaldesa.

La Vargas fue preguntada por un concejal del P.P., a modo de cierre de su exhibición de honradez política, con la siguiente cuestión (escribo literalmente): “¿Hay algo mas que nos puedas decir para saber que has dicho la verdad?” (a las preguntas anteriores sobre su intachable curriculum político). Y Mariola respondió, fría y serenamente: “Más que deciros, voy a mostraros lo que soy. No te voy a decir que soy un perro judío, que no lo soy”.

Nadie ha dicho nada, a excepción de la columnista catalana Pilar Rahola (“La Vanguardia” de hace unos días), sobre el tema.
¿Comprendéis ahora porque el porqué del estado de alucinación de la Lechuza?
¿No? Pues esto explica la Lechuza:
La nueva alcaldesa de una población del cinturón madrileño asegura no ser corrupta manifestando que no es un… PERRO JUDÍO !!!
Bien podría haber añadido que tampoco es un gitano ladrón, o un catalán de mierda, o un gabacho de los cojones, o un negro sucio, o un spaghetti italiano, o un mafioso siciliano, o un embaucador argentino, o un pielroja americano, o un borracho escocés, porque al parecer las razas y sus procedencias justifican y explican comportamientos.
Y ante tal manifestación antisemita, NADIE, absolutamente NADIE, ha dicho nada de nada: ni los que la escuchaban en directo, ni su propio partido, ni los medios de comunicación, ni las radios, ni las televisiones, ni la ciudadanía, ni contertulio alguno.
No me quiero extender en consideraciones sobre racismo, odios ancestrales, pobreza espiritual, vergüenza nacional (¿qué nación?), uso de expresiones embrutecedoras, hartazgo político y social, porque mejores plumas que la mía ya lo ha dicho, como la de Pilar Rahola, que ha escrito textualmente: “Y si todo eso sabemos, lo que sabemos es terrible: que el PP tiene en Collado Villalba una alcaldesa con tics antisemitas y no le importa. Asquito”.
Permitid a la Lechuza que vaya un poco más allá que la columnista:
¡ Qué asco, que tremendo asco !

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